‘Oppenheimer’ triunfa en una gala de los Oscar sin grandes sorpresas
Ucrania ha logrado la primera estatuilla dorada de toda su historia; Cooper y Scorsese se han ido con las manos vacías
Pocas veces una gala de los premios Oscar había sido tan adormecida. No ha habido ningún factor sorpresa y todo ha fluido de manera orgánica. Durante los últimos años, el show –referido aquí al espectáculo y no a bofetones y sobres equívocos– no ha sido protagonista de las ceremonias. Cada vez se tiende a cuidar más lo que se dice, se actúa y habla con mascarilla, con gorro y con guantes de látex. Una echa en falta galas algo más dinámicas y enérgicas, como cuando Ellen DeGeneres se metía al público en los bolsillos o el célebre Bob Hope, que presentó 19 ceremonias, tenía siempre preparado un espectáculo impecable.
La gala se adelantó 60 minutos sobre su horario habitual para tratar de revertir la crisis de audiencia. Hasta John Cena apareció desnudo para intentar captar la atención de los espectadores. Que no falte la desnudez para intentar seducir el personal. No era muy necesario este adelanto de hora –aunque se agradece por los que trasnochamos– porque el gran fenómeno mediático ‘Barbenheimer’ ya ha hecho que los cinéfilos se enganchen a esta gala. Aunque de poco haya servido finalmente, tras los resultados obtenidos.
Barbie es la película más taquillera de 2023 y Oppenheimer la tercera. En la alfombra ‘roja’ – se recupera este color tras el champán ‘brilli brilli’ del año pasado– han desfilado las estrellas hollywoodienses en todas las gamas de los tintes. Sin embargo, se sobreponían los pastel, el negro y el blanco, aunque muchos pensábamos que el rosa Barbie iba a ser protagonista por dar un guiño a la película (hemos visto las salas de cine llenas de adolescentes vestidos con rosa chicle; esa moda tan cutrecilla que se impuso este verano).
La Academia intenta ahora abrirse al mundo y ser más diversa. Así lo ha demostrado en esta 96ª edición de los Oscar al premiar, por ejemplo, a Japón por Godzilla: Minus One o a Francia por Anatomía de una caída, entre otros. También lo decía Spielberg al entregar el premio a mejor director: «Estamos ante un cine ecléctico y muy bueno en todo el mundo». Las nominaciones han sido muy internacionales: sólo hay que mencionar que, en la categoría de mejor director, el único estadounidense ha sido Martin Scorsese (y justamente es él quien no se ha llevado ninguna estatuilla a casa).
Las tensiones de la gala
La pregala empezó algo tensa con manifestantes pro-Palestina en las puertas de los Oscar. Un número creciente de activistas al grito «Shame on you!» («¡Dais vergüenza!») se escuchó en la entrada del Dolby Theatre de Los Ángeles.
Asimismo, horas antes del comienzo de la ceremonia, saltó una bomba por los aires. La revista Variety publicó un informe en el que informaba de que el guionista Simon Stephenson, de películas como Luca o Paddington 2, acusaba al director del filme Los que se quedan, Alexander Payne y a su guionista David Hemingson de haber imitado planteamientos de Frisco, un libreto inédito suyo que no llegó a la pantalla grande. Seguiremos de cerca si la acusación de plagio llegará a alguna parte o se quedará en simple recriminación.
El showman Jimmy Kimmel repitió como presentador de la ceremonia por cuarta vez. El comediante estuvo al frente de la gala del año pasado, y también en las de 2017 y 2018. Eso lo empata con sus compañeros como Whoopi Goldberg y Jack Lemmon.
La gala empezó con una escena de Barbie, en la que la actriz Margot Robbie está sentada en una parada de autobús junto con Kimmel, quien salía de la pantalla para aparecer en el escenario del Dolby Theatre. Esta fue una manera con la que se intentó dar un comienzo original y no se logró, como casi todos los intentos para hacer la gala amena. El presentador bromeó con la duración de las películas este año. Es verdad que Los asesinos de la luna dura 206 minutos. Sin embargo, mientras él se quejaba de lo largo que se hacía ver un filme de estos, ya llevaba 20 minutos de discurso de apertura. Algo parece que no cuadra en las cuentas.
Durante ese eterno tiempo de discurso, Kimmel aprovechó para soltar la primera pullita. «Es muy grande conseguir que una muñeca de plástico que a nadie le gustaba, sea ahora de repente un icono feminista gracias a Greta Gerwig. Claro, aplaudís, pero no por ella, porque no se la ha nominado». Hizo lo mismo con Margot Robbie, al no haber sido ésta nominada a mejor actriz. También aprovechó para mencionar la gran huelga de actores y guionistas que hubo en Hollywood este verano. Ningún otro actor o director hizo mención a algo tan relevante en la industria del cine de Hollywood. Otra indirecta iba para Spielberg que estaba sentado entre el público. «¿Estas nominado o estás aquí porque tienes abono de temporada?», le preguntaba. En fin, las pintorescas bromas algo torpes de un monólogo poco elaborado.
