Javier Tomeo para las nuevas generaciones
El inédito ‘Vampiros y alienígenas’ y la reedición de varias novelas reivindican al escritor a los 10 años de su muerte
Escribía novelas sobre personajes que se escriben cartas y, pese a ello, creía en la imposibilidad de la comunicación. Así de especial era el autor aragonés Javier Tomeo (1932-2013), que cuenta entre sus logros el haber cultivado un estilo personal al margen del realismo social imperante en su época, un estilo cómico y edípico que miles de veces ha sido comparado con Buñuel y Kafka. Madres y monstruos pueblan el imaginario de un autor que nunca alcanzó la categoría de bestseller en su país, pero que sí atrajo a un nutrido grupo de lectores de culto del que podría llamarse su género propio.
Ahora, en el décimo aniversario de su muerte en este verano de 2023, se conjugan en paralelo varias publicaciones que ponen en relieve el legado de Tomeo. Por una parte, la editorial barcelonesa Alpha Decay, que ya había recuperado material inédito, publica Vampiros y alienígenas, una recopilación de cuentos marcianos escritos en el balneario de Panticosa (Huesca), en sus palabras bajo el amparo de montañas mágicas sobre cuyas costumbres había investigado décadas atrás. Los que se quedaron con las ganas podrán encontrar los elementos tan propios de su prosa entre solitarios vampiros.
Siguen después las reediciones, como es el caso de la editorial de humor Pez de Plata que publica una de sus primeras novelas, El cazador, en la que un hombre se cierra en su habitación para evitar a su madre. El tema edípico que recorre su obra encontraría su senectud en El cantante de boleros en los últimos años de su vida, con sus propios padres muertos, donde el protagonista cansado de tanto huir habla con su madre fallecida.
Lectores fieles
Por otro lado, tenemos la entrega de un tomo en la colección Compendium de Anagrama que recopila cinco de las novelas publicadas ya con el sello barcelonés cuatro décadas atrás. Esas son Amado monstruo, en la que una entrevista laboral se ve marcada por el secreto de los traumas maternales compartidos por entrevistador y entrevistado, escrita en un estilo fluido que marca otra de sus características que es la influencia de Thomas Bernhard. En El castillo de la carta cifrada encontramos otro de sus temas, que son las cartas y la imposibilidad de comunicación, siendo sus personajes condes que pueblan castillos como el que marcaba el horizonte de su infancia en Quicena. Las otras tres novelas son El cazador de leones, La ciudad de las palomas y El canto de las tortugas, en las que podemos encontrar finalmente otro clásico de Tomeo como es humanizar a las bestias.
Aunque no tuvo hijos, su heredera prefiere mantenerse en las sombras y delega en su agente, Maru de Montserrat de International Editors, que es quien ha hecho posibles los múltiples tratos. Es ella quien nos confirma que con la publicación de Alpha Decay termina el material inédito, salvo algún cuento puntual, así que no habrá más volúmenes nuevos. Lo que sí habrá, nos dice, es todo tipo de reediciones. Anagrama publicará hasta 13 de las novelas de su catálogo en los próximos años, mientras que Pez de Plata recuperará obras que publicó en editoriales extintas, como El unicornio y El bestiario. Finalmente, a Maru de Montserrat parece no importarle la pregunta sobre si se le ha hecho justicia a Tomeo en los últimos años, ya que es de la opinión que no era un autor comercial y que apela más bien a sus lectores fieles. Sobre las nuevas generaciones, cree que Amado monstruo sería un buen comienzo para los que nada saben del autor aragonés.
Juan Benet dijo que las novelas de Javier Tomeo eran todas como las croquetas, buenas pero que sabían igual. El comentario puede ser parcialmente cierto, ya que hay una serie de temas que salen de la maravillosa imaginación de Tomeo, como los monstruos, pero otros muchos que tienen ecos en su biografía, como la soledad, los castillos o el peso de las mujeres.
Éxito en el teatro
Javier Tomeo nació en Quicena en 1932, desde donde puede verse el Castillo de Montearagón. En su juventud, se afincó en Barcelona con sus padres, quienes vivieron hasta los 95 años. No tuvo hermanos ni hijos. Estudió Derecho y Criminología en la Universidad de Barcelona.
Javier Herralde, editor de Anagrama, lo conoció en la tertulia de Granja Royal, en la calle Pelayo, cuando él trabajaba en el gabinete jurídico Hispano Olivetti. A quien podía leía sus cuentos psicopáticos que publicaba en El noticiero universal. Publicó bolsilibros en Bruguera con el nombre de Frantz Keller y un ensayo sobre la magia en Cataluña. A finales de los setenta, ya con 35, empezó su aventura junto a Herralde con El castillo de la carta cifrada.
A partir de 1989, saboreó el éxito teatral cuando se estrenó en Francia Amado Monstruo en el Teatro Nacional de París con estruendoso éxito. Luego tuvo a otros directores franceses como Jacques Nichet o Yvon Cháix y se lo adaptó en Berlín, Colonia, La Habana, Madrid, Barcelona y Hamburgo. Pudo ver alguna de esas versiones en estreno en Zaragoza, donde en 2003 adaptaron La agonía de Proserpina.