Simón Bolívar, el genocida de españoles
En ‘Historia Canalla’, Jorge Vilches repasa la trayectoria de aquellos personajes que tuvieron una vida truculenta
Traicionó a España y a sus compañeros de armas cuando quiso ser Emperador de la Gran Colombia. Cometió genocidio de españoles e indígenas. Consideró que los esclavos podían ser buena carne de cañón y los mandó al frente a pesar de que prometió su liberación. Fue un traidor y un tirano. Hablamos de Simón Bolívar, el libertador, que es venerado en algunos países de la América española como padre fundador y primer mito de su nacionalismo.
Hugo Chávez santificó a Bolívar para su uso personal, y llegó a decir que fue un precursor del socialismo. Sin embargo, Karl Marx no pensaba lo mismo. Marx escribió que Simón Bolívar era el «canalla más cobarde, brutal y miserable» de la América española. El Libertador, dijo Marx, fue «incapaz de todo esfuerzo de largo aliento» y su «dictadura» degeneró pronto en una «anarquía militar». Bolívar, concluyó Marx, no había liberado nada, sino traicionado a todos.
Bolívar nació en Caracas en 1783, en una familia rica que lo envió a estudiar a España. Estuvo en Madrid viviendo a cuerpo de rey, y se casó con una madrileña, nieta del gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela, que era de origen caraqueño. Bolívar, por tanto, llegó a ser alguien porque España había construido en Caracas una sociedad culta y próspera, capaz de enviar a sus hijos a estudiar a la madre patria. Aun así, aprovechó la caída de los Borbones en 1808 y el inicio de la Guerra de la Independencia en España para iniciar su particular liberación. Esto fue visto como una traición por muchos criollos, que manifestaron su lealtad a la patria española.
Pocas dudas caben ya sobre la guerra de exterminio que Bolívar llevó a cabo. El 15 de junio de 1813 publicó el Decreto de Guerra a muerte, donde se puede leer: «Nosotros somos enviados a destruir a los españoles». Esto se tradujo en que ordenó fusilar a todos los realistas e hijos de España que encontraba su ejército en la llamada ‘Campaña Admirable’. El caso más conocido es el de Juan Bautista Arismendi, que fusiló en Caracas a 886 prisioneros españoles por orden de Bolívar en febrero de 1814, más los enfermos del hospital de La Guaira; vamos, otras mil personas. Esto no es invención: Bolívar comunicó este genocidio como gesta bélica al Congreso de Nueva Granada.
«Los pastusos deben ser aniquilados y sus mujeres e hijos transportados a otra parte».
No acabó ahí. En la Navidad de 1822, hace más de 200 años, Bolívar encaminó su ejército a Pasto, Colombia, para masacrar a la población indígena que se había declarado leal a España. Los pastusos vieron que con la República habían perdido sus derechos personales y sobre la tierra, y protestaron. La respuesta de Bolívar fue enviar sus tropas, que fusilaron a 400 civiles y despojaron de sus propiedades a otros mil, que luego fueron desterradas. Bolívar escribió: «Los pastusos deben ser aniquilados y sus mujeres e hijos transportados a otra parte». Era un genocidio y una traición porque Bolívar había prometido proteger a los indígenas «explotados» por los españoles.
Bolívar no era un demócrata, ni le importaban los derechos humanos, y menos los de las personas más vulnerables. Tampoco fue un gran militar. Contó con la ayuda del Reino Unido, de la que recibió dinero y tropas. Es conocido que Bolívar contó con la ayuda de la Legión Británica, más de 5.000 mercenarios que tras batirse junto a España contra Napoleón, fueron a luchar contra España en América. En fin.
El caso es que Holstein, un militar alemán que acompañó a Bolívar, publicó un libro donde relataba la poca audacia bélica del Libertador. Según el europeo, el caraqueño era un incompetente, más preocupado por la fiesta y las mujeres que por la guerra. De hecho, Holstein revela que detuvo a su ejército durante una semana para cortejar a una menor de la que se encaprichó.
También engañó a los esclavos. Bolívar era un racista y un xenófobo, pero consideraba que contar en su ejército con los esclavos sería una buena baza. En 1816 inició una campaña abolicionista, pero él mantuvo a sus propios esclavos, unos 2.000, hasta 1821.
No es todo. Cometió más traiciones e intentó acabar con aquellos que le podían hacer sombra. En julio de 1812 entregó a los realistas a Francisco de Miranda, iniciador de la independencia en Nueva Granada, quien competía con él por liderar el movimiento. Del mismo modo, quiso asesinar a Francisco de Paula Santander, con una mente privilegiada en comparación con la suya, y, no contento con esto, ordenó matar a José María Córdova, el llamado «héroe de Ayacucho», porque se opuso a su dictadura, sí, a la dictadura de Bolívar. Bueno, podemos pensar que lo hizo por democratizar el país o llevar la voz del pueblo a las instituciones. Tampoco. Traicionó a los Congresos Constituyentes que pretendían dar a la América española un régimen de libertad. ¿Por qué? Porque Bolívar quería ser Emperador de la Gran Colombia, y a cambio sumió a América en sangre y destrucción.
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