THE OBJECTIVE
Cultura

Jesús Madriñán reinventa el retrato

El fotógrafo utiliza la cámara analógica para crear imágenes de gran formato, reinterpretando el viejo género artístico

Jesús Madriñán reinventa el retrato

Fotografía de la serie I'm Light. | Jesús Madriñán

El fotógrafo compostelano Jesús Madriñán utiliza la cámara analógica para crear imágenes de gran formato, reinterpretando el retrato como género artístico. «Hay algo poético y honorable en todo aquello que es único, en una imagen exclusiva que existe físicamente en un solo negativo», señala en conversación con THE OBJECTIVE.

PREGUNTA.- Se formó académicamente en Barcelona y luego en Londres, ¿qué siente que le aportó cada ciudad en su formación como artista?

RESPUESTA.- Ambas ciudades me acompañaron en mi desarrollo y despertar como artista. En Barcelona entendí que la fotografía podía ser una herramienta de comunicación poderosa, allí empecé a jugar y experimentar con la imagen y una modesta cámara digital. Por aquel entonces estudiaba la especialidad de diseño en la facultad de Bellas Artes, pero todos mis proyectos tenían una gran carga fotográfica. Me atraía mucho más explorar el poder de la imagen a la hora de comunicar. Londres fue el salto definitivo, allí estudié un máster de arte en la escuela Central Saint Martins. Es obvio que el acceso a grandes exposiciones de fotografía y arte contemporáneo contribuyeron positivamente a mi formación, pero lo que realmente transformó mi forma de relacionarme con la imagen fue el contacto, por primera vez, con cámaras analógicas de gran formato. En España, en pleno boom de la fotografía digital, la técnica analógica parecía haber quedado arrinconada. En cambio, en Reino Unido el uso de grandes cámaras de placas y de medio formato era todavía algo común y reivindicado entre los profesionales. Allí compré mi primera cámara de placas y comencé mi andadura como artista. El respeto a lo tradicional fue lo más valioso que Londres me aportó, sumado a una impresionante oferta cultural, igualmente viva e inspiradora.

P.- Utiliza el retrato como estilo artístico, ¿qué le permite explorar este género?

R.– Decía Federico García Lorca que a él le interesaba más la gente que habita el paisaje que el paisaje mismo. Yo me siento muy identificado con esas palabras. En mi trabajo intento hablar de cuestiones que me son propias, y lo hago desde un punto de vista generacional. Intento no hablar de aquello que desconozco o de lo que me resulta ajeno. Me interesa capturar la singularidad y el carácter de un momento en el tiempo, de una época, y lo hago a través de la identidad de diferentes personas, escondida en cada retrato bajo varias capas de representación. También hablo de mí mismo, de todo aquello sobre lo que reflexiono, como quién busca respuestas de cuestiones sencillas y mundanas, pero propias del mundo contemporáneo. Lo hago mirando directamente a los ojos de sus protagonistas.

P.- ¿Por qué prefiere trabajar con fotografía de gran formato?

R.– Creo que la fotografía analógica de gran formato me permitió desarrollar de una manera más aguda mis capacidades como creador de imágenes. No es lo mismo tomar cien fotografías digitales para finalmente elegir una, que intentar conseguir la imagen que estás buscando a la primera, pues la naturaleza y el coste de la fotografía de placas no permite prueba y error. Hay algo poético y honorable en todo aquello que es único, en una imagen exclusiva que existe físicamente en un solo negativo. Además, la fotografía analógica de gran formato ofrece una calidad y definición especial, un acabado singular en las imágenes diferente a aquel que proporcionan los píxeles. Por último, el uso de esta técnica me permite dar una vuelta de tuerca más en el juego de la representación; cuando sientas a alguien frente a una cámara del s siglo XIX, el tiempo se para, y la persona frente al objetivo cobra consciencia de que, quizá, eso que está sucediendo podría ser algo trascendente.

Fotografía de la serie Washington Store. | Jesús Madriñán

P.- ¿Qué fotografía contemporánea le estimula y quiénes son sus referentes de siempre?

R.Me apasiona el trabajo de Nikolay Bakharev, Virxilio Vieitez, y Alec Soth. También son grandes referentes Marlene Dumas, Nadav Kander, Richard Learoyd, Sophie Calle, Pieter Hugo, y Angela Strassheim. Disfruto también mucho de la pintura y de los maestros del pasado. 

