River gana la Copa Libertadores en un Madrid blindado por agentes de seguridad
River Plate ha conquistado este domingo la Copa Libertadores tras ganar 3-1 a Boca Juniors en la prórroga del partido en el Santiago Bernabéu. Es la primera vez que el Superclásico argentino se juega fuera de sus fronteras y lo ha hecho sin incidentes en un Madrid blindado por más de 4.000 agentes de seguridad.
River Plate ha conquistado este domingo la Copa Libertadores tras ganar 3-1 a Boca Juniors en la prórroga del partido en el Santiago Bernabéu. Es la primera vez que el Superclásico se juega fuera de las fronteras americanas y lo ha hecho sin incidentes en un Madrid blindado por más de 4.000 agentes de seguridad.
Los colores del Superclásico argentino han conquistado la capital española este fin de semana. Desde el aeropuerto a los hoteles de concentración de los equipos, de la Puerta del Sol a Colón, pasando por La Castellana o los alrededores del Santiago Bernabéu, todo lo impregna la final de la Copa Libertadores, que cruzó el Atlántico con un halo de violencia y ha alcanzado este domingo sus últimas horas en un clima más plácido del esperado. Toda la ciudad ha estado pendiente del River-Boca, el encuentro con uno de los mayores dispositivos de seguridad de la historia de la capital para un partido de fútbol.
El abrazo, anoche en un hotel de La Castellana y ante las cámaras de televisión de un canal argentino, de los presidentes de River, Rodolfo D’Onofrio, y Boca, Daniel Angelici, que habían evitado cualquier gesto para el deshielo en los días previos, ha sido el colofón a unas jornadas previas marcadas por la ausencia de graves incidentes.
Enmarcado en el Operativo CABA (acrónimo de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el dispositivo de seguridad ha involucrado a unos 4.000 efectivos, 2.054 de ellos policías nacionales —el coste del operativo solo en estos agentes asciende a 650.000 euros—, y ha permitido, entre otras cosas, detectar la llegada de radicales con antecedentes penales, en el mismo aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez.
El jueves fue deportado Maxi Mazzaro, uno de los líderes de La 12, la violenta barra brava de Boca, y, un día después, Christian Ariel Ghisletti, ultra de River. El mensaje que se envió fue que los radicales se exponían a emprender el viaje de vuelta nada más concluir un desplazamiento de 12 horas, lo que, en principio, parece que desanimó a Rafael di Zeo, el líder de los barra brava de Boca, que anunció que no iría al partido, pese a haber logrado el permiso de un juzgado de Buenos Aires para salir del país.
Ambas aficiones, no obstante, no han renunciado a mostrar su fuerza. Acogidas por sus «filiales» en Madrid, los hinchas de River y Boca se han exhibido por las calles de la capital y han popularizado el término «banderazo».
Boca Juniors tuvo el sábado el suyo a las puertas del hotel Eurostars Mirasierra, donde al mediodía se juntaron unos 800 aficionados para saludar la llegada del equipo de Guillermo Barros Schelotto tras su último entrenamiento. En la Plaza de Colón han puesto su mira los «bosteros»: allí acudirán si Boca conquista su séptima Copa Libertadores, lo que le situaría junto a Independiente como el club que más veces ha ganado este título.
Poco después y kilómetro y medio más al sur, la Puerta del Sol se pobló el sábado de hinchas de River Plate, en una demostración que esperan prolongar esta noche, porque es en la emblemática plaza donde los aficionados «gallinas» tienen previsto festejar el título, en el caso de que la plantilla de Marcelo Gallardo venza.
Pese a que las jornadas previas han dejado imágenes de aficionados de ambos conjuntos compartiendo estancia sin problemas, el operativo de seguridad está diseñado para que no se crucen.
Después de un nuevo banderazo al mediodía en el hotel de su equipo, Eurostars Tower, la filial de River ha ido en caravana al estadio. Su zona de aficionados está en la Plaza de Cuzco, a diez minutos del Santiago Bernabéu, mientras que la de Boca ocupa Nuevos Ministerios, poco más de un kilómetro del estadio en dirección norte. Ambas zonas han tenido una jornada muy tranquila, sin incidentes.
Una vez en el estadio, donde han superado tres perímetros de seguridad, han aguardado la llegada de los autocares de los clubes, que esta vez sí serán blindados para evitar los problemas que llevaron a la suspensión del partido en el Monumental. Este es uno de los momentos que provocan más tensión en las horas previas de la final.
Esta noche, después de más de dos horas de infarto, el River Plate y Boca Juniors se ha coronado campeón de la Copa Libertadores en un Superclásico que pasará a la historia.