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Lituania intercepta material de guerra ruso y termina en Ucrania como ayuda militar

Los agentes de aduanas lo descubrieron durante un registro y requiere de permisos especiales que el gobierno niega

Lituania intercepta material de guerra ruso y termina en Ucrania como ayuda militar

Pantalones de guerra.

Sonrieron de manera irónica al verlo. Los agentes de aduanas lituanos tenían delante un montón de cajas destinadas a Rusia, y repletas de material militar. La república báltica vive con el corazón encogido, porque saben que si Moscú sale en buena posición de Ucrania, temen ser los siguientes en ser invadidos.

Fue entre finales de septiembre y primeros de octubre cuando funcionarios del Servicio de Aduanas y Criminalidad Fronteriza de Kaunas realizaron este hallazgo en el puesto ferroviario de Kybartai. Durante varios registros rutinarios encontraron paquetes con ropa militar y redes de camuflaje en cuatro envíos distintos. Los cargamentos viajaban en los trenes en trayecto desde Kaliningrado —un enclave ruso, fronterizo con Lituania y Polonia—, y con destino a la capital rusa.

Esta suerte de isla continental, forma parte del territorio ruso, aunque está fuera de sus fronteras y rodeada de países miembros de la OTAN. Bañada por el mar Báltico, la ruta más directa para las mercancías que pasan de Kaliningrado a Rusia cruza suelo lituano. Los funcionarios alegaron que la carga estaba clasificada como militar y necesitaba un permiso específico a pesar de que no fuera exactamente armamento; acto seguido fue incautado.

No es el primer incidente que se produce en la ruta ferroviaria entre Kaliningrado y Moscú. El diario Kyiv Independent informó de que un vagón de tren había sido grafiteado recientemente con una Z, el símbolo utilizado por los militares rusos en su invasión. Otro llevaba un mensaje que decía que la capital de Lituania, Vilna, es una ciudad rusa, algo que tampoco sentó del todo bien a sus vecinos.

Lituania, que formó parte de la Unión Soviética, ha sido uno de los más firmes aliados de Ucrania y es uno de los mayores donantes de Ucrania en términos de su PIB. De acuerdo con cifras del Instituto Kiel para la Economía Mundial, sólo Dinamarca y Estonia les superan en donaciones.

Lituania ha enviado unos 745 millones de euros en ayuda militar y 100 en ayuda humanitaria a Ucrania entre el comienzo de la invasión. Estas cifras equivalen al 1,43 % del PIB lituano. Estados Unidos, por ejemplo, ha enviado mucho más, unos 68.000 millones de euros en ayuda militar, humanitaria y financiera combinada en el mismo periodo. La diferencia es que estos números representan alrededor del 0,35% del PIB estadounidense, según el mismo estudio.

Lituania es uno de los varios países de la OTAN fronterizos con Rusia que se están preparando para una posible invasión rusa. Desde el inicio del conflicto han aumentado su gasto militar de manera notable, y el primer reflejo de su esfuerzo es la construcción de una línea defensiva a lo largo de los 1.000 kilómetros de frontera colectiva entre Rusia y Lituania, Estonia y Letonia. Muchas de las vías de acceso naturales se han sembrado de los conocidos obstáculos antitanque llamados dientes de dragón.

El material incautado a las Fuerzas Armadas de Moscú fue remitido a Ucrania, y considerado como ayuda militar por cortesía del ejército ruso.

Tocado y hundido

Peor le fue a la comandante Yvonne Gray, de la armada de Nueva Zelanda. Sostiene el dudoso honor de haber estado al mando del primer buque neozelandés que se hunde desde la Segunda Guerra Mundial. A la militar, de origen británico, le fue encomendado el mando de la embarcación tras ingresar en la marina neozelandesa. Viajó hace más de diez años con su pareja a la isla austral, y decidieron quedarse a vivir allí.

El HMNZS Manawanui chocó el pasado sábado 5 de octubre contra un arrecife, se incendió y tardó unas dos horas en hundirse frente a la costa de Samoa. El navío, especializado en buceo e hidrografía, perdió potencia y encalló mientras realizaba un reconocimiento de arrecifes a una milla náutica de la costa de la isla de Upoli. Según la Armada neozelandesa, los tripulantes detectaron humo el domingo sobre las 6.40 de la mañana y a las 9 ya se había hundido.

HMNZS Manawanui.

Según las autoridades locales, la policía samoana recibió llamadas de socorro poco antes de las siete de la tarde del sábado. Se enviaron pequeñas embarcaciones de rescate y advirtieron que el barco estaba se estaba inundando de agua; la mejor opción era evacuar la nave. Sus setenta y cinco tripulantes y pasajeros fueron rescatados sin daños de importancia, aunque algunos mostraron heridas leves.

Pérdida costosa

El navío, valorado en unos 95 millones de euros, entró en servicio en 2019. El accidente generó preocupación por cuestiones medioambientales ante la posibilidad de que el combustible de sus depósitos contaminara el arrecife local y el hábitat marino.

El asunto ha levantado cierta polvareda política. El HMNZS Manawanui era el primer navío comandado por la comandante Gray. Su nombramiento fue muy celebrado y vendido de manera pública como un caso de éxito de integración de miembros del colectivo LGTBI. Por esa causa muchos se preguntan si lo fue por méritos propios o porque formaba de una campaña publicitaria de un gobierno que quería congraciarse con sus votantes más progresistas.

La ministra de Defensa, Judith Collins, declaró a los medios de comunicación en Auckland que se abrirá un tribunal de investigación para determinar por qué el barco encalló, se incendió y volcó.

Una misión inesperada

El USS Daniel Inouye es un destructor de la clase Arleigh Burke que debe su nombre al exsenador de Hawai Daniel Inouye. Inouye recibió condecoraciones por sus acciones en Toscana, Italia, durante la Segunda Guerra Mundial. El destructor fue entregado para el servicio a finales de 2021, y en su primer despliegue ha protagonizado un hecho inesperado: rescatar a dos náufragos, y no dos náufragos cualesquiera, sino dos iraníes, procedentes del país archienemigo de los rescatadores.

El destructor sirvió como centro de mando de la defensa antiaérea y lanzamiento de misiles para el grupo de ataque Roosevelt durante el despliegue. El 27 de septiembre, los encargados de la radio escuchaban las órdenes y mensajes del grupo naval que opera en la zona. Entre los mensajes oyeron uno extraño, una petición de socorro.

Lo último que esperaban era tener que atender a una operación de rescate de marineros civiles. Las leyes del mar les obliga a ello, y mandaron al agua un bote inflable semirrígido con nadadores de rescate, que fue apoyado desde el aire por un helicóptero del USS Theodore Roosevelt.

Dos iraníes volando en helicópteros militares americanos

Ambos náufragos fueron izados hasta el MH-60S del Escuadrón 8 de Helicópteros de Combate Marítimo y transportados hasta el portaaviones Theodore Roosevelt, donde recibieron atención médica y se les proporcionó agua y comida. «Un marino en apuros es un marino en apuros», declaró el comandante del Inouye, Kevin Dore, después de que el buque y su tripulación atracaran en el puerto de origen cuando terminó el despliegue hace unos días. «Si se produce una emergencia de este tipo, hay que llegar lo antes posible y hacer todo lo que esté en nuestras manos para salvar, en este caso, a dos marineros en apuros que casualmente eran iraníes».

Hasta en los conflictos armados más duros ocurren cosas de estas. Ahora, al menos dos iraníes, tienen unos amigos norteamericanos. Al final, sonrieron todos, como los agentes de aduanas lituanos.

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