El español que dirigió una orquesta bajo las bombas: «La música tiene un efecto sanador»
Torrelledó acudió Kiev para dirigir una orquesta tras un ataque ruso que acabó con la vida de varios músicos
«La música tiene un efecto sanador». Esa es la conclusión a la que ha llegado el director de orquesta Ramón Torrelledó tras una larga trayectoria profesional caracterizada por decenas de conciertos benéficos y viajes a países en conflicto. El músico cree en su capacidad de movilización y de regenerar a las personas. En su larga trayectoria, ha experimentado cómo una simple melodía es capaz de hacer que las víctimas de acontecimientos trágicos, como es la guerra en Ucrania, ignoren por un segundo el ruido de las bombas y las alarmas y recuerden a sus seres queridos con una banda sonora «celestial», capaz de reavivar ese ápice de esperanza perdida.
Hace unos meses, Torrelledó recibió una llamada del embajador de Ucrania en España con una interesante invitación: viajar a Kiev para dirigir a la orquesta de Mariúpol. Se trataba de un intento por hacer de la cultura una embajada importante y representativa de España en su país. El músico no dudó ni un segundo en aceptar la oferta. «Veo que la música puede no solamente ejercer este papel solidario, sino que realmente estimula enormemente a la gente y sirve para, al margen de la cuestión estética puramente, insuflar energía, estímulo para que la gente siga luchando con sus ideales». Con ese discurso tan interiorizado, el artista emprendió un largo y complicado viaje hasta su destino».
«Llegar a Kiev es una odisea. Es un viaje de casi 20 horas. Tienes que ir hasta Varsovia y después coger un tren a Kiev. Sin aire acondicionado, más de 17 horas en un tren pasando mucho calor. Es duro. Pero bueno, el sueño está y todo lo puede sabiendo lo que te espera. Y cuando vuelves todo lo puede sabiendo la experiencia tan maravillosa que te llevas a tu vida», comenta en una entrevista telefónica realizada por THE OBJECTIVE.
Alarma y búnker: así fue su concierto en Ucrania
Tras dirigir orquestas en Auschwitz, Cracovia y Rusia, Torrelledó ha experimentado la importancia que tiene la música en el ser humano. «No hay cosa más maravillosa en la vida que ser un soñador. Y en estos lugares, encima, un sufridor. La gente que sufre, cuando vas con música, no te quepa la menor duda que les iluminas plenamente», asegura.
Esta ha sido su segunda vez en Ucrania, ya que el año pasado dirigió la Orquesta Nacional. En esta ocasión, se han puesto bajo su batuta músicos con una trayectoria y una historia impactantes. Los miembros de la orquesta de Mariúpol (ciudad ucraniana ocupada por los rusos) fueron víctimas de un acontecimiento dramático. Torredelló explica que las autoridades ucranianas, ante los constantes bombardeos rusos, instaron a la población a acudir a conciertos y eventos culturales con la creencia de que el respeto por la música, quizá, que comparten ambos países sería motivo suficiente para evitar un ataque ruso en el teatro. Por desgracia, no fue así. Lo bombardearon y murieron más de 650 personas, entre ellas varios músicos de la orquesta.
«Tras aquella fatídica experiencia, fueron acogidos en Kiev y allí se han organizado una serie de conciertos. La orquesta también viaja por el mundo con la bandera de Ucrania. El concierto que he ofrecido después de ensayos y mucha práctica ha sido interpretado por el colectivo sobreviviente de la orquesta de Mariúpol», comenta el director. E insiste: «Al margen de lo que tú puedas ofrecer, estás en frente de gente que tiene una experiencia que tú no has tenido ni deseas tener nunca. Estás ensayando y escuchando bombas que están matando a todo el mundo y tú, por suerte, sigues vivo».
El segundo concierto de Torrelledó en Ucrania tampoco destacó por su tranquilidad. A mitad de la actuación, las alarmas comenzaron a sonar, se suspendió el concierto y tanto músicos como asistentes bajaron al búnker del teatro. «La gente se abrazaba y lloraba», explica. Poco después, volvieron a subir y retomaron el concierto. «No se fue nadie», celebra el músico español. Pero aún hay más: en el segundo intento, a mitad de una pieza, se fue la luz y tuvieron que acabarlo a oscuras.
«No pasé miedo»
«Fue increíble», reconoce Torrelledó. Viajar a un país en guerra no es el plan ideal de nadie. El miedo, la inquietud y la inseguridad son sentimientos que, lógicamente, invaden a cualquier persona que se vea en esa situación. Sin embargo, el músico y director de orquesta, más que miedo, sintió rabia. «Nunca pensé que después de la Segunda Guerra Mundial esto podría ocurrir, y ocurre. Ves y sientes la imbecilidad del ser humano», denuncia.
También menciona la facilidad con la que echamos la culpa a los líderes, pero somos nosotros los que abandonamos nuestros valores y nuestro espíritu y «dejamos todo en manos de terceros por pereza». «En Ucrania todos luchan conjuntamente por sus valores y su país. Están movilizadísimos y plantan cara, a pesar de ser conscientes de que sus condiciones son mucho peores que las rusas. Por eso no pasé miedo».
Preguntado sobre su vuelta a España, asegura que tras lo visto, «tenemos que tener cuidado con las decisiones y no caer en situaciones de ese calibre porque una guerra es realmente grave». «Qué alegría estar viviendo en este país tan maravilloso que, por cierto, los ucranianos adoran. Toda la gente con la que hablas o con la que haces música se vuelve loca», asegura Torrelledó. Y concluye: «Lo único que nos queda es valorar lo que tenemos, que es mucho».