THE OBJECTIVE
Cultura

Ben Yart es el nuevo punk

Ha colaborado con artistas del panorama urbano de la talla de Cecilio G o Jay Cas

Ben Yart es el nuevo punk

Ben Yart en Gallery Sessions. | Gallery Sessions

Llevaba tiempo queriendo escribir sobre Ben Yart. Descubrí su música alrededor de 2021, cuando de casualidad encontré en Spotify su mixtape Pitxu en la casa, formada por cuatro canciones, una de ellas «Viejo amigo», que decía: «Creo que sólo ando con los que se drogan, creo que ando huyendo de los que no. Aunque supongo que ahora, viejo amigo, también te drogas […] Por fin el hijo del pijo entiende una canción quinqui, porque hoy en día cualquiera entiende una canción quinqui […] No ahorres, total, para un piso no va a dar, trabajo no hay, no vas a encontrar […] Sin opción, ¿qué vamos a hacer los chavales? Pánico al control, al virus no, miedo al futuro de mierda, el punk ya es mayor». Esta mixtape, marcada por el pesimismo en un ambiente de consumo de drogas, traía, además, un sonido fresco y esa sensación del «no saber qué es» musicalmente. Con Ben Yart, sin duda, estamos ante uno de los músicos jóvenes con más identidad de toda España.

Según su perfil de Spotify, se define como «un artista en constante efervescencia artística y marcado por la juventud, con una voz muy original, llena de matices y posibilidades con agudos fraseos y un flow muy peculiar. Traslada a su música el relato de su vida, sus experiencias, y el día a día de un chaval del barrio de Mendillorri, en Pamplona». El artista también forma parte del colectivo Chill Mafia, un híbrido entre lo urbano y el folclore y la cultura en euskera, del que destacan canciones como «Barkhatu». Tras la publicación de distintos singles y colaboraciones, acaba de publicar su primer álbum completo en solitario «Ceros», que además le ha llevado a aportar su granito de arena en forma de Gallery Sessions con la canción que da título al disco. «Ceros» llama la atención a primera vista por recuperar la estética ‘motomami’ de Rosalía, acompañada de una desconcertante e irónica letra que Ben Yart ha calificado como «muy abstracta» («Mi perra es tan buena, me mira con pena, mi perra es tan buena […] No puede cambiarlo, aunque me haga facha como Sabina»).

Ben Yart en una entrevista | Jaboba Manterola

Sin embargo, Ben Yart no es sólo música y discurso; su nombre también abarca un «personaje», en parte dado a conocer mediante su participación en el programa PlayZ de RTVE sobre el consumo de MDMA. En su entrevista a propósito de esta Gallery Sessions, explica: «Se creen que soy un yonki gracioso y en realidad soy un yonki gracioso con talento». «Si yo le pillo un día atenta o borracha a la Rosalía, te juro que le encanto. Yo soy la única persona en España que puede sorprender a Rosalía», dice con una camiseta con su foto y otra de Rosalía en la mano, mientras le hacen trenzas en un pelo negro y largo que le identifica con ella. Sobre su carrera musical, explica que comenzó tocando la guitarra y pinchando como dj, pero que lo de la época de pinchar fue «por postureo». Sobre ese personaje, declara: «Yo puedo decir algo literal y luego decir que era literatura […] Yo quiero ser lo suficientemente real como para que a mí no me dé grima hacer ese papel […] Tú puedes opinar en voz alta, pero ahí estás generando tu opinión y estás aprendiendo por dónde quieres ir, por dónde no, qué cosas que has dicho ayer hoy te dan vergüenza».

Ben Yart ha colaborado con artistas del panorama urbano de la talla de Cecilio G —en «Numa Numa Ye»—; además, colaboró en el recopilatorio La Vendición Vol.1 con «Barriobajero», donde hablaba de las «bajeras» —lonjas— de Pamplona. En su entrevista en GRINDIN’, sobre este tema, aclaró: «Mucha gente de la que estaba haciendo música no estaba conectada con la realidad local. A veces una persona se sienta a hacer música y sin querer está disimulando quién es, de dónde es». Otras de sus últimas colaboraciones relevantes han sido «IA», junto a Dellachaouen y GlorySixVain, y «En tu bolsillo», producida por LaJoyería, dos canciones que tratan sobre el desamor («Me metiste en tu bolsillo y te olvidaste de mí, te cogí cuatro monedas y me largué de ahí, que si otro te tira dile que sí, pa ti ya no estoy puesto, yo ya me fui»).

Fotograma de ‘Ben Yart, una canción kinki’

Su nuevo proyecto «Ceros», formado por 11 canciones, continua con la esencia irónica de Ben Yart acompañada de esa voz aguda y particular pasada por Autotune, y en contacto permanente con el trap y la electrónica. El álbum comienza con «Al Lío», la más «aflamencada», y sigue con «Porros», que habla del ganarse la vida traficando —tema clave en otros traperos españoles como los Pxxr Gvng, pioneros de la escena urbana en España— («Sólo hay pasta en mi colchón, me la estoy buscando yo, no hay tiempo para el amor, no, sólo hay tiempo para el work»). El tema «Uno», uno de los más pegadizos, trata sobre el desasosiego frente al futuro («Ni planes de futuro ni más logro que no repetir curso»). «Ceros a la derecha» sigue esta misma línea («Siento que soy viejo, siento que me es tarde»). 

«Trastero», en colaboración con el productor Jay Cas, mantiene un estribillo repetitivo, uno de los recursos más explorados por Ben Yart («Vendo trastero, vendo trastero, vendo trastero […] Siento que soy un Bill Gates de esos»), y que además recuerda a su canción «Congelador». «Día de paga», posiblemente la más irónica de todas, aguarda uno de los temas claves del disco, el dinero («Los ceros, los ceros, los ceros, me encanta el dinero»). «Perepapa», junto a Iuve Botticelli y Erebo, canta: «Veo a las personas como drogas que nunca debí tomar, caminos que nunca debí tomar». El disco termina con la melancólica «Feliz», de cierto destello optimista en medio de ese desasosiego («Ahora estoy tranquilo, feliz […] o algo así»).

Ben Yart es uno de esos artistas sobre los que no suele haber término medio: o los amas o los odias. Convertido para muchos en un meme, apodado a veces como «Ben Yart Actor» debido a sus excentricidades, este disco, sin duda, desprende un aura personalidad, además de contar con una estética cuidada y unificada. El desasosiego y la sensación de pertenecer a una generación joven sin futuro que utiliza las drogas para evadirse de cuestiones como la precariedad se entremezclan con una ironía y humor desbordados, llevando a unas letras que transitan por distintas emociones, en medio de un ambiente posirónico en el que las barreras del personaje ficticio y el real se difuminan. Así, asistimos a un personaje «hijo de su tiempo» o, como muchos dicen sobre Yart, «traído del futuro». Un personaje que se identifica con un «cero» en este nuevo disco. Un cero que puede ser nada o puede serlo todo, dependiendo de dónde se le sitúe. Una música que, sin pretensiones de difundir un discurso político, tiene su parte generacional y punk.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D