Isabel de Farnesio, la mujer del primer rey Borbón que ejerció el poder en la sombra
La serie ‘La vida breve’ de Movistar+ cuenta la vida de una de las reinas más importantes de la historia de España

Retrato de Isabel de Farnesio pintado por el francés Louis-Michel van Loo. | Wikimedia Commons
Que una serie de televisión que hable de la historia de España sea un éxito, es una buena noticia. Que dicha serie no sea, de nuevo, sobre la guerra civil española, es todavía mejor noticia. Que además enganche porque posee un guión lleno de sarcasmo, sátira e inteligencia, es ya la cuadratura del círculo. Estoy hablando de La vida breve (Movistar +) que cuenta el corto reinado de Luis I de España, el monarca español que ostenta el triste récord de ser el que menos estuvo en el trono, concretamente 229 días.
Cómo explicar la vida de Luis I sin las personas que lo rodearon es imposible, la ficción aprovecha para hablar de más personajes históricos que son mucho más relevantes por su papel en la Historia. Felipe V, su padre, e Isabel de Farnesio, su madrastra. Hay en la serie mucho de cierto en cuanto a hechos que sí sucedieron y otros, los menos, no. Quienes señalan que la serie carece de rigor histórico probablemente lo hacen porque está hecha con una mirada actual y eso en Historia suele ser siempre un error, claro. Los diálogos, desternillantes en ocasiones y con muchas alusiones a hoy día, la hacen parecer una broma carente de todo rigor.
Por supuesto, los protagonistas no hablaban así y lo sabemos porque hay extensa documentación epistolar, que nos desvela que el lenguaje usado en nada se parecía al actual, como no podía ser de otra manera. Pero la importancia no reside en ello, sino en que, cuando un espectador se queda contento con lo que ha visto, suele realizar después búsquedas que le cuenten datos, porque se ha quedado con ganas de más. Y eso es siempre una buena noticia porque en España sabemos poco de nuestro pasado, y esa es una pésima realidad para cualquier país.
Fuimos un imperio y nos avergonzamos de ello. Tuvimos un pasado lleno de luces y sombras, pero las primeras fueron brillantes. Desconocerlo es triste. Que una serie recupere una parte de nuestra historia, aunque sea en forma de sátira, es esperanzador. Los cientos de miles de espectadores que ya han visto la serie saben hoy mucho más que ayer sobre quién es Felipe V, Isabel de Farnesio, el pobre Luis I y su mujer Luisa de Orleans.
¿Qué cuenta la serie de cierto y qué no?
Se necesitaría más de un artículo periodístico para poder analizar todos los aspectos de la serie con respecto a la realidad, pero se pueden ver los puntos más importantes (e interesantes) que al espectador le pueden dar una somera idea de qué pasó en los comienzos del siglo XVIII en España, para que luego tire del hilo e investigue por su cuenta.
Felipe V fue el primer rey Borbón que tuvimos en España y su llegada con 17 años a nuestro país fue absolutamente caótica, tanto es así que se libró una cruenta guerra que duró 14 años y cuyas consecuencias principales fueron el comienzo de la decadencia como imperio que había comenzado a fraguarse con los Reyes Católicos. Cuanto más conocimiento de la época tenga el espectador, mejor entenderá las ironías. Hay constantes referencias a dicha guerra, la de sucesión española, y al fin de la dinastía de los Austrias y la llegada de los Borbones. Las varias veces en que en los diálogos se menciona la anterior dinastía con desprecio son una licencia perfectamente creíble, ya que la muerte de Carlos II, el último Austria y sin descendencia, trajo el gravísimo problema de una guerra y el cambio de dinastía. Es, por tanto, lícito creer que los Borbones que llegaron a Madrid en sustitución de los Austrias los mirasen con desprecio y por encima del hombro.
¿Quién fue Isabel de Farnesio?
Es difícil decidir quién de los actores tiene más peso en la serie, si Javier Gutiérrez o Leonor Watling, porque ambos se comen la pantalla con sus magníficas interpretaciones. Y esto es muy interesante porque establece un paralelismo con lo que de verdad sucedió con la real pareja que interpretan. Felipe V no se entiende sin la Farnesio y viceversa. Como bien dice un diálogo de la serie, él ostentó el poder, pero ella lo ejecutó.
Sobra decir que en el XVIII las mujeres no tenían ni voz ni voto. Las reinas tenían como única misión dar herederos a la corona, a ser posible varones. Y lo que menos se esperaba de ellas es que intervinieran en asuntos de Estado. Pero Isabel de Farnesio era una mujer inteligente, astuta, culta y con un fuerte carácter… nacida en una época poco propicia para brillar como mujer. Pero le tocó en suerte para poder ejercer el poder de facto un marido con problemas de salud mental. Si le hubiera tocado como esposo uno con la personalidad de su hijo Carlos III, probablemente no hubiera podido brillar tanto.
