Borja Cobeaga, director de 'Los Aitas': «Esta película me ha hecho ser mejor hijo»
THE OBJECTIVE conversa con el guionista de Ocho Apellidos Vascos en el Festival de Málaga

Fotograma de Los Aitas. | Los Aitas
Ser buen padre en los 80 no era tarea fácil. Preguntar a tu hija por sus gustos o apoyar las pasiones de tu hijo si estas no tenían una estrecha relación con el fútbol era impensable. Si a esto le sumas estar en paro y vivir en Bilbao, donde las ofertas de trabajo cada vez eran menores, la tarea se dificultaba aún más. Sin embargo, hay ocasiones en la que el destino (o una resaca monumental de las madres de un grupo de niñas locas por la gimnasia rítmica) obliga a los padres a acompañarlas en un eterno viaje de autobús en el que tienen la oportunidad de conocerlas por primera vez en once años.
Los Aitas es el título que recibe la nueva película del Borja Cobeaga. El guionista de 8 Apellidos Vascos y otros muchos filmes ha apostado una vez más por la comedia para contar una historia que refleja cómo ha evolucionado la figura del padre en la sociedad y qué mejor fecha para estrenarla que en la semana del padre. «Esta película, más que hacerme reflexionar sobre el padre que soy, me ha hecho ser mejor hijo. Gracias a ella he entendido el rol que le tocó ejercer a mi padre, y que si no hizo determinadas cosas es porque no contaba con las herramientas ni la educación para hacerlo bien», explica el director a THE OBJECTIVE.
La película, de hora y media de duración, cuenta la historia de un grupo de niñas que, junto a su entrenadora y sus madres (completamente entregadas), planean un viaje a Berlín, ciudad natal de la entrenadora, para participar en un concurso de gimnasia. El día antes del viaje, las madres se beben un par de copas de más, y la resaca les traiciona, obligando a los padres, que apenas sabían de la existencia de este, a recorrer 2.000 km en un autocar conducido por un cura alcohólico. Lo que parece una españolada con humor bastante simple, acaba convirtiéndose en una historia de superación por parte de las niñas, de evolución de la figura del padre en la sociedad y de los problemas económicos de muchas familias españolas en los 80.
Preguntado por las mayores dificultades que se le han presentado durante el rodaje, Cobeaga asegura que el tiempo. La trama sucede dentro de un autobús de época en el que (claramente) no había aire acondicionado. Sin embargo, el viaje en la película se produce en uno de los meses más fríos del año, por lo que los actores tuvieron que llevar una vestimenta propia de invierno, con abrigos y múltiples capas, debajo que hacían muy difícil el rodaje: «Un día tuvimos que terminar el rodaje antes por las niñas porque la sensación de agobio era cada vez mayor y no eran capaces de seguir».
La elección de Berlín como escenario
El destino final del viaje no fue casual. El director asegura que quería asemejar la caída del muro de Berlín en el 89, que se produce justo a la llegada de los viajeros al destino, con esa ruptura del muro entre padres e hijos, o más bien hijas. «Quería mostrar un cambio de modelo en la paternidad y la caída del muro de Berlín me parecía un escenario perfecto para representarlo», asegura.
A pesar de la originalidad del escenario, que más que Berlín es el autobús de camino a la ciudad, la grabación no fue sencilla. El ruido del autobús (o más bien del camión que lo arrastraba) dificultaba el sonido. También hubo dificultades con el rodaje por el horario en el que las niñas podían grabar. Como algunas escenas se desarrollaban por la noche, tuvieron que grabarlas en un estudio con un fondo negro y luces de coches para simular la carretera.
La permanente de Juan Diego Botto
Grabar una película de comedia suele ser una experiencia, como es de esperar, graciosa, y en esta las anécdotas divertidas no han faltado. Una de ellas, que ha condenado al reconocido actor Juan Diego Botto a contarla una y otra vez a lo largo de la promoción de la película, tiene que ver con la caracterización de su personaje. En un intento por parecerse lo máximo posible a los padres de los 80, propuso que le rizaran el pelo. «Yo quería que me rizaran el pelo, así que en peluquería me dijeron que me iban a hacer una permanente. El problema es que yo no sabía que una permanente se llamaba así porque efectivamente era permanente», comentaba entre risas en la rueda de prensa posterior al preestreno en Málaga.
Los Aitas se estrena el 21 de marzo en cines y hará reflexionar a todo el que lo vea, que se replanteará tanto su papel de padre como de hijo. Este filme pone frente al espejo a la sociedad española y muestra la evolución que los padres han experimentado y cómo las relaciones con sus hijas ha mejorado a lo largo de los años. Además de reír, todo el que vaya saldrá con una visión bastante ajustada a la realidad de esa década y de un problema tan grave como es el desempleo que a día de hoy sigue afectando a millones de españoles.