THE OBJECTIVE
MONKEY BUSINESS

Capítulo 7: CIA

THE OBJECTIVE publica en exclusiva y por entregas la nueva novela del escritor Álvaro del Castaño. Cada día, un nuevo capítulo de un thriller de acción electrizante que, a su vez, es un espejo que refleja la realidad que a menudo preferimos ignorar

Capítulo 7: CIA

Ilustración de Alejandra Svriz.

Gracia sentía un orgullo muy particular cada vez que era convocada a una reunión en el despacho ministerial. Se sentía entonces necesaria, requerida y útil para la sociedad española. Por otro lado, esas reuniones solían significar que iba a entrar en acción de manera inminente. Volver a reunirse con sus compañeros de célula en Agartha le producía un cosquilleo de felicidad que estimulaba sus sentidos.

Al entrar en el despacho de la ministra, Gracia observó a Manuela y Ricardo que llevaban ya un rato charlando y comentando las imágenes que se veían en la pantalla de televisión gigante. En la pantalla se podían ver escenas de manifestaciones espontáneas, de pillaje, de robos y de disturbios en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. El caos parecía haberse apoderado de las calles de las ciudades españolas en el norte de África.

—Hola, Gracia, me alegra mucho verte —dijo Manuela con una amplia sonrisa al ver entrar a su joven agente en el despacho—. Estaba comentando con Urruti la situación que se está produciendo en Ceuta y en Melilla. Una turba de marroquíes ha tomado las calles y están provocando disturbios en torno a los comercios de españoles, y asediando, aún sin éxito, las sedes oficiales del gobierno. La policía está sofocando los disturbios tan eficazmente como puede con los recursos que tiene. He hablado con Ruiz Ahmed, el jefe de seguridad de la zona, al que conoces bien por ser también colaborador de Agartha en algunos temas, y hemos decidido movilizar a la Legión. Sé que a algunos no lo verán con buenos ojos, pero es esencial mantener el orden y ellos son lo que tenemos más cerca. Ya están esperando órdenes concretas para movilizarse y entrar en acción. Su misión sería la de apaciguar las calles inmediatamente y mantener a raya a los marroquíes. No me quiero ni imaginar la cara de Pérez cuando vea la cabra de la legión patrullando por Melilla —dijo mientras mostraba una amplia sonrisa, expresándose con un suave acento andaluz que solo sacaba en determinadas ocasiones.

La situación que había desencadenado el anuncio del acuerdo tripartito había pillado por sorpresa al Ministerio de Defensa y al de Interior. El Gobierno solo había sido informado a posteriori, por lo que no pudo haber un plan de contingencia. Estaba claro que la situación iba a arreglarse pronto gracias a la acción de las fuerzas de seguridad del Estado, pero demostraba otra vez la falta de previsión de este ejecutivo.

—Ministra, estoy segura de que al final la cabra de la legión se mantendrá acuartelada. Ruiz y los suyos mantendrán la situación bajo control, pero solo la amenaza de soltar a este cuerpo de élite del Ejército de Tierra por las calles de las ciudades autónomas hará que la situación se tranquilice. Estoy segura de que Rabat no quiere ver a la Legión patrullando sus nuevas conquistas. Y menos ver al Tercio Duque de Alba convirtiéndose en el salvador del pueblo llano, y siendo alabado y vitoreado por la gente. En todo caso ministra, y sin dar más rodeos, imagino que nos has convocado aquí para comunicarnos el acta de defunción de Agartha y comunicarnos tu inmediata dimisión de todos tus cargos. ¿No es así? —preguntó Gracia, convencida de antemano de la respuesta que iba a escuchar de la ministra.

—Justamente lo estaba comentando con Ricardo. Ah, y antes de hablar quiero deciros que no os preocupéis, que acabo de hacer un barrido en el despacho y está limpio de escuchas, por lo que podemos hablar tranquilos. Pues querida Gracia, te va a sorprender mi respuesta, pero la realidad es que al final no he dimitido. A pesar de que inicialmente lo hice de manera enérgica e inmediata siguiendo el dictado de mi conciencia, al final he decidido quedarme en el cargo. ¡Pero sigo pensando que el asunto es una traición y una verdadera chapuza ilegal en las formas y sobre todo en el fondo!

