Picasso, también artista de la gran pantalla
En este 2023 se están produciendo muchos homenajes y citas a esta grandiosa obra
En el aniversario de la guerra de Ucrania, el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez dijo que el país estaba prestando la ayuda y la atención internacional que no tuvo durante la guerra civil (1936-1939).
El drama de ese abandono internacional y de la destrucción de España quedó inmortalizado en Guernica, de Picasso, obra inagotable de la que tanto se ha escrito.
Guernica cinematográfico
En este 2023 del aniversario Picasso se están produciendo muchos homenajes y citas a esta grandiosa obra y a la figura del genio malagueño. Una de ellas ha sido el acaso anecdótico Refugio de Eugenio Ampudia en Arco 2023, en el stand de la galería Max Estrella.
Hace unos años se produjo otra aportación importante por parte de un gran artista, el director de fotografía y maestro de la luz del cine español José Luis Alcaine. En un artículo para la revista especializada Cameraman, Alcaine señalaba que la película Adiós a las armas (Frank Borzage, 1933), adaptación de la inmortal obra de Ernest Hemingway de 1929, podía haber sido una fuente de inspiración para Guernica.
En el análisis establece una hipótesis audaz sobre el asombroso paralelismo visual entre algunos fotogramas de la secuencia del bombardeo de la película de Borzage y determinados espacios del cuadro.
Sostiene que Picasso bien pudo haber visto en algún momento la película en París a mediados de los años 30 y encontrar en esa secuencia una inspiración visual para componer las terribles estampas de sufrimiento y tragedia que presenta el cuadro.
Picasso delante de las cámaras
Este no es el único vínculo del malagueño con el séptimo arte, ni mucho menos. La relación de Picasso con el cine ha sido analizada en profundidad por Carlos Fernández Cuenca y Agustín Sánchez Vidal. Ambos han señalado el documental Esencia de verbena (Ernesto Giménez Caballero, 1930) como la primera película que contiene la imagen de una obra de Picasso.
Aparece junto a otras de Goya, Maruja Mallo o Picabia, según rezan los créditos de entrada de la película. En el filme, un histriónico Gómez de la Serna desafía, desde una caseta de feria, la puntería de los transeúntes en un tono que evoca a la película Entreacto (René Claire, 1924).
La segunda presencia cronológica de Picasso en el cine fue en las imágenes de Pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937, rodadas por militantes afines a Popular Film y al Partido Comunista de España. Picasso participó en la muestra con cinco esculturas, además de Guernica.
Pasada la Guerra Civil y la II Guerra Mundial, Paul Haesaerts rodó en 1949 a Picasso pintando sobre cristal en Visite à Picasso. En los años 50, el malagueño tendría una presencia más importante en Guernica (Hessens-Resnais, 1951) –con un escalofriante texto del poeta francés Paul Elouard– y Picasso (Luciano Emmer, 1953).
Con todo, la película más importante sobre el artista fue rodada unos años más tarde: El misterio Picasso (Henry G. Clouzot, 1955), que empezó siendo un cortometraje y acabó siendo un trabajo agotador para el propio pintor. Este es su filme más celebrado, con diversos premios y reconocimientos, entre los que se incluye el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes de 1956.
Picaso detrás de las cámaras
Pero es más desconocida la existencia de la película que convirtió a Picasso en cineasta.
En realidad, se trató de un intento de película y sucedió unos años antes. Supuso la incursión de Picasso en un arte cuya técnica desconocía, pero a la que sumó, como no podía ser de otro modo, su indiscutible genio.
Después de la guerra, Picasso se había trasladado a vivir a la Costa Azul. Fue allí donde recibió el encargo el director de la Cinemateca Francesa, Henry Langlois, de dirigir una película de artista en clave simbólica y centrada en un tema que Picasso había tratado previamente en su pintura. El título inicial era La mort de Charlotte Corday. Trataba de la mujer que había asesinado al periodista y político francés Jean-Paul Marat, partidario del Reinado del Terror durante la Revolución Francesa.
Fue rodada durante cuatro intensas semanas en película de 16 mm. con material cedido por el MoMA. Iba a contar con la colaboración, entre otros, del músico Igor Stravinsky, amigo de Picasso, encargado de componer la banda sonora.
Conociendo el temperamento del artista malagueño, no es de extrañar que se entregara apasionadamente a todas las tareas de la película. Inauguró sin saberlo algunos géneros importantes que el arte contemporáneo iba a descubrir un par de décadas después, como las combine paintings de Robert Rauschenberg, el body art, el happening o la performance.
La película, a pesar del derroche creativo de Picasso, no llegó a comercializarse y solo se proyectó en el festival de Antibes. Hoy en día quedan secuencias sueltas del corpus total de rodaje.
Es posible que los documentos más significativos de la película sean las fotografías tomadas durante el rodaje por amigos de Picasso. Georges Sadoul, que estuvo presente junto a su compañera Ruta, publicó algunas imágenes pertenecientes a los primeros días de trabajo. También quedaron como testimonio de aquella experiencia las fotografías del ceramista y vecino de Picasso, Robert Picault. Documentó las jornadas del pintor en medio de su incontenible despliegue creativo, ejerciendo como verdadero cineasta integral: actor, director, dibujante, escultor, creador de máscaras, de cerámicas, etc.
Aunque de un modo efímero, este fue el verdadero, si bien poco conocido, Picasso cineasta.
El director ruso Sergei Eisenstein, gran admirador de Picasso, decía que El Greco fue el primer cineasta español, por la cualidad cinematográfica de su mirada y el sentido del montaje presente en las vistas de Toledo. Siglos después, además de unirles el cubismo, ambos genios de la pintura española parecen estar enlazados por el séptimo arte. Aunque uno de ellos ni siquiera supiese que eso iba a existir.
Ignacio Oliva Mompeán, Profesor de cinematografía, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.