Aina Alegre: «La danza siempre ha estado abierta al contacto con otras disciplinas»
THE OBJECTIVE conversa con la actual codirectora del Centro Coreográfico Nacional de Grenoble.

La bailarina Aina Alegre. | Pascale Cholette
Aina Alegre, es la actual codirectora del Centro Coreográfico Nacional de Grenoble. Bailarina, performer y coreógrafa, nació en Cataluña y hace más de una década vive en Francia. Desde su creación coreográfica apela a reinventar el cuerpo y explorar diferentes culturas.
También fundó la compañía STUDIO FICTIF en París, desde entonces la danza contemporánea es su medio absoluto de expresión e investigación. «Entiendo también la danza como una recopilación de gestos, como una práctica corporal totalmente inmersa en representaciones sociales, históricas y antropológicas», nos cuenta.
P.- Nació en Cataluña y se formó como bailarina en Barcelona. ¿Cómo fue su llegada a Francia?
R.- Me fui a Francia en 2007 para estudiar en Angers en el Centro de Danza Contemporánea. En Barcelona estudié en una escuela bastante interdisciplinaria, de hecho, estudiaba sociología, pero pronto me di cuenta de que desde la danza se podía investigar todos los temas que me interesaban. En Francia me centré más en la creación contemporánea de danza y en París formé STUDIO FICTIF, mi compañía. En 2023 asumí el cargo para codirigir el Centro Coreográfico Nacional de Grenoble, junto a Yannick Hugron.
P.- ¿Considera que Francia sigue siendo un ejemplo en la gestión de centros coreográficos?
R.- Actualmente se están renovando en todo el país, existen diecinueve. En Grenoble hay una movida cultural muy intensa, con muchas capas de acción hacia la danza. Yo vi la convocatoria y me di cuenta de que tenía ganas de experimentar y fusionar la noción de compañía que viaja mucho, con las ganas de anclar mi trabajo en una zona geográfica. París es muy intenso, formé mi compañía porque al acabar los estudios bailaba, actuaba y hacia performance, fueron épocas de mucho aprendizaje. Luego hice mi primer solo en 2011 que titulé No se trata de un desnudo mitológico, y ese fue el punto de partida de STUDIO FICTIF, que es también un espacio de colaboración, un estudio del imaginario y de creación.
P.- ¿Sigue siendo la danza contemporánea ese espacio experimental de exploración artística?
R.- Lo que me gusta de la danza contemporánea y fui consciente de ello al estudiar su historia, es que ha tenido épocas muy experimentales, desde las que ha buscado el contacto con otras disciplinas. Siempre se ha abierto a otras materias, como el teatro incluso a las artes plásticas, porque se modula mucho y no se sitúa en un único estilo de danza. Sigue siendo un laboratorio, pero a su vez, vivimos en un momento en que las compañías para subsistir, tienen que producir y para ello deben tener un ritmo muy fuerte de producción y de giras. Es parte de nuestro trabajo, pero esa dinámica muchas veces hace que la parte de investigación o de laboratorio quede un tanto relegada. Otro problema es que cada vez hay menos subvenciones, y trabajar dentro de este sistema económico es complejo.
P.- Es bailarina, coreógrafa y directora, ¿cómo se sitúa frente a cada oficio?
R.- Hay que ser muy fiel a lo que se quiere decir y a la energía que te hace crear. La danza contemporánea sigue siendo un espacio de creación para pensar el cuerpo desde el movimiento y eso es lo principal. Ser bailarina, coreógrafa o dirigir, son oficios muy distintos, yo por ejemplo trabajo con bailarines mayores, que nunca han querido ser coreógrafos. Ser coreógrafo tiene también que ver con un trabajo de escritura, de vocabularios, de hacer que un grupo de personas entiendan tu proyecto y empiecen a empatizar con él. En la dirección, el concepto federa todo, el vocabulario, la estética, la manera de poner la escena en los cuerpos, pero, además tienes que liderar un equipo de bailarines, vestuario, luces, sonido y música. El trabajo de la coreógrafa también es trasmitir conceptos, ideas e intenciones, es muy colaborativo. Yo afortunadamente sigo disfrutando desde cada lugar.
