Ángela Ruiz Robles, la precursora española del libro electrónico
Esta profesora leonesa ideó una enciclopedia mecánica con tinta luminiscente y hasta equipo de sonido

Ángela Ruiz Robles.
Si pensásemos en los inventos más influyentes de la historia, podrían venirnos a la mente algunos como la rueda, el arado, la polea o, más recientemente, la máquina de vapor, la bombilla o las vacunas y antibióticos. Se podría discutir largo y tendido sobre cuál ha sido más importante, un debate en el que yo desde luego tendría muy claro a mi candidato. Se trata de un avance que en cierto modo permitió el desarrollo y expansión de muchos otros inventos, así como de una infinidad de saberes. Hablamos, por supuesto, de la imprenta.
La creación de Gutenberg permitió, entre otras cosas, la democratización de otro objeto muy cotidiano, el libro. Por supuesto, no es que antes del siglo XV no existieran libros; muy al contrario, estos llevaban siglos produciéndose en copias a mano sobre distintos soportes vegetales o animales. Pero la imprenta posibilitó que el conocimiento contenido en los libros se difundiese como nunca antes en la historia.
El e-book, invención española
Desde entonces, el libro como producto no sufrió cambios fundamentales durante varios cientos de años… al menos hasta la llegada de la tecnología digital. Nos referimos, claro, al libro electrónico o e-book, un dispositivo que podemos encontrarnos todos los días en el autobús o el metro y que permite almacenar miles de títulos en un espacio mínimo, entre otras ventajas.
Pues bien, si especulamos sobre quién pudo poner las bases de este invento, podríamos pensar que fue algún desconocido ingeniero de IBM o tal vez que el proyecto nació a la sombra del innovador Steve Jobs. Nada más lejos de la realidad. ¿Cómo se quedan si les digo que la pionera del libro electrónico nació en una pequeña localidad leonesa de menos de mil habitantes? Esta es la historia de Ángela Ruiz Robles.
De profesora a inventora
Ángela Ruiz Robles nació en 1895 en Villamanín, una pequeña villa leonesa, hija de un farmacéutico y de un ama de casa. Como tenía aptitudes para el estudio, se inscribió a unas clases de taquigrafía y contabilidad en la Escuela de Magisterio de León. En esos años, se forjó su vocación docente, que la llevó a dirigir la escuela municipal de La Pola de Gordón, otro pequeño pueblo de la zona, y más tarde a dar el salto a Ferrol, donde fue primero profesora y luego directora del Centro Ibáñez Martín. Incluso llegó a fundar su propia academia de opositores. Su compromiso con la enseñanza, especialmente de los más desfavorecidos, también se manifestó en su labor en la Escuela Nacional de Niñas del Hospicio y en la Escuela Obrera Gratuita.
En aquellos años en Ferrol, Ruiz Robles plasmó su antiguo dominio de la taquigrafía y la ortografía en un total de 16 publicaciones escritas. Fue buceando en ese mundo cuando se empezó a interesar por el aspecto más mecánico de estos saberes. Desarrolló así una sorprendente faceta de inventora que tuvo como fruto un aparato precursor de lo que hoy llamaríamos un e-book.
En concreto, en 1949, Ángela patentó lo que ella llamó un «procedimiento mecánico y a presión de aire para la lectura de libros», así como una suerte de enciclopedia que se consultaba también de forma mecánica, con pulsadores similares a lo que hoy llamaríamos hipervínculos e incluso con tinta luminiscente para leer a oscuras. Además, tratándose de una enciclopedia, y según cómo se mire, podría decirse que ideó un antecedente de la Wikipedia.
Un proyecto frenado por la falta de financiación
Durante casi 15 años, Ruiz Robles continuó trabajando en su prototipo para perfeccionarlo. Una segunda patente, que data de 1962, recoge un aparato que traía incorporadas lentes de aumento y hasta un sistema de sonido para personas ciegas. Vamos, que algo hay aquí también de un audiolibro.
Ángela Ruiz Robles pasó los últimos años de su vida buscando financiación para su novedoso proyecto. Pero los organismos públicos no supieron ver el potencial de la enciclopedia mecánica. Finalmente, la inventora leonesa falleció en Ferrol en 1975.
Apenas una década después de la segunda patente de Ángela, en 1971, el empresario estadounidense Michael Hart puso en marcha el proyecto Gutenberg para digitalizar miles de libros y ponerlos a disposición del público en formato digital y de forma gratuita. Hoy en día, se le considera a él el inventor del e-book, pero su idea no habría tomado forma sin el impulso inicial de Ángela Ruiz Robles.
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