Tampoco faltaron burlas hacia Trump. Casi al final de la noche, un Kimmel con un esmoquin ya cambiado a color champán, aparecía para decir que alguien le había enviado un mensaje criticándole por su pésima actuación y ese alguien era un expresidente, haciendo alusiones a Trump. Dicho lo cual, anunciaba en voz alta. «¿No ha pasado ya la hora de irse a dormir a los que están en la cárcel?», pregunta tras la cual todo el público se fundió en un largo aplauso. Probablemente esa fuese la crítica –si se puede llamar así– más fuerte de la noche.
Fases emocionantes y reivindicativas
La estadounidense Da’Vine Joy Randolph se hacía con su primer Oscar, en la categoría de mejor actriz de reparto por Los que se quedan. «¡Qué bueno es Dios! Empecé cantando; nunca imaginé que esta sería mi carrera. Gracias a mi madre y a todas las personas que me han guiado hasta aquí. Durante mucho tiempo, siempre he querido ser diferente. Y ahora me doy cuenta de que sólo necesito ser yo misma». Joy Randolph continuó dando las gracias a un mentor significativo para ella: «Cuando era la única chica negra en esa clase, cuando me viste y me dijiste que era suficiente, y cuando te dije que no me veía a mí misma… dijiste ‘está bien, vas a labrarte un camino’». Su compañero de reparto, Paul Giamatti, lloraba conmovido mientras ella recibía el premio.
Da’Vine Joy Randolph’s acceptance speech for her first #Oscar
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Hay dos momentos de la noche que merecen ser contados. El primero, el discurso del director Jonathan Glazer tras ser galardonado por mejor película internacional con La zona del interés. El alemán hizo un alegato por las víctimas y la «deshumanización» en el conflicto entre Israel y Palestina, tanto por el ataque de Hamás como del ataque israelí contra Gaza. «Creo que lo que hay dentro de esta película es lo que nos hacemos los unos a los otros como seres humanos. Vemos a los demás como inferiores y diferentes a nosotros. De alguna manera, paso a paso, eso lleva a la atrocidad».
El otro discurso más impactante de la ceremonia sin duda fue cuando el periodista Mstyslav Chernov –Premio Pulitzer por Servicio Público en 2023– subía al escenario para recoger la estatuilla al mejor largometraje documental por 20 días en Mariúpol y condenaba abiertamente a Moscú. Este es el primer Oscar que gana Ucrania en toda su historia. Dijo a la audiencia que, en primer lugar, desearía que nunca hubiera habido una razón para hacer la película.
«Me gustaría poder cambiar esto por el hecho de que Rusia nunca atacará Ucrania, nunca ocupará nuestras ciudades. Deseo que liberen a todos los rehenes, a los soldados que protegen la tierra, a todos los civiles que están ahora en sus cárceles. Pero no puedo cambiar la historia. No puedo cambiar el pasado». Este documental es la desgarradora crónica en primera persona de Chernov sobre el tiempo que pasó en la sitiada ciudad ucraniana inmediatamente después de la invasión de Putin.
"Probably I will be the first director on this stage who will say I wish I never made this film."
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Mstyslav Chernov, Michelle Mizner and Raney Aronson-Rath accept the Oscar for Best Documentary Feature Film for "20 Days in Mariupol."#Oscars#Oscars2024https://t.co/X7unxQW0XY pic.twitter.com/RRuTIn1pYT
Ni España, ni Cooper, ni Scorsese
Aunque Robot Dreams no haya sido la galardonada de este premio, ha llegado muy lejos pues ya es memorable simplemente por el hecho de que sea la primera película de animación de Pablo Berger. La estatuilla se la llevó –aunque no estuvo presente– el octogenario y célebre Hayao Miyazaki con su El chico y la garza, quien ha anunciado previamente que ésta sería su última película.
J.A. Bayona tampoco triunfó. El galardón de maquillaje y peluquería se lo llevó Pobres criaturas y el de internacional, La zona de interés. Aunque España no fue la única que salió con las manos vacías. Ni Bradley Cooper vio la estatuilla, ni Scorsese. Parece que Maestro no ganó adeptos en ninguna de las 7 categorías que estaba nominada. Scorsese, nominado en 10 categorías con Los asesinos de la luna, tampoco pudo llegar hasta el podio. ¿Tendrá algo que ver con que en su cinta ningún hombre blanco es honrado? ¿Le habrá castigado la Academia por ir en contra de la historia de su país? Ni Lily Gladstone, en la que todos teníamos puestos los ojos porque podría haberse convertido en la primera indígena estadounidense que gana el premio, pudo llevarse el galardón porque el Oscar fue para Emma Stone, por su fantástica actuación en Pobres criaturas.
