Lluís Cortés: «Abrí la ventana del hotel de Kiev y estaban sonando las alarmas antiaéreas»

Lluís Cortés, exentrenador del FC Barcelona y actual seleccionador de fútbol femenino de Ucrania, habla con THE OBJECTIVE sobre su periplo para volver de la guerra. Estaba en Ucrania cuando explotó el conflicto y nos cuenta cómo fue su camino de regreso a España. Ahora trata de ayudar desde Barcelona con distintas iniciativas para ayudar a los ucranianos. Espera que esto acabe pronto para poder regresar al país.

Pregunta: Ya en casa: ¿cómo te encuentras?

Respuesta: Sí, ya en casa, en zona segura, con mi gente. Yo me encuentro bien pero con una sensación extraña y de mucha responsabilidad por toda la gente que hemos dejado allí. Y, sobre todo, con los más cercanos, como son las jugadoras o el staff, al que estamos tratando de intentar ayudar en todo lo que podemos.

P: ¿Cuál ha sido el momento en el que has pasado más miedo?

R: Miedo, como tal ,durante el tiempo que estuvimos allí. Tampoco es que pasáramos mucho, porque ciertamente no vimos tiroteos, bombardeos, explosiones. Sí que vimos muchos aviones de guerra y carros de combate. Miedo tampoco, sobre todo incertidumbre durante muchos momentos del viaje. No sabías dónde ibas, dónde acabarías. Si la furgoneta aguantaría o no aguantaría. Momentos de incertidumbre que te provocan agobio, nerviosismo. Quizá lo más cercano al miedo fue el momento del tren, cuando se paró durante dos horas y media. Porque en ese momento no recibes información y te montas tus películas conforme has visto en películas. Historias de la Segunda Guerra Mundial. O las historias que me contaba mi abuelo que sí que vivió la guerra. Y claro, vas montando tus historias.

P: ¿Por qué estabas en ese momento en Ucrania?

R: Estaba en Ucrania porque habíamos acabado el torneo en Turquía y la idea era hacer noche en Kiev para mancharnos a España. Además, teníamos que firmar un documento bancario en Kiev. Nos faltaba una firma para el contrato, para completar todo. Y dijimos: «Vamos ahora y lo dejamos todo hecho». Hicimos una noche en Kiev y fue justo cuando estalló la guerra.

«Estábamos en Kiev porque teníamos que firmar un documento en el banco»

P: He leído que estabas en un hotel con tu íntimo colaborador, que recuerdas el primer momento en el que escuchaste las bombas.

R: Sí, yo estaba en el hotel con Jordi Escura, que es mi preparador físico y que vive en Cataluña como yo. Jordi se despertó con las bombas y fue quien me llamó a la habitación a las seis de la mañana y me dijo que la guerra había empezado. Abrí la ventana del hotel y las alarmas antiaéreas estaban sonando y fue cuando decidimos poner en marcha el plan antiescape. Llamamos a la Embajada y la Federación Española de Fútbol para poder salir lo antes posible. La Federación llamó a una furgoneta que nos vino a buscar para así poder irnos al oeste del país.

P: ¿Cómo reaccionaste?

R: Con mucha incredulidad, porque sabíamos que la situación era complicada pero no éramos conscientes ni la jugadoras, ni la gente del staff, de que iba a estallar ya. Reaccionas con tensión y muchas prisas de salir cuanto antes. Con Jordi nos retroalimentamos para tener la cabeza fría, no precipitarnos.

P: ¿A partir de ese momento, qué hicisteis?

R: A partir de ese momento, pues llamar a la Embajada, donde nos dijeron que aguantáramos porque estaban evaluando la situación. Pero nosotros no teníamos nada claro y queríamos salir cuanto antes. Y llamando a la Federación es cuando nos organizaron ese furgón que nos vendría a recoger y nos llevaría a Liev.

«Decidí contarlo en las redes para mantener tranquilos e informada a mi familia y amigos»

P: ¿Por qué te lanzas a contar tu historia en las redes sociales?

R: Para mantener tranquila e informada a mi familia, también a los amigos y a la gente cercana. Y ahorrarme así todos los mensajes que me iban llegando y que me escribían preguntando. De esta forma, podía dar a conocer cuál era mi situación. Explicar lo que veía con mis ojos.

