THE OBJECTIVE
Cultura

Stanislaus Joyce: retrato de un artista del fracaso

Diego Garrido ilumina al autor del ‘Ulises’ con una excelente novela en forma de diario sobre la vida de su hermano menor

Stanislaus Joyce: retrato de un artista del fracaso

James Joyce. | Wikipedia

«El error esencial de Jim: aprendió a ser un artista antes que un ser humano. El proceso debería ser siempre el inverso». Jim es James Joyce y quien escribe esta sentencia es Stanislaus, su hermano pequeño. Lo hace a través de la pluma de Diego Garrido (Madrid, 1997) autor de la novela en forma de diario Libro de los días de Stanislaus Joyce (Anagrama). ¿Es ficción? Sí, pero escrita desde un profundo conocimiento del universo joyceano. Y por tanto, una ficción muy veraz que nos permite descubrir al autor del Ulises a través de su hermano. 

Garrido, estudiante de cine en la ECAM, se interesó -o más bien se obsesionó- por Joyce hasta el punto de que, aprovechando el confinamiento, se puso a traducir primero sus Cuentos y prosas breves y después las Cartas 1900-1920 (ambos títulos publicados por Páginas de Espuma). Empapado del mundo del irlandés errante, nos presenta ahora un retrato especular a partir de la mirada de su hermano, cuya voz recrea en un ficticio diario en el que también aflora la singular personalidad de Stalislaus, siempre a la sombra de James. 

James Joyce era el mayor de diez hermanos. El segundo era Stanislaus (Dublín, 18884-Trieste, 1955) y la relación entre ellos fue compleja, entre la admiración y el aborrecimiento.  El gran biógrafo de James Joyce, Richard Ellmann, llegó a conocer a Stanislaus y contó con su testimonio para la monumental biografía que publicó en 1959. Cuenta en ella, entre otras cosas, que el hermano menor «había decidido llegar a ser un escritor como James y había probado la mano en un ensayo filosófico que después rompió por considerar que las conclusiones no eran suficientemente interesantes. Dedicaba todas sus energías a su diario, pero cuando James lo leyó aseguró que era muy tosco, excepto en los trozos en que se hablaba de él, y añadió que nunca llegaría a escribir buena prosa. Stanislaus lo quemó, pero a continuación empezó otro obstinadamente». 

En efecto, existe un diario verdadero de Stanislaus Joyce así titulado, a partir del cual Diego Garrido ha escrito su versión ficticia. Acaso Stanislaus fue quien mejor conoció a su superdotado e insufrible hermano y dejó su testimonio en varios textos: Remembranzas de James Joyce y El guardián de mi hermano. Garrido conoce, claro, estas fuentes, lo que le permite crear un diario ficticio con aroma de muy auténtico. 

Anota el Stanislaus de Garrido sobre la afición a empinar en codo en su familia: «Si yo tengo un miedo en la vida, este es perder la cabeza. Mi familia tiene un largo historial de visiones, alcoholismo y demencias. Esto se debe principalmente a la infelicidad, y a la imposibilidad de paliarla. Yo preferiré mil veces una muerte prematura que la lenta corrupción de la bebida». Las anotaciones del diario se suceden a lo largo de un año, cuando ambos hermanos vivían todavía en Dublín. Después James Joyce, ya casado con Nora, se marchó a Trieste, y Stalislaus lo siguió hasta allí. Durante un tiempo convivieron en la misma casa, con no pocas tensiones, porque el hermano pequeño no solo tenía trifulcas con James, sino también con Nora, que no lo soportaba. 

«El guardián de mi hermano»

James y Stalislaus dieron clases de inglés en la Academia Berlitz de la ciudad. Trieste formaba parte en aquel entonces del Imperio Austrohúngaro y al estallar la Primera Guerra Mundial, los irlandeses pasaron a ser enemigos. James huyó con su familia a Zúrich, pero Stanislaus fue detenido por los austriacos e internado en un campo de concentración. A diferencia de James, que a partir de 1920 se instaló en París, donde la librera Silvia Beach le publicaría el Ulises, Stanislaus regresó a Trieste, que había pasado a formar parte de Italia. Volvió a tener problemas por su antifascismo y durante la Segunda Guerra Mundial tuvo que refugiarse en Florencia, protegido y escondido por unos amigos. Después, se instaló por tercera vez a Trieste, donde vivió hasta su fallecimiento en 1955. 

James Joyce dejó escrito que Stalislaus era «el único miembro de mi familia que me importa». Y lo llamaba «mi piedra afilar», porque le leía sus textos y los pulía a partir de sus reacciones. Stanislaus, por su parte, se consideraba «el guardián de mi hermano», porque durante un tiempo cuidó de sus siempre precarias finanzas. Compartían el fastidio por la mojigatería y religiosidad de su Irlanda natal y pasaron la mayor parte de sus vidas en el extranjero. Sin embargo, del mismo modo que se admiraron, también se detestaron. Convivieron juntos y después pasaron años sin hablarse. Aun así, cuenta la leyenda que cuando Stalislaus se enteró de la muerte de su hermano mayor, probablemente por los periódicos, se sintió tan afectado que tuvieron que ingresarlo en un hospital. Frente a otros personajes que rodearon a James Joyce de los que lo sabemos casi todo, como en el caso de la esposa Nora, que ha tenido su biografía y hasta su película (Nora, de Pat Murphy, en la que Ewan McGregor interpretaba al autor de Dublineses), Stalislaus sigue siendo en muchos aspectos un enigma. 

James Joyce fue un genio. Stanislaus una suerte de artista del fracaso. Dice en el libro de Garrido: «Todo el mundo habla del poeta menor, pero nadie del filósofo menor. Soy yo. De qué me sirve pensar tanto si no tengo el talento ni la inteligencia necesarios para comunicar mi pensamiento» Y sobre la literatura opina: «La literatura es una mentira, y si algo puede tener de digno o de valioso es rescatar los pobres recuerdos reales de un ser humano real antes de que se extingan». 

Diego Garrido ha escrito una excelente novela en forma de diario repleto de agudas reflexiones. Una ficción meticulosa que ilumina a un personaje clave de la literatura del siglo XX, James Joyce. Un doble retrato fraterno, de James y Stalislaus, que acaso fueron las dos caras de una misma moneda: el talento literario y la incapacidad para alcanzarlo. El Stanislaus de Garrido dice de James Joyce: «Jim es un genio. Uno disperso, obsceno, borracho, todo lo que se quiera, pero un genio».

TO Store
Los días días de Stanislaus Joyce
Diego Garrido
Compra este libro
Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D