'Ahsoka': ¿se puede disfrutar de una serie así sin saber nada de 'Star Wars'?
La producción se enorgullece de responder a los seguidores más fieles, una apuesta arriesgada
Basta revisar la ficha virtual de la serie Ahsoka, en IMDb o Filmaffinity para ver el rostro de Hayden Christensen en el elenco. Es decir, sí, Anakin Skywalker forma parte de la producción. Esto no es un spoiler. Lo sería si explicara en qué capítulo aparece y por qué, lo cual puede ser un quebradero de cabeza si no has visto La Guerra de los Clones (la primera serie semanal de televisión de Lucasfilm Animation) o Star Wars Rebels.
La pregunta entonces es obvia: ¿debo meterme en el universo animado de la saga antes de ver la adaptación que dirige Dave Filoni? La respuesta es no, pero… Ese pero se alarga hasta donde más o menos estés instruido en el legado de George Lucas. Pongámoslo mejor así: los fanáticos más fieles a la franquicia, que no han dejado de consumir ni un spin-off en YouTube, están muy contentos con el programa que protagoniza Rosario Dawson. Sin embargo, aquellos que se han asomado por casualidad, atraídos por el éxito de The Mandalorian, rápidamente se aparcan.
En Esquire lo resumían de manera sencilla: «La última serie de Star Wars, Ahsoka, no te tomará de la mano. Ni siquiera se molesta en ayudar a responder preguntas como: ¿quién es Ahsoka? Si dormiste durante el tiempo que El Libro de Boba Fett se transformó en la temporada 2.5 de The Mandalorian, bueno, buena suerte para entender a Ahsoka».
Y luego detalla: «Ponerse al día con las ofertas de Star Wars de Disney+ tampoco es suficiente para ubicarse en el mundo de Ahsoka. Ahsoka Tano se creó mucho antes de la adquisición de Lucasfilm por parte de Disney. Ahsoka apareció por primera vez en la serie animada The Clone Wars de 2008. Luego, en cuatro temporadas de Star Wars Rebels, antes de hacer su debut en el live action, en la segunda temporada, de The Mandalorian. Otros personajes de Rebels, como la general Syndulla, Ezra Bridger, Sabine Wren y el gran almirante Thrawn, también desempeñan papeles clave en Ahsoka. Uf. ¿Alguno (o todos) de esos nombres te suenan desconocidos? Diviértete en la Wookiepedia».
Quien escribe estas líneas no es exactamente un fanático que conoce los árboles genealógicos de las películas y series de Star Wars al detalle, pero sí le he seguido el hilo a muchos personajes como para comprender los acontecimientos sin la histeria del fandom. Siguiendo esa línea, puedo comprender que para algunos espectadores el inicio de Ahsoka suene repetitivo: una aprendiz, malcriada, confundida porque no desarrolló la Fuerza y se siente abandonada por su maestro, tiene la clave para la consecución de un objetivo que trasciende su esencia. ¿Esta no es la historia de fondo que permea a todo el universo de Star Wars? Pues sí.
Ahora bien, desde los griegos al presente, «chico conoce a chica» es la premisa de grandes historias. Desde Homero a Murakami, algo tan sencillo ha inspirado a joyas del celuloide como Cuando Harry conoció a Sally o la primera etapa cinematográfica de Woody Allen. Entonces, el problema no es la premisa. El cliché puede dar pie a grandes recorridos. Ahsoka, sin embargo, tiene el handicap de atarse a un arco construido, por lo tanto, la sustancia no está en la esencia del personaje. Le perjudica, además, que la serie tiene que cumplir con sus deberes en tiempo récord.
Brillantes villanos
Ahsoka dura apenas ocho capítulos, y en los primeros cuatro, uno de los personajes que paga el consumo rápido es Sabine Wren (Natasha Liu Bordizzo), a quien le cambian cada segundo el look en un intento desesperado para explicar sus absurdas decisiones. Es una lástima que su duelo, sus dudas, se resuelvan como si fueran patatas fritas.
Extaña, también, que Ahsoka pareciera otra, si la comparamos con lo visto en The Mandalorian. Ahora es mucho más paciente y precavida, como David Carradine en Kung fu. Esto, claro, se ve muy marcado en los primeros episodios, después se convierte en un samurai de Akira Kurosawa en un tris.
La gran paradoja de la serie es que los antagonistas se roban el show. El mejor y por mucho es Baylan Skoll (Ray Stevenson). La manera en que encarna su presente, habiendo sido un caballero Jedi, es de un refinamiento admirable. Como espectador, quieres saber más de él, en qué momento decidió traicionar a los suyos y convertirse en un mercenario.
Hasta ahora, como espectador, me interesa más saber cómo seguirá el arco argumental de Skoll (teniendo presente que Stevenson nos dejó recientemente), que conocer las peripecias de la propia protagonista y la aprendiz, error que dimensiona los altos y los bajos de una saga que empieza a mostrar los mismos síntomas de Marvel. El cansancio está a la vista, a menos que seas un incondicional.