P: ¿Consideras que de algún modo todo esta «publicidad» te ha salvado la vida?

R: No, yo creo que no. Lo que nos ha salvado la vida es el fútbol, es la Federación ucraniana, la polaca cuando pasamos la frontera y el soporte de la española. El explicarlo no nos ha salvado la vida. Ha servido para explicarlo, para que la gente supiera en todo momento donde estábamos. Y también ha servido para que la gente empatice más ahora con nosotros en todas las acciones que estamos llevando a cabo desde aquí para ayudar al país.

P: ¿Quiénes son los que más os ayudaron a abandonar Kiev?

R: Sin duda, la Federación ucraniana de fútbol. Con la Embajada española dejamos de contar en el momento en el que teníamos un plan para abandonar el país. Quien nos ayudó fue la Federación ucraniana y estaremos eternamente agradecidos.

«Las imágenes más duras fueron las despedidas, de llorar y no saber si volverán a verse»

P: ¿Cuál es el momento de todo el viaje en el que temiste más por tu vida?

P: Temer por mi vida, no temí en ningún momento porque no vimos explosiones, bombardeos. Pero en el momento en el que empiezas un camino horrible, que no sabes dónde vas, y luego en el tren cuando en la mitad de la nada se para, sin información… Te montas muchas películas en base a lo que has visto en la tele: los rusos han interceptado las vías, al cortar el tren, ha caído una bomba en la vía. Son películas que te montas pero tratas de mantener la calma y ser paciente. Esperando que todo vaya a salir bien.

P: ¿Qué imágenes no logras quitarte de la cabeza?

Las imágenes más duras fueron las despedidas. Especialmente en el tren de Liev. Por un lado, los padres en el andén y las madres, esposas, niños y niñas subidos al mismo. En esos momentos de despedirse, de llorar, sin saber si se volverán a encontrar. A mí me han marcado mucho. Te hacen pensar mucho, reflexionar sobre muchas cosas. Son muy duras, no por heridos o sangre, sino por sentimientos.

P: ¿Cuántas veces has llorado en estas últimas semanas?

R: No he llorado, pero también el compartirlo nos ha permitido sacarlo fuera y no dejarlo adentro. Pero sí que he tenido ganas de llorar, sobre todo en el tren. Pero nosotros nos decíamos, Jordi y yo, que teníamos que ser fuertes y seguir adelante.

P: He leído que en el trayecto en tren estuvisteis parados durante horas sin saber qué pasaba.

R: Fue uno de los momentos más duros, porque recorrimos 100 kilómetros en 20 horas. Siete horas de control de pasaporte y otras horas cuando llegamos a Polonia. Y otras, cuando estuvimos parados, más el tiempo de esperar en salir. Fue una odisea.

«Yo respiré tranquilo cuando cruzamos la frontera»

P: ¿Y en qué momento ya respiraste porque sabías que estabas salvado?

R: Yo respiré cuando cruzamos la frontera. Estábamos en el tren y al cruzar la frontera ya dijimos: «Estamos en Europa, en zona segura y nadie va a disparar. Estamos protegidos y los rusos no van a disparar». En ese momento, Jordi y yo respiramos tranquilos.

P: ¿Has perdido a algún amigo o conocido que haya caído por culpa de la guerra?

R: Que yo sepa, no. Con la gente que conocemos, vamos hablando y obtenemos respuesta. Pero también hay gente con la que teníamos relación con la que no hablamos a diario. Nosotros hablamos con las jugadoras, gente del staff… pero con otra gente, desconozco si siguen o no con vida, porque sabemos que se iban al frente a defender su país.

«El fútbol quizá me ha ayudado a tomar decisiones bajo presión»

P: ¿Hasta qué punto te ha podido ayudar tu psicología de entrenador para hacer frente a esta situación?

R: Al final, que no tiene nada que ver con el fútbol. Pero si hay un tema importante que igual sí me ha podido ayudar es tomar decisiones bajo presión. Como entrenador, tomas decisiones bajo presión. Y en este viaje hemos tenido que hacerlo teniendo la mente fría, valorar escenarios, plan B o C, los riesgos de tomar una decisión u otra. Y eso creo que sí me ha podido ayudar con mi experiencia como entrenador.