La cara de Gracia era todo un poema. Incapaz de decir algo, mantuvo silencio.

—Gracia, veo que no dices nada —continuó Manuela—, pero imagino que es porque te pilla totalmente por sorpresa. Déjame que os lo aclare. Os hago primero un breve resumen de cómo se han desarrollado los acontecimientos: Pérez ha intentado chantajearme para que no dimita porque no quería ensuciar la propaganda del pretendido éxito del acuerdo tripartito con desacuerdos internos dentro del Gobierno. Él piensa por el momento que lo ha logrado. No os daré detalles de su burdo intento de chantaje, pero os imagináis por dónde van los tiros. Los gitanos y demás cuentos. Como si a mí se me definiera solo por mi etnia. Este es un racista, pero esa es otra historia.

La cabeza de la ministra estaba en plena ebullición, sus pensamientos se multiplicaban y tenía que hacer un gran esfuerzo para centrarse.

—Iré al grano: este acuerdo tripartito es inconstitucional, inmoral y en mi opinión, alta traición a la nación. ¿Y para empeorar las cosas, a que no sabéis quién está detrás de todo esto? Pues os lo podéis imaginar. Todo ha sido acordado y negociado por la expresidenta Manzanero, por lo que sospecho se han utilizado cauces poco ortodoxos, como todo lo que hace desde que dejó la presidencia del Gobierno. Por lo tanto, además de ser una felonía, me temo que debe de haber múltiples sombras en la consecución del acuerdo.

—De Manzanero no se puede esperar nada bueno. Su reputación internacional está verdaderamente por los suelos, y corren todo tipo de rumores sobre el enorme incremento de su patrimonio debido a su asociación con el régimen chavista de Venezuela —comentó Urruti sin pestañear.

—Así es, Ricardo, me lo han comentado extraoficialmente por diversas vías diplomáticas —comentó Manuela Montoya—. Por lo tanto, os comunico que os he reunido hoy aquí para poner en marcha una nueva operación de Agartha, y anunciaros que la próxima misión del grupo es muy sencilla y clara: destaparlo todo y sacarlo a la luz para revertir esta situación y acabar con este maldito acuerdo. Esta misión obviamente es totalmente extraoficial, pues estamos yendo directamente contra el poder político corrupto. Este trabajito al que nos enfrentamos no estará libre de peligros, estará potencialmente mal recompensado -porque si sale mal caeréis en desgracia-, pero será la misión más importante de vuestras vidas. Ahora entenderéis por qué no he dimitido hoy. Si lo hubiera hecho, Pérez campearía a sus anchas sin resistencia. Ahora nosotros somos el único contrapoder, junto con algún medio de comunicación, en esta democracia herida de muerte por el golpe propiciado por el presidente. En ese momento Manuela levantó la vista y observó los acontecimientos que se desarrollaban en la pantalla de televisión.

—Por cierto, Ricardo, sube el volumen que sale mi Paulo que lo están entrevistando en la tele —dijo Gracia observando que su compañero estaba hablando en su programa de televisión. Desde la redacción de The Objective Paulo Sobrino realizaba un análisis de la situación en directo:

—Pérez ha sacrificado la unidad de España a cambio de obtener la soberanía en Gibraltar y, con ello, allanarse el camino para una reelección en las próximas elecciones generales. Hay que reconocerle al presidente como balance positivo su capacidad de negociación con el Reino Unido al recibir el Peñón sin nada a cambio. Es también verdad que los británicos se encuentran en una crisis política y económica sin precedentes, y que a raíz de esta penosa situación tienen poca capacidad de reacción, de negociación o de presión. Claramente, esa debilidad se ha visto manifestada en el desarrollo de los acontecimientos. Pero por otro lado, lo que ningún analista entiende es que en este citado acuerdo el verdadero ganador sea el reino de Marruecos, que obtiene un premio gratuito y sin aparentemente buscarlo. Y este regalo se ha notado en las calles, donde miles de marroquíes han reconocido espontáneamente la victoria del reino alauí y se han lanzado a las calles de Ceuta y Melilla en una especie de caza de brujas a lo español. Lo que está ocurriendo en las calles es fiel reflejo de la realidad: Marruecos ha ganado la partida. Es verdad que los habitantes de los pueblos limítrofes de la Roca están en las calles de sus barrios manifestando su alegría ordenada y espontáneamente, y especialmente en San Roque, «la ciudad donde reside la de Gibraltar”, pues fue el primitivo asentamiento sanroqueño donde se refugiaron los españoles del Peñón tras la conquista de los ingleses en 1706. Por otro lado, en Gibraltar, la población está desolada, y se han observado manifestaciones frente al número 6 de Convent Place , donde está la sede del Gobierno de Su Majestad en Gibraltar y de la oficina del primer ministro. Allí hemos visto a la población coreando las esperadas consignas antiespañolas habituales y, sorprendentemente, muchos gritos contra el Rey Carlos III por abandonarles.

