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Carlos Alcaraz: de las pistas del club de tenis de su padre a número uno del mundo

Con 19 años y cuatro meses, el prodigio de El Palmar (Murcia) ha batido este domingo al noruego Casper Ruud en la final del Abierto de Estados Unidos

Carlos Alcaraz: de las pistas del club de tenis de su padre a número uno del mundo

Carlos Alcaraz. | EFE

Desde sus primeros raquetazos en la escuela de su padre hasta su coronación el domingo en Nueva York: el español Carlos Alcaraz ha cumplido más rápido que nadie su sueño de infancia de ser el número uno del tenis masculino.

Con 19 años y cuatro meses, el prodigio de El Palmar (Murcia), un pueblo de 20.000 habitantes, ha batido este domingo al noruego Casper Ruud en la final del Abierto de Estados Unidos y, de un solo golpe, ha alzado su primer título de Grand Slam y se ha convertido en el más precoz número uno de la ATP.

Este doble sueño potencia la trayectoria «imparable» que le vaticinó su ídolo Rafael Nadal, el gigante al que Alcaraz está llamado a suceder.

Nacido el 5 de mayo de 2003, la historia de Alcaraz está íntimamente al Real Sociedad Club de Campo de El Palmar (Murcia, sureste), donde su padre, Carlos, dirige la escuela de tenis desde hace tres décadas.

El club y su docena de canchas de tenis eran el segundo hogar de la familia Alcaraz, que vive a pocos minutos en auto.

Desde que tenía cuatro años, y tuvo fuerzas