P.- Hay también algo nostálgico en sus obras, que apelan muy seguido a la memoria…
R.- Es cierto y creo que me remito a la memoria cultural justamente por esa carga nostálgica. En R-A-U-X-A, por ejemplo, utilizo la idea del ritmo desde el golpear el suelo, el picar, que es algo que existe en varias danzas tradicionales de distintos lugares del mundo. Rauxa en catalán es una palabra muy antigua que ya casi no se utiliza, y se asocia a la palabra «seny», se dice: «Hay que tener seny (razón o prudencia) y rauxa», que es lo impulsivo. Como gesto, el golpe o el picar siempre me ha resonado mucho, por lo impulsivo que es, por primario, es casi como una expresión raíz. Es un gesto muy arcaico, como una primera forma de comunicación o de memoria corporal del pasado, pero a su vez tan presente y de futuro.
P.- Además de su trabajo en Grenoble, tiene varios espectáculos de gira…
R.- En Grenoble somos catorce personas permanentemente y además de los trabajos coreográficos, hacemos residencias para artistas. Luego tengo los equipos artísticos, además R-A-U-X-A, está Fugaces que va de gira con diez personas. También está This is Not (an act of love & resistance), que es una pieza musical y coreográfica para nueve intérpretes femeninas: cuatro instrumentistas de viento metal y cinco bailarinas. Juntas invocan diferentes imaginarios alrededor del aire, a través de la danza, la música y el ritmo de la palabra. Y pese a que son obras muy diversas, me gusta ver los puentes que se crean entre los distintos espectáculos que he hecho, en diferentes momentos de mi vida artística.
P.- En el espectáculo Fugaces hace un homenaje al flamenco, a Carmen Amaya en particular…
R.- Fugaces es una declaración de amor a Carmen Amaya. Yo no vengo del flamenco, pero cuando encuentro una cultura de danza que me interesa, me intento acercar. Creo que además de la danza moderna, posmoderna o contemporánea, Amaya es una de las figuras que más me ha inspirado en mi formación como artista. El proceso de creación ha sido maravilloso, estudiar su archivo ha sido muy enriquecedor, sobre todo buscar la forma de poder entrelazarlo con mi propio lenguaje. Su danza está fugazmente presente y de ahí el título de la obra, es también la idea de podernos dar cuenta que a veces un recuerdo se impregna en tu cuerpo para no soltarte.
P.- ¿Cuál es el tipo de creador artístico en el mundo de la danza que más admira?
R.- Admiro mucho a las personas que logran después de tantos años continuar jugando y arriesgando en su propio trabajo, o que han dirigido grandes instituciones para luego continuar su camino como artistas, sin miedo a reinventarse. Siempre crear es frágil y hay que arriesgar, cuando veo estos recorridos me parecen absolutamente inspiradores. La danza para mi tendría que ser parte de la educación escolar, y se debería de practicar desde la infancia, es una herramienta muy útil para forjar nuestra personalidad.
P.- Otra línea de investigación en su trabajo artístico son los llamados Estudios…
R.- Sí, paralelamente continúo investigando en formas más performáticas, donde intento intervenir en espacios más alternativos, que no sean necesariamente escenarios destinados a la danza. Los Estudios los comencé en 2018, con las ganas de indagar desde distintas culturas y sobre todo en danzas populares el concepto del «picar». Esta labor implica también mucho trabajo de campo, de entrevistas y conversaciones con personas que no necesariamente vengan del mundo de la danza. El primer estudio lo hice en Perú, conociendo danzas ancestrales, muy relacionadas también con su agricultura. En las danzas tradicionales catalanas también se trabaja con el pal o palo en todo momento, las danzas vascas también incluyen el picar o el golpe, como gesto performático. El último Estudio que he hecho es de mujeres que tocan la batería y la relación que se crea con el cuerpo si eres instrumentista. La idea es recoger experiencias sobre el cuerpo que vengan de mundos y culturas territoriales muy distintas y desde ahí abrir nuevas líneas de investigación.