La intervención de Paulo fue breve y concisa, una mezcla de análisis político y reportaje informativo, resumiendo la opinión de los medios no afines con el Gobierno, o no subvencionados por el Estado. Mientras terminaban de observar la intervención de Paulo, irrumpió en la reunión el secretario de la ministra para anunciar que el director general de la CIA estaba esperando para hablar con ella vía teleconferencia encriptada. Manuela aceptó la llamada y la activó en la pantalla gigante de su despacho. Inmediatamente, apareció la imagen del director general de la Agencia Central de Inteligencia, John Lodge. —Hola, Manuela. ¿Cómo estás? —dijo John sorprendido de que la ministra hubiera tomado la llamada mientras estaba acompañada de dos desconocidos.

—Hola, John, muy bien. Antes de nada, déjame que te presente a dos de mis más fieles colaboradores, Ricardo Urruticoechea y Gracia Pul, agentes especiales de inteligencia con la máxima clearance —dijo en un perfecto inglés, para luego volver al español— y de mi total confianza. Imagino la razón de tu llamada. John y Manuela eran viejos conocidos. Ambos habían coincidido en Washington en los años 90 cuando Manuela estaba destinada en la embajada de España en EE.UU. y él era un joven y emergente diplomático norteamericano del Departamento de Estado, profundamente enamorado de España. Manuela, mujer racial, inteligente y divertida, tenía en su momento entusiasmado a John y se rumoreaba que estuvieron liados una temporada. Las juergas flamencas que organizada Manuela en la embajada habían sido memorables. Y en torno al jamón, el fino de Jerez y la guitarra flamenca se desarrolló una buena complicidad. Al cabo de los años, ambos ascendieron en sus carreras profesionales a lo más alto, y se reencontraron él como jefe de la CIA y ella como ministra del Reino de España. Aunque nunca retomaron esa intimidad que les caracterizó en sus años mozos, siempre que se encontraban surgía una corriente eléctrica muy positiva.

—Así es. Iré directo al tema. El presidente Biden y el secretario de Estado no salen de su asombro ante el anuncio tripartito. No hemos sido informados a través de ningún canal diplomático o ejecutivo, ni siquiera de manera informal a través de la CIA, ni consultados en ningún momento y, además, se ha mantenido al margen al secretario general de la OTAN. Tres de nuestros mejores aliados en la zona, Reino Unido, España y Marruecos, han intercambiado territorios clave que podrían alterar el equilibrio geoestratégico del Estrecho y no habéis contactado con nosotros. ¡Manuela, nada puede acordarse sobre temas tan espinosos sin la aprobación de Estados Unidos! Os habéis pasado de la raya. Exigimos explicaciones. Te aviso que esto tendrá consecuencias.

John estaba verdaderamente enfadado, y hablaba habiendo abandonado su habitual tono cordial y conciliatorio. Pero a Manuela no la pilló desprevenida, pues esperaba esta reacción. En esta ocasión ella no tenía nada que esconder, por lo que decidió ser franca y directa, echándole un órdago al presidente Pérez y a su cómplice Manzanero. —John, yo estoy muy bien, gracias por preguntar —dijo con encanto y con su guasa habitual, reservada solo para sus amigos—. Quiero comentarte que todo esto ha sido acordado directamente por Pérez y la expresidenta Manzanero, totalmente al margen del Gobierno y del parlamento, del Ministerio de Asuntos Exteriores y del de Defensa. Yo no sabía absolutamente nada de este tema hasta el anuncio oficial realizado hoy. El CNI tampoco ha participado y todo ha sido coordinado y negociado con la ayuda de la inefable Manzanero, la mujer clave de Nicolás Maduro ante los foros internacionales.

