Ciriaco González Carvajal, el inventor de la lotería de Navidad
Este sevillano trajo a España, procedente de México, el actual formato del Sorteo Extraordinario de Navidad
El mensaje del Rey en Nochebuena, las 12 uvas en Nochevieja, el roscón de Reyes… hay una serie de tradiciones navideñas muy patrias y qué duda cabe que una de las más extendidas es la del Sorteo Extraordinario de Navidad. Es, además, una costumbre con bastante raigambre histórica, ya que llevamos más de dos siglos celebrándolo.
Pero ¿cuál es el origen de la lotería de Navidad? A algunos tal vez les suene el papel que jugó Carlos III, sin embargo, si bien trajo un cierto tipo de lotería a España, el monarca ilustrado no es el responsable de la variedad de sorteo que se juega en Navidad. En realidad, el honor le corresponde a un hombre de lo más desconocido en nuestros días, Ciriaco González Carvajal.
La historia de la lotería en España
Lo primero que puede decirse sobre la lotería en nuestro país es que ha sido siempre un elemento propuesto por el poder con el fin de recaudar. Así fue en el caso de la que trajo Carlos III. El monarca la recuperó de su reino anterior, Nápoles, como sugerencia de su secretario de Hacienda, el famoso marqués de Esquilache (sí, ese al que no le gustaban las capas y los sombreros de ala ancha).
La primera edición de este sorteo se celebró en 1763, con un formato en el que debían acertarse una combinación de seis números distintos entre el 1 y el 49. En aquella primera edición, se recaudaron 187.500 reales; tres cuartas partes de ese dinero se distribuyeron en premios y el 25% restante, lo han adivinado, fue a parar al Estado. Esta modalidad de sorteo se celebró en España hasta el año 1862 y se retomó en 1985. Es la que hoy seguimos conociendo con el nombre de lotería primitiva.
Ciriaco González Carvajal
Pero para que hubiera una lotería primitiva, es decir, más antigua, tuvo que haber una posterior. Aquí es donde entra en escena el tal Ciriaco González Carvajal. Este personaje nació en Sevilla en 1745. Estudió en los jesuitas de Granada y después se licenció como bachiller en la universidad de la misma ciudad andaluza, formándose en Derecho Canónico y leyes. Pronto, su carrera le llevó a las posesiones españolas en ultramar, especialmente a Filipinas y México.
Lo cierto es que su biografía transcurrió como la de tantos altos funcionarios de la época, siendo lo más probable que su vida no hubiese llegado a nuestros días. Eso sí, no es que no fuera talentoso. Por ejemplo, siendo muy aficionado a las ciencias naturales y, durante su estancia en México, logró reunir una colección que llegó a elogiar el famoso naturalista Alexander von Humboldt en una de sus obras.
La ‘nueva’ lotería
A pesar de ello, como decíamos, es bastante seguro que el nombre de Ciriaco González Carvajal no nos sonase de nada si no fuera por una contribución que hizo ya al final de su vida laboral. Nos encontramos en plena guerra de la Independencia, en un momento en que las Cortes constituyentes se encontraban reunidas en Cádiz. A los diputados reunidos en el oratorio de San Felipe Neri les llegó una propuesta de González Carvajal para adoptar un sistema de lotería que seguía el modelo de la que funcionaba en México desde 1771.
La primera edición de esa modalidad de sorteo tuvo lugar el 18 de diciembre de 1812 y sólo se celebró en Cádiz y San Fernando, al estar el resto del territorio ocupado por las tropas napoleónicas. A medida que estas fueron perdiendo terreno, el sorteo se fue extendiendo y en seguida adquirió gran popularidad, duplicando los ingresos de la lotería primitiva.
Esa clase de sorteo sobrevive hasta nuestros días y es la base de la lotería de Navidad. Desde entonces, el sorteo se ha mantenido ininterrumpido, incluso durante la Guerra Civil, donde cada bando organizaba su propia lotería. Los famosos niños de San Ildefonso empezaron a cantar el Gordo de Navidad en 1892, aunque su vinculación con la lotería se remonta al siglo XVIII.
Hoy en día, Loterías y Apuestas del Estado pone a la venta 185 millones de décimos para el Sorteo Extraordinario de Navidad. De lo que se vende, un 70% se reparte en premios y un 30% va para el Estado. La posibilidad de que toque el Gordo es de una entre 100.000. Sigue siendo, por tanto, un método eficaz para recaudar por parte de la Administración pública.
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