Magalí Etchebarne: «La escritura funciona como una suerte de inventario»
Conversamos con la escritora argentina y ganadora del VIII Premio Ribera del Duero
La autora argentina Magalí Etchebarne llegó a España para promocionar su obra literaria ya que este año fue la ganadora del VIII Premio Ribera del Duero. La promoción del libro La vida por delante, publicado por la editorial Páginas de Espuma, la llevó a varias ciudades de España donde dio a conocer esta selección de relatos donde el paso del tiempo y la muerte tienen gran carga dentro la temática y los protagonistas de cada uno de los cuentos.
Estos temas no son desconocidos para Magalí Etchebarne, ya que había profundizado en ellos en un libro anterior, Los mejores días -publicado en España en 2019 por la editorial Las afueras- y, en el poemario Cómo cocinar un lobo, donde la muerte de sus padres cobra vital importancia en sus versos.
En caso del libro Los mejores días, Etchebarne en una entrevista con THE OBJECTIVE nos comenta que, eran cuentos con los que venía trabajando hace algunos años y le pareció propicio tener una fecha final para entregarlos, sin necesidad de presentar una temática específica. La siguiente compilación, La vida por delante, premiada por los escritores Mariana Enríquez, Brenda Navarro y Carlos Castán, jurado del VIII Premio Ribera del Duero, presentan unos cuentos más oscuros, trágicos que, de alguna manera, sorprendían a la autora.
A pesar de lo trágico, la autora cree que hay toques de comedia dentro de lo que escribió en este volumen, ya que «el humor funcionó como una suerte de desvío y de bajar el volumen a la tragedia». Es, a partir este guiño tragicómico, que desvela la complejidad de la narración de La vida por delante.
En el primer relato titulado ‘La piedra de las mujeres’, leemos unas escenas tan naturales que el lector puede entenderlas sin llegar a los pactos de la ficción, ya que las mujeres protagonistas de la historia «si bien, están súper enfurecidas por el paso del tiempo, aparece algo de humor, que se produce por una lucidez maravillosa», que humaniza a los personajes.
El título de este compendio, La vida por delante, también dictamina el paso del tiempo o una relación de esperanza después de un duelo. La muerte está presente en las páginas del libro debido a la influencia de la experiencia personal de la autora en su anterior poemario, donde «la escritura funciona como una suerte de inventario, de vaciamiento de una casa», que atraviesa también a los personajes de estos relatos.
«La muerte aparece en esta serie de relatos, más allá de que el libro se titule La vida por delante, porque la muerte es algo que atraviesa. En estos relatos no muere nadie, pero nos encontramos, por ejemplo, el personaje de la madre, que está senil, en donde la muerte es un horizonte cercano. Entonces lo que se aproxima es la sombra. En el segundo relato, la muerte está con los suicidas, en la posibilidad de quitarse la vida y, luego, en el tercer cuento, en el rito alrededor de la muerte, en tirar las cenizas, en la ceremonia alrededor de de la muerte. Por último, en el cuarto relato, creo que lo que se plasma es la muerte del amor» afirma la autora.
El paso del tiempo que erosiona a las mujeres
Si la muerte no está presente literalmente en estas páginas y, lo que encontramos es la sombra de ella, posiblemente, la sombra la activa un asesino, en este caso el tiempo. En estos cuentos el paso del tiempo resquebraja el espíritu y el cuerpo de las mujeres y, a pesar de que la autora cree que el tiempo es una suerte de maestro, también afirma que las mujeres «no lo vivimos así». A Etchebarne le parece «que tenemos una relación espantosa, formada desde el origen y, al parecer, estamos configuradas para atravesarlo de una manera súper humillante, vergonzosa para asumir nuestra propia transformación y nuestro propio envejecimiento con total vergüenza».
Entender el paso del tiempo en el cuerpo de las mujeres hace que los personajes de los cuentos se sitúen entre los 40 y los 60 años de edad. La autora afirma que obtuvo inspiración en la poeta brasileña Adélia Prado, quien comenzó a escribir poesía con 40 años, la edad de Magalí Etchebarne, donde ocurre una suerte de deseo por la creación que la autora quería descifrar a través de estas narraciones.
La realidad sumergida en la ficción
La pregunta general del mundo editorial incita siempre a pesar qué tanto de lo que se escribe bebe de la realidad o es autobiográfico. Usualmente los escritores tienden a negar que se beba de la propia realidad para incrementar la capacidad imaginativa, sin embargo, en el caso de la ganadora del VIII Premio Ribera del Duero, está claro que escribe ficción y que no conoce a sus personajes, «sin embargo, tienen cosas que conozco y eso, en general, siempre me da gracia, ese intento de los escritores de separarse del texto», ya que le parece innecesario, porque “claro, vos vas a estar adentro, porque es inevitable que algo del orden de tu vida esté ahí, colado. Uno escribe de lo que conoce y eso que conoce es un matiz muy particular que va a aparecer, es lo que le va a dar sonido y una textura de verosimilitud».
La ficción en La vida por delante revive historias que la autora escuchó y luego imaginó o elucubró para sus personajes, sin superioridad moral en el oficio, ya que «la ficción es un material que vos estás usando y es un gesto un poco pretencioso entender que hay una distancia con lo que se escribe, como si se fuese más escritor por imaginar el mundo. ¿Quién puede imaginar este un mundo? Todos», concluye la autora.
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La vida por delante es un tomo luminoso dentro de la obra de Magalí Etchebarne. Esta compilación de cuentos intenta desvelar la belleza de lo cotidiano, a través de deliciosas migajas que van dejando los personajes, rescatando los pequeños detalles que se convierten en sutiles disparadores de los pactos de ficción con el lector.