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Historias de la historia

El crimen del verano: atentado a Mountbatten

El 27 de agosto de 1979 el IRA asesinó a Lord Mountbatten, un antiguo de la II Guerra Mundial y primo de Isabel II

El crimen del verano: atentado a Mountbatten

Lord Mountbatten al timón de su barquito de pesca, en el que sería asesinado. | Archivo

La explosión tuvo lugar cuando el pesquero había zarpado de la península de Mullaghmore, en Irlanda, y se adentraba en la mar. Era una carga de 25 kilos de gelignita, el explosivo favorito del IRA, adosada al barco varias horas antes y detonada por control remoto. Se trataba de una acción terrorista profesional, y sus efectos fueron letales sobre las personas que iba a bordo, cuatro murieron y otras tres resultaron gravemente heridas. Por fortuna había más pescadores por la zona que las rescataron.

Entre los muertos estaba el grumete de 15 años que ayudaba a manejar la barca al patrón, un hombre de 79 años que no era pescador, sino lo que la población local consideraba un excéntrico aristócrata inglés, que prefería una humilde barca de pesca a un yate. Aún más excéntrico parecería a quienes supieran que aquel hombre había sido Primer Lord del Mar, es decir, comandante en jefe de la Marina Real británica.

Se trataba de Lord Louis Mountbatten, el objetivo del atentado, pues los otros muertos serían «víctimas colaterales», según el IRA: su nieto de 14 años, su consuegra de 83 y el grumete de 15. Los heridos graves eran la hija de Mountbatten, su yerno y otro nieto.

Al asesinar a Lord Mountbatten el IRA había apuntado a uno de los personajes más emblemáticos de la sociedad británica. Era un miembro «especial» de la Familia Real, pues además primo de la reina Isabel II, era tío de su consorte el príncipe Felipe, de quien había sido lo más parecido a un padre, y últimamente actuaba como mentor del príncipe de Gales (hoy rey Carlos III), para quien ocupaba la figura del abuelo que nunca tuvo.

Pero además del oropel cortesano de un Royal –como llama la prensa inglesa a los miembros de la realeza- Mountbatten era un auténtico héroe de leyenda para su país y para las naciones del antiguo Imperio Británico, «un león, un jefe nato», según el obituario que le dedicó Indira Gandhi, primera ministra de la India.

Minute-by-minute account of Lord Mountbatten's murder 40 years after he was  killed by cowards | Daily Mail Online

¿Cómo se forjó ese héroe? Paradójicamente, en el fracaso. Mountbatten había comenzado su vida de guerrero como guardiamarina en la Armada británica durante la Primera Guerra Mundial, cuando sólo tenía 16 años y se llamaba Louis de Battenberg, pues su padre era de estirpe alemana, aunque su madre era nieta de la reina Victoria de la Gran Bretaña.

Al empezar la Segunda Guerra Mundial, Mountbatten recibió el mando de un destructor, y lo torpedearon. Pasó a mandar otro destructor, y también lo hundió un torpedo. Le confiaron un tercer buque, y lo echó a pique la aviación alemana. Una de dos, o era un desastre como comandante naval o era un gafe irremediable. En realidad era un hombre con suerte, no solamente sobrevivió a las tres catástrofes, sino que su amigo Noel Coward, una celebridad en el mundo del espectáculo –y amante del hermano del rey- decidió hacer una película contando su historia de superación de los infortunios.

In which we serve (Sangre, sudor y lágrimas en la versión española) resultó un gran éxito. Era un momento en que Inglaterra recibía palos en todos los frentes, aunque resistía en pie, y la gente se identificó con el marino indomable, al que lo hundían pero no lo vencían. Churchill, que era un mago creador de ilusiones para mantener en alto la moral de su pueblo, fichó de inmediato al «capitán insumergible».

Jefe de comandos

De la noche a la mañana, en vez de ser desterrado a una oficina tras perder tres buques, Mountbatten fue ascendido a almirante, y además Churchill lo nombró general del Ejército y de la RAF (Aviación) y jefe de Operaciones Combinadas, el departamento del que dependían los comandos, las primeras fuerzas especiales, un invento de Churchill.

Los comandos vendían humo: hacían incursiones por sorpresa en las costas de Europa, daban audaces golpes de mano contra posiciones alemanas, conseguían pequeños triunfos intrascendentes, pero la prensa los presentaba como grandes victorias sobre Alemania. Un hombre como Mountbatten, con carisma y valor temerario, era su jefe ideal, pero además tenía iniciativas que podían ser geniales. La leyenda de Mountbatten dice que visitó Pearl Harbor en 1941, torció el gesto ante las pocas medidas de protección de la principal base naval USA del Pacífico, y predijo con exactitud cómo iba a ser, unos meses después, el ataque por sorpresa japonés.

También se atribuye a Mountbatten la inspiración de los muelles artificiales que, remolcados desde Inglaterra, harían posible el éxito del Desembarco de Normandía. Tras la invasión aliada de Europa ya no tenía razón de ser el departamento de Operaciones Combinadas, y Churchill envió a Mountbatten a Asia como comandante supremo. Allí lideró la reconquista de Birmania, el país vecino de la India desde el que los japoneses amenazaban, desde hacía cuatro años, con invadir «la perla de la Corona», es decir, la India.

Después del final de la guerra, Mountbatten se quedó en la India como el último virrey. Gracias a su mano izquierda y a los encantos de su mujer, de la que se enamoró el principal líder de la independencia india, Nehru, el traspaso de poderes del Imperio británico a la nueva nación soberana, la Unión India, se realizó en plena armonía.

Tras haber vivido en semejantes circunstancias históricas como protagonista, los altos cargos que ocuparía en la posguerra tenían poco que añadir al currículum de Mountbatten, pero lo cierto es que fue sucesivamente jefe de la Marina Real y de todas las Fuerzas Armadas británicas, hasta que se retiró al cumplir 65 años, en 1965.

Sin embargo, seguiría siendo una persona citada por la prensa, aunque como socialicé, es decir, en la sección de cotilleos sociales, como un Royal con gran influencia dentro de la Familia Real. Fue esta notoriedad social lo que hizo que el IRA lo pusiera en su punto de mira, aunque luego se justificaran con el absurdo de que era «un objetivo militar legítimo».

 El IRA o Ejército Republicano Irlandés, había luchado contra el dominio británico durante casi todo el siglo. En 1921 había conseguido la independencia de tres cuartas partes de Irlanda, pero en los años 70 seguía luchando por expulsar a los ingleses de Irlanda del Norte y anexionar esta región a la República de Irlanda.

El IRA practicaba operaciones que podían considerarse guerra de guerrillas legítima. El mismo día del atentado a Mountbatten, una emboscada a un convoy de paracaidistas británicos provocó 18 muertos y más de 20 heridos graves entre los soldados, lo que fue el encuentro más mortífero de todo el conflicto para el Ejército británico.

Sin embargo, el IRA también cometía acciones terroristas execrables, especialmente la utilización de bombas que siempre causaban víctimas inocentes, como el atentado a Mountbatten, un crimen cuyo balance fue el asesinato de dos niños y dos ancianos, aunque uno de ellos hubiera sido antaño «un león».

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