Isabel de Farnesio llegó a la corte española para casarse con un rey viudo cuyas ansias sexuales no podían dejar de cubrirse, y mejor satisfacerlas con una nueva reina que con cortesanas. Así que tan solo siete meses después de enviudar Felipe de su primera esposa, María Gabriela de Saboya, llegó ella para ocupar su puesto. Se parecían como el día y la noche y la situación que se encontró no debió de ser nada fácil: casarse y dar hijos que en principio no heredarían el trono, puesto que por delante estaban los anteriores hijos, dos, Luis y Fernando. Complejo lo tenía desde luego.
¿Qué hizo Isabel de Farnesio?
La historia es una disciplina que se basa únicamente en hechos comprobados, que no es moralizante y que está destinada a interpretar el pasado conforme a la documentación verídica existente. Las interpretaciones, por lo tanto, tienen que estar basadas en dichas premisas y fuera de todo ello se entra en el terreno de la especulación. Dicho esto podemos afirmar que el papel de Isabel de Farnesio fue determinante en el devenir de la historia de España. Lo que no podremos jamás saber es qué hubiera pasado si ella no se hubiera casado con Felipe V, o si ella hubiera tenido una personalidad más sumisa o, si lo quieren los lectores, intereses dedicados al bordado en lugar de a la política.
La Parmesana fue vital en la vida de su marido por dos razones, porque estuvo décadas a su lado manejando los hilos del poder, ejerciéndolo, y porque su ambición como madre superó con creces sus intereses como reina.
¿Cuántos hijos tuvo Isabel de Farnesio?
Fue muy prolífica en embarazos, afortunada en partos (algo inusual en la época) y tuvo la gran suerte de que, de los siete hijos que parió, seis llegaron a la edad adulta y todos ellos se «colocaron» apropiadamente. Carlos, el primogénito, como Carlos III, rey de España y de Nápoles, Mariana Victoria, como reina consorte de Portugal, el infame Felipe, como duque de Parma, María Teresa, como delfina de Francia (no llegó a ser reina consorte por «los pelos»), Luis, conde de Chinchón y María Antonia, reina consorte de Cerdeña. Su labor como madre colocadora de sus vástagos no tuvo mácula alguna. Y no fue casualidad, sino fruto de sus intrigas, inteligencia y astucia en una corte dominada por hombres donde la mujer poco tenía que aportar.
Las dos etapas de Isabel de Farnesio como reina
La italiana fue reina dos veces. Una antes de la abdicación de su esposo, y la segunda cuando murió su hijastro Luis I y su marido volvió al poder. Y además, una tercera etapa muy corta, si se quiere denominar así, en la que ejerció el poder sola y que fue cuando se quedó viuda y ejerció de regente a la espera de que llegara a España su hijo, el futuro Carlos III.
En su primera etapa como reina (1714-1724) sus intereses estuvieron enfocados en las diferentes posibilidades de colocación de sus hijos en buenos destinos.
Cuando Isabel vuelve a ser reina ya ha muerto Luis XIV y el regente en Francia, Felipe de Orleans, que odia a su marido, no está interesado en la política española, dejando una vía libre de lo más interesante a la italiana que, aprovechando los «desvaríos» de su marido, ejerce ella misma el poder.
Su importancia en la historia de España
Nadie puede dudar con los hechos en la mano de la grandísima importancia de esta reina italiana. Su forma de ser, así como el dominio ejercido de manera astuta sobre su marido, tuvieron enormes frutos no solo a nivel político. Isabel poseía una cultura vastísima y una fuerte inclinación hacia las bellas artes, que muy probablemente influyó en el carácter y pensamiento de su marido. No es extraño, pues, que bajo su reinado, el más largo de la historia hasta la fecha de España, florecieran todas las artes. La corte se llenó de artistas bajo el mecenazgo de los monarcas, bajo su reinado se creó la Real Academia de San Fernando, fueron los impulsores de la creación del Palacio Real y muy especialmente del Palacio de la Granja de San Ildefonso, un lugar de ensueño creado a imagen y semejanza de Versalles.
La Historia puede que no la haya tratado con justicia, pero lo cierto es que fue una mujer que hizo lo que pudo para defenderse de todo tipo de intrigas de las que salió prácticamente intacta. Probablemente, su época más feliz, al menos políticamente hablando, fueron los cuatro meses que transcurrieron entre la muerte de su esposo y la llegada a España de su hijo, Carlos III, que vivía en Nápoles (de donde también era rey). En ese breve tiempo, Isabel pudo por fin ejercer el poder sola, sin hombres. La historia no puede aventurar qué hubiera pasado si hubiese sido una reina por derecho propio, pero sí podemos arriesgarnos a decir que es posible que, a lo mejor, lo hubiera hecho mucho mejor que su marido.