The Objective
Literatura

'Morituri': a la muerte a través de la risa

Luis Sanz Irles medita en su nueva novela sobre la eutanasia a través de una divertida trama de sociedades secretas

‘Morituri’: a la muerte a través de la risa

El escritor Luis Sanz Irles. | Víctor Ubiña

Víctor Camarena es un antiguo revolucionario que llega a la vejez aburguesado y sumido en una crisis existencial profunda. Tras una vida intensa, marcada por fervores políticos, derrotas y éxitos imprevistos, incluyendo una carrera como actor adquirida casi por accidente, la decrepitud de su senectud acechante le conduce a plantearse la posibilidad de poner fin a su vida. 

Un personaje peculiar, descacharrante y/o profundo, según el momento, que es el protagonista de Morituri, la nueva novela de Luis Sanz Irles, que acaba de publicar la editorial Sr. Scott. El autor atiende a THE OBJECTIVE desde su refugio en la Serranía de Ronda y nos define la obra como «una serie de preocupaciones sobre la posibilidad de mantener o no la existencia hasta el final, cargada de elementos sociológicos y políticos, pero sobre todo de elementos psicológicos y vitales» con los que abordar temas universales.

La novela compone un mundo narrativo en el que Sanz Irles nos divierte con personajes excéntricos y caricaturescos, el autor califica la obra de «novela de personajes», capaces de expresar tanto los dilemas del siglo pasado, sobre todo a través de Camarena, como los desafíos posmodernos de quienes le rodean. Todos ellos formulan preguntas sin respuesta entre citas, guiños culturales e ideas que el autor pone en boca de sus criaturas literarias para configurar, a través de la novela, un ensayo heterodoxo sobre la sociedad actual.

Más allá de lo llamativo del elenco, la historia reflexiona sobre asuntos esenciales: el paso del tiempo, la memoria, la vejez y, sobre todo, el derecho a decidir cómo y cuándo despedirse de la vida, siempre con un estilo gamberro y divertido. El tono elegido, nos cuenta, es la forma de darle al lector la tranquilidad, y el alivio, de que se puede hablar de un tema tan horrible desde la jovialidad y con una luz en el horizonte.

A través de conversaciones con viejos camaradas, de evocaciones amorosas y eróticas, y de constantes digresiones filosóficas, se construye el retrato de Camarena, un personaje radicalmente contradictorio: clarividente y ridículo, romántico y violento. Obsesionado por el fin que se aproxima, se centra en su futuro óbito al entrar en una organización secreta dedicada a ayudar a los ancianos a pasar a mejor vida. La muerte, para él, deja entonces de ser una abstracción para transformarse en una decisión consciente y planificada. 

Un Quijote y un Sancho muy particulares

El acompañante en ese proceso es su secretario personal, una suerte de camarlengo, como él mismo se autodenomina con ironía, que ejerce como narrador de esta novela lúcida, entretenida y, a ratos, surrealista. El secretario, del que apenas conocemos detalles, salvo que es joven y tiene pareja, termina implicado en dicha organización, obteniendo la misión de documentar el desarrollo de las acciones de este colectivo que, como en los viejos grupos políticos en los que militó Camarena, acaba escindiéndose en dos facciones (moderados y extremistas), en una parodia que parece sacada de los Monty Python, una reflexión sobre cómo el poder acaba siempre degenerando en autoritarismo y sobre lo difícil, el autor bebe en este punto de su propia experiencia política, de mantener la racionalidad frente al fanatismo.

Morituri se estructura a través de la relación entre estos dos personajes, de modo que se va configurando el relato de la vida del protagonista de manera desordenada y fragmentaria, en consonancia con la naturaleza cambiante y subjetiva de la memoria de ambos. Una especie de relación Quijote y Sancho, salvando las distancias, que a Sanz Irles le salió de forma natural y que hoy, con la novela ya publicada, le confiere ciertos ecos de novela picaresca.

Esa maraña de ideas, emociones y percepciones, que surgen de la relación entre ambos, sazonada con una mirada irónica sobre el mundo, conduce al lector a plantearse cuestiones transcendentales sin recurrir a la solemnidad vacía ni al dramatismo grandilocuente. El debate ético planteado resulta actual y necesario: «¿Por qué hablamos constantemente de eutanasia y no se centra el debate en los cuidados paliativos?», concluye.

Luis Sanz Irles nació en Valencia, reside en Málaga y ha vivido en Estados Unidos, Ámsterdam y Venecia, además de haber pasado largas temporadas en Francia, Irlanda, Japón y Dinamarca. Ha sido locutor de Radio Nederland Internacional, lector de español en la Universidad de Utrecht y director de marketing en Italia. Hombre de mil vidas, Sanz Irles es también traductor literario, traductor jurado y aviador con certificación de instructor de vuelo y piloto acrobático.

Colaborador de THE OBJECTIVE, es autor del poemario Las gaviotas de hielo y de las novelas Una callada sombra, Tulipanes y delirios y Leontiel. En 2020 publicó su traducción de The Waste Land de T. S. Eliot, y en 2019 apareció Texto sentido, una recopilación de sus artículos críticos. Tras Morituri, nos adelanta, está trabajando en una novela distópica a través de la cual intenta vislumbrar el futuro de Europa.

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