«Mis proyectos son un reflejo de aquello que veo y siento»

P.- En series como Good Night London o Boas Noites, muestra imágenes que hablan de tipologías humanas, siempre abordando la juventud como grupo humano… 

R.- Entre otras cosas, porque pertenezco a él. Como adelantaba antes, yo no puedo entender lo que piensa, o mejor dicho cómo piensa o siente, una persona que ha sido educada en los años sesenta o setenta, y que además está viviendo una etapa vital totalmente diferente a la mía. Los tiempos han cambiado mucho y muy rápidamente. Hay cuestiones que son inherentes a mi generación, como las redes sociales, la eclosión de derechos LGTBI o las últimas olas de los movimientos feministas, que determinan en gran medida la forma en la que vemos y sentimos el mundo. Mis proyectos son un reflejo de aquello que veo y siento, un análisis, un registro, un canto y una reflexión acerca de aquello a lo que pertenezco.

«Untitle» (Hot Body Contest Winner), de la serie Good Night London. | Jesús Madriñán

P.- La serie I Am Light, muestra imágenes de un tramo del Camino de Santiago, en particular de una ruta del Camino Francés. ¿Por qué eligió esta ruta? Y siendo de Compostela, ¿cómo fue hacer ese recorrido con su cámara?

R.– La serie I Am Light surge como un encargo de la Xunta con motivo del Xacobeo 2021. Recorrí 200 kilómetros con mi cámara de placas y comprobé que el Camino de hoy en día es también, como todo, absolutamente diverso. Quise hacer un homenaje a esta nueva realidad también presente en el Camino y personificada por todos aquellos que deciden emprender ese secular viaje, siempre desde el respeto, la espiritualidad, y la tolerancia. La ruta del Camino Francés, es una de las más concurridas, me interesaba estar allí donde más gente había para poder capturar mejor la esencia del Camino. Lo cierto es que la experiencia fue maravillosa. En un primer momento, como compostelano, me resultaba extraña la idea de salir de mi casa para volver a ella andando desde tan lejos. Después comprendí que era mucho más bonito así. Para mí, a la experiencia del Camino, se le sumó lo especial de terminar en mi propio hogar. 

P.- La serie Dopo Roma mostraba los «afters» de la ciudad de Roma, ¿qué encontró de particular haciendo este tipo de salidas de campo? 

R.– En la llamada «ciudad eterna», me interesaba toda esa vida nocturna que se da y que dura hasta que la noche vuelve a convertirse en día, cuando todo vuelve a empezar, como un bucle perfecto en el que los turistas sustituyen de nuevo a los jóvenes fiesteros con los primeros rayos de sol. Todos los retratos de Dopo Roma fueron tomados, a las puertas de diferentes afters de la capital italiana, pero en el exterior. El espectador, frente a estas fotografías, podría preguntarse si esos jóvenes de mirada perdida o petrificada estarían en un parque, o paseando frente a un misterioso paisaje italiano. Lo cierto es que llevan horas bailando sin parar dentro de algún after ilegal, algunos llevan días sin dormir. Todos ellos fueron verdaderamente educados y generosos al acceder a colaborar posando para mí. Todos ellos romanos y legítimos representantes de lo que también es Roma en la actualidad. 

«Los ‘Afters parties’, las discotecas o redes sociales son algunos de los contextos en los que normalmente trabajo»

P.- Se acaba de publicar el libro DC.ES, en el que participa con la serie Washington Store junto a Juan Baraja, Paula Anta, Rosell Mesenguer y Nicolás Combarro. ¿Qué aspecto le interesó explorar de esta ciudad?

R.– Los Afters parties, las discotecas o redes sociales son algunos de los contextos en los que normalmente trabajo, me interesa reflexionar y estudiar cómo éstos pueden jugar un papel importante en el desarrollo de la identidad. Con Washington Store, decido indagar sobre el uso de aplicaciones de contactos, en concreto sobre la que se autodenomina como «la aplicación de citas al servicio de la comunidad LGBTQ líder en el mundo». Decido, para ello, invitar al mayor número posible de usuarios a reunirse conmigo en un antiguo almacén de la ciudad. El encuentro, que se lleva a cabo en un mismo día y a una misma hora, tiene la intención de capturar un gran retrato colectivo. Se trata de reunir en un lugar físico concreto a individuos desconocidos que acostumbran a compartir un mismo espacio en el plano virtual y que, a la vez, son dignos representantes de la realidad social del tiempo y del lugar en el que viven: Washington DC. Mi intención fue crear una colección de retratos que suponga un relato generacional en la era de la modernidad y el amor líquido, teniendo presente el análisis que hace Bauman acerca de la fragilidad de los vínculos humanos en la actualidad. 

«Sin Título (Atilio)», de la serie Dopo Roma. | Jesús Madriñán

P.- ¿En qué proyecto está actualmente trabajando?

R.– La semana que viene me mudo a Lanzarote durante un par de meses, allí desarrollaré un nuevo proyecto de bodegones. Llevo tiempo con ganas de abordar el género de la naturaleza muerta desde una visión contemporánea y experimental, estoy con muchas ganas y muy ilusionado. Me apetece disfrutar con ello, dejarme llevar, sin más pretensiones que disfrutar del arte de fotografiar.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D