P: ¿Has pensado en volver a Ucrania cuando todo esto acabe?

R: Ojalá pueda volver y que sea para seguir entrenando y compitiendo con el equipo nacional. Aunque ahora mismo, por lo que vemos en la tele y lo que me llega, no parece una tarea fácil. Ojalá sea pronto, porque querrá decir que el conflicto ha acabado. Hay que ser optimistas y pensar que esto acabe pronto para que los ucranianos puedan volver, y que los españoles que estamos trabajando allí podamos volver a nuestra actividad.

«Putin y los rusos son los únicos que pueden parar este conflicto»

P: ¿Hasta dónde crees que está dispuesto a llegar Putin?

R: La verdad es que no lo sé, y creo que solo él lo sabe. Es muy difícil hacer predicciones en este sentido. Pero si hablas con gente de Ucrania y de otros países fronterizos –como Polonia, Hungría…–, la gente tiene miedo. No están seguros de que Putin solo quiera llegar hasta Ucrania y valoran que pueda seguir con otros países fronterizos. Los rusos y Putin son los únicos que pueden paralizar este conflicto. Que se planteen si van por el camino correcto viendo la presión mundial a la que están sometiendo al país. Ojalá que no sea ni Ucrania, se sienten a negociar y lleguen a un acuerdo. Que dejen de morir civiles inocentes, mujeres, hombres, niños. Para que las consecuencias sean las menos posibles, aunque jóvenes… Que las consecuencias sean las menos posibles, aunque ya hay muchas que habrá que afrontar.

P: ¿Te arrepentiste en algún momento durante esta pesadilla el haber firmado con la Federación ucraniana?

R: No, para nada. Y mucho menos porque nos ayudaron para salir del país. Me podría haber arrepentido si nos hubieran dejado tirados o nos hubieran ignorado. Y esto solo refuerza que tomamos la decisión correcta. Si es verdad que ahora tenemos que plantearnos muchas cosas en los próximos días o semanas sobre el proyecto de fútbol femenino que queríamos implantar en el país, pero para nada estamos arrepentidos de haber firmado. Hasta hace unas semanas se vivía perfectamente, sin ningún miedo, riesgo. Nada con lo que estamos viviendo ahora.

«Si pudiera retroceder, habría metido jugadoras en la furgoneta para salir del país»

P: ¿Qué secuelas te ha dejado todo lo vivido?

R: Espero que ninguna. Es cierto que la primera noche soñé con que me tenían que devolver el pasaporte. Pero secuelas no, pero sí un sentimiento de responsabilidad de que tenemos que ayudar desde aquí con todo tipo de acciones de recolecta de alimentos, medicamentos para todos aquellos que continúan en el país o están saliendo. También hemos iniciado una campaña para poner en contacto a personas que quieran acoger ucranianos con asociaciones que están trayendo a gente ucraniana a España. Y también a través de la Federación Andorrana hemos iniciado una campaña llamada «Gol solidario» con subastas para que la gente puede pujar y con este dinero destinarlo a la gente de Ucrania.

P: Si pudieras retroceder en el pasado, ¿qué harías que no hiciste esos días?

R: No lo sé, seguramente me habría ido directo desde Turquía a España sin tener que firmar el contrato con el banco. Y nos habríamos evitado el regreso. Otra cosa es que en la furgoneta donde íbamos, pues igual podría haber metido tres o cuatro jugadoras para sacarlas del país. Pero ahora nos encontramos con que muchas de ellas no quieren dejar Ucrania porque quieren defender a su tierra o no quieren separarse de los suyos.

P: El mundo que nos espera ya no se parecerá nada al de antes.

R: No lo sé. De momento, aquí ya lo notamos y en Ucrania ya nunca nada será igual porque las casas, los edificios… todo está destrozado. Pero aquí en España, como digo, ya lo estamos notando en los precios de los combustibles, de la luz. Y lo que va a llegar en el futuro. Y vamos a ver cómo evoluciona para ver si no hay más consecuencias y eleve el conflicto a una guerra mundial en la que se vería afectada España.