Ventilador, hielo y un cubo: el truco de un arquitecto para enfriar tu habitación
En tiempos de calor extremo y consumo energético disparado, esta forma se convierte en una alternativa cada vez más valiosa

¿Cómo enfriar una habitación? | Canva Pro
En plena ola de calor, cuando las temperaturas no bajan ni de madrugada, mantener una casa fresca puede parecer un lujo reservado al aire acondicionado. Sin embargo, desde hace años, arquitectos e interioristas vienen recuperando estrategias pasivas y sensoriales para enfriar el hogar sin necesidad de tecnología invasiva. Uno de ellos es Antonio Matrēs, experto en arquitectura climática, que ha desvelado para la revista Arquitectura y Diseño una serie de consejos que van más allá del clásico ventilador con hielo.
El truco viral: cubo, hielo y ventilador
Una de las estrategias más comentadas del verano, y también una de las más accesibles, ha sido rescatada tanto por arquitectos como por usuarios en redes sociales: colocar un cubo con hielo frente a un ventilador doméstico. Este sencillo gesto, según explica el experto en arquitectura climática, genera un microclima natural al evaporarse el agua fría, ya que el ventilador no solo mueve el aire, sino que proyecta hacia el ambiente ese vapor más fresco, reduciendo la sensación térmica en la estancia. «Es un recurso que no consume energía adicional, aprovecha las propiedades del agua y puede marcar la diferencia en noches especialmente calurosas», señala. El efecto también puede replicarse con otros elementos igual de simples, como una toalla húmeda colgada cerca de una corriente de aire o una palangana con agua helada colocada estratégicamente frente a una ventana abierta. «Son gestos que nos conectan con una climatización más intuitiva, casi ritual, que funciona precisamente porque se basa en los principios físicos más básicos: la evaporación, la ventilación y la ligereza térmica», añade Matrēs.
Otros consejos para enfriar tu hogar
Desde el uso inteligente de la ventilación hasta pequeños cambios en los hábitos domésticos, estos consejos prácticos permiten reducir la temperatura interior sin necesidad de recurrir constantemente al aire acondicionado.

1. Suelos para mantener la temperatura baja
Una casa fresca se construye desde el suelo. Superficies como el barro cocido, la piedra caliza o el travertino claro apomazado mantienen la temperatura más baja que el plástico o materiales sintéticos. En cuanto a los tejidos, Matrēs recomienda usar lino lavado, algodón gofrado o bouclé ligero, ya que son telas que permiten el paso del aire y no acumulan calor. Más que decoración, se trata de crear una arquitectura textil que actúe como regulador térmico.
2. Apagar luces
La primera gran clave es entender que muchas veces el calor se genera sin que lo percibamos. Bombillas halógenas encendidas, routers en constante funcionamiento, cargadores conectados aunque no se usen y pequeños electrodomésticos en stand-by crean focos térmicos permanentes. El primer paso para refrescar un espacio no es añadir nada, sino apagar lo innecesario.
3. Una casa a oscuras
A veces no se trata de evitar el sol, sino de modularlo. El arquitecto apuesta por cortinas de lino sin forro, visillos ligeros o toldos con tejidos técnicos, tanto en interior como en exterior, para crear una penumbra suave que refresque sin oscurecer. «No es esconder la luz, sino aprender a domarla», dice. Las persianas cerradas durante el día y abiertas al anochecer también son un clásico eficaz para frenar el ingreso de calor.
4. Plantas: aliados verdes que purifican y dan sombra
Además de aportar estética, las plantas contribuyen a enfriar el aire de manera natural. El helecho de Boston, por ejemplo, mejora la humedad en espacios secos, mientras que especies como el ficus lyrata, el jazmín trepador o el poto colgante actúan como filtros vivos en ventanas, balcones y estanterías. Su efecto no solo es físico, sino emocional: el verde activa una conexión biológica con la calma y el bienestar.
5. Ventilación cruzada: el aire como arquitectura
Uno de los recursos más simples y efectivos es la ventilación cruzada. Consiste en abrir ventanas opuestas para permitir la circulación natural del aire, una estrategia típica de las viviendas mediterráneas. El truco está en combinar esta corriente con ventiladores bien ubicados, que no busquen tanto generar viento como potenciar el movimiento existente.
6. Paleta térmica: enfriar con colores
Además de los materiales, los colores también ayudan a refrescar. Matrēs recomienda abandonar el blanco nuclear y apostar por una gama de tonos neutros suaves como el gris perla, el beige cálido, los verdes desaturados o los arenas naturales, ya que bajan la percepción térmica del espacio y amplifican la luz sin deslumbrar.