La estrecha relación entre Manzanero y el presidente de Venezuela era seguida con mucho interés por la CIA. Al escuchar esta última explicación de la ministra, la expresión facial de John en la pantalla pasó de revelar un enfado monumental a trasladar una máxima sorpresa. —Manuela, esto de Manzanero nos pone sobre una pista muy interesante. Creo que ahora empiezan a cuadrar algunas informaciones de las que disponemos.

Su tono había cambiado radicalmente, ahora volvía a ser el John cordial, el amigo de Manuela.

—Recientemente hemos detectado una gran actividad comercial entre Venezuela y Gibraltar, con movimientos de capitales y exportaciones masivas de petróleo venezolano a una empresa con base en Gibraltar y propiedad del estado británico. Además, hemos interceptado chatter en el marco de nuestra vigilancia habitual del sistema corrupto y totalitario del presidente Maduro, que apuntan en esa dirección. Sería una casualidad enorme que Manzanero, mano derecha del líder bolivariano, hubiese urdido este acuerdo de Gibraltar y que al mismo tiempo se produjese un incremento extraordinario de flujos económico-financieros entre dos territorios que no tenían con anterioridad ningún contacto. Es verdad que ambas jurisdicciones son grandes fábricas de blanqueo de dinero y de tráfico de drogas, salvando las distancias entre las dos, por supuesto. Pero yo no creo en las casualidades: hay un nexo entre el acuerdo tripartito y Venezuela.

—Gracias, John, con total confianza creo que aquí hay algo turbio y quizás ilegal, y la persona que está detrás de todo esto es el presidente Pérez. Estoy convencida de que ha tomado decisiones totalmente inconstitucionales y ha incurrido en un delito de alta traición. Por eso, John, te anuncio que he decidido combatirle desde dentro de su propio Gobierno y utilizando como arma a Agartha.

John no daba crédito a lo que estaba escuchando: una ministra de un Gobierno desarrollado estaba acusando a su presidente de alta traición y corrupción, y estaba decidida a luchar contra él desde dentro utilizando una célula secreta de inteligencia. Esto se parecía cada vez más a una novela de John Le Carré.

—John, I am going rogue—, prosiguió Manuela en un perfecto acento norteamericano y con un tono teatral muy ceremonioso—. Me estoy rebelando.

Manuela volvió a su semblante serio. Sus sospechas empezaban a tomar forma, y estaban siendo corroboradas por las pistas inconexas de informaciones de inteligencia que le acababa de contar John. —Manuela, entiendo—. John hizo un largo silencio intentando procesar la información que había recibido—. Queremos ayudarte en esta misión. Te voy a asignar un agente de enlace del máximo nivel y de mi absoluta confianza para que lo utilices como apoyo en tus pesquisas: Miguel Leviatán. Él trabajará directamente a vuestras órdenes, intégralo en Agartha según te parezca. Miguel es de origen cubano, educado en Estados Unidos, y es uno de los números uno de su promoción. Está a vuestro servicio a partir de ahora. Por otro lado, tienes a tu disposición todos nuestros informes secretos sobre el tema y podéis utilizar nuestro soporte tecnológico y logístico para obtener la información que necesites. Manuela desconectó la teleconferencia y se dirigió directamente a Gracia. No pensaba iniciar una conversación, sino que estaba transmitiendo una orden.

—La corrupción siempre deja rastro. La corrupción es dinero. El petróleo es corrupción. Sigue el rastro del dinero y del oro negro.

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La historia narrada en la presente novela, junto con los nombres y personajes que aparecen en ella son ficticios, no teniendo intención ni finalidad de inferir identificación alguna con personas reales, vivas o fallecidas, ni con hechos acontecidos. Por lo tanto, tratándose de una obra de ficción, cualquier nombre, personaje, sitio, o hechos mencionados en la novela son producto de la imaginación del autor y no deben ser interpretados como reales. Cualquier similitud a situaciones, organizaciones, hechos, o personas vivas o muertas, pasadas, presentes o futuras es totalmente fruto de la coincidencia.

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