Intentos de ser gracioso en la gala
En un momento de la noche, Jimmy Kimmel recordaba cuando, en la gala de 1974, un hombre, Robert Opel, corrió desnudo y pasó por el escenario causando revuelo, mientras el actor David Niven invitaba al escenario a la actriz Elizabeth Taylor para revelar el ganador en la categoría de mejor película. «¿Os lo imagináis?», preguntaba Kimmel. En ese momento aparecía John Cena por detrás, escondiéndose detrás de una de las paredes del escenario, en bolas, para anunciar el mejor vestuario. El sobre que llevaba escrito el ganador le hacía de taparrabos. «El vestuario es lo más importante», decía riéndose. Hay que ver y creer lo de las bromas en estas galas. Se supone que deben de hacer gracia.
Mientras ponían el vídeo de los nominados, le vistieron con una especie de persiana que parecía Julio César y el pobre hombre pudo decir que el filme premiado era Pobres criaturas. «Gracias por la libertad que se me ha dado. Es audaz y valiente esta película», decía la diseñadora, Holly Waddingon. En un cerrar y abrir de ojos Pobres criaturas se había llevado tres premios: diseño de producción, vestuario y maquillaje con peluquería. Se ve que a la Academia le ha agradado la estética tan inusual del director griego Yorgos Lanthimos.
John Cena walking onto the #Oscars stage naked.
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A la hora del comienzo de la ceremonia, salió en el escenario Emily Blunt junto con Ryan Gosling para reivindicar los dobles en los filmes. «Tal y como van los premios, no habría mucho por lo que rivalizar entre nosotros», bromeaban pues ninguna de las dos películas había ganado ninguna estatuilla hasta este momento. Tanto runrún para nada. ‘Barbenheimer’ no pudo ser realidad porque a media hora del final de la gala Oppenheimer y Pobres criaturas estaban empatadas (después la primera remontó) y la única estatuilla de Barbie fue la de la canción de Billie Eilish.
Emma Stone fue galardonada con mejor actriz por la cinta Pobres criaturas. La actriz se hizo con su segundo Oscar y subiendo al escenario, se le rasgó el vestido y muy emocionada, casi afónica, atacada, dijo: «Se me ha roto el vestido. Y me siento muy honrada de compartir esto con todos los miembros del reparto, con todos los miembros del equipo, con todas y cada una de las personas que han volcado su amor, su cariño y su genialidad en la realización de esta película». Dio gracias a su familia y al director del filme y yéndose dijo: «No miréis, lo tengo roto». Otro de los momentos singulares, al mismo tiempo que tierno, de la noche.
Las actuaciones musicales: salvavidas para no dormirse
Menos mal que hay actuaciones musicales para no dormirnos. Eso pensamos todos siempre. Aunque las de este año, la mayoría baladas, tampoco ayudaron mucho para combatir el sueño. No tuvimos el espectáculo de Rihanna ni de Lady Gaga como el año pasado, sin embargo, la primera en cantar fue Billie Eilish y su hermano Finneas O’Connell, al piano, con What was I made del filme Barbie. Con 22 años, la cantante logró su segundo Oscar (y la única estatuilla de la película durante la noche). Con unas luces y un escenario rosa, que recordaba a la película, la cantante nominada interpretó la canción de una manera muy emocionante, con violines de fondo (de la propia orquesta de la gala). Fue muy ovacionada y el público, tras quedarse mudo, se puso de pie.
Ryan Gosling performing “I’m Just Ken” at the #Oscars
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De esta manera, What was I made for? se imponía a I’m just Ken de Ryan Gosling, igualmente nominado por Barbie y con la que protagonizó la mejor actuación de la gala. Ya se conoce que Gosling no es sólo actor, sino también cantante. Su actuación fue como meterse dentro de la película. Vestido de rosa, con un escenario también rosa y unos bailarines con corbatas rosas y unos cartones con la cara de Ruth Handler bailando por ahí, también rosas. Todo rosa, cachondeo y algo de glamour. Por fin algo de entretenimiento.
El final de la gala no fue ninguna sorpresa. Mejor actor protagonista: Cillian Murphy. Mejor director: Christopher Nolan. Mejor película: Oppenheimer. Con estos tres premios el filme se convertía en triunfador de la noche. «Estoy abrumado. Ha sido el viaje más emocionante, salvaje y lleno de creatividad en el que me he embarcado desde hace 20 años. Soy un irlandés orgulloso. Para bien o para mal todavía vivimos en el mundo de Oppenheimer y me gustaría dedicarle esta estatuilla a los que luchan por la paz», dijo Murphy tras recibir el premio. Este mensaje define de manera bondadosa esta gala: la reivindicación de la paz ha sido la gran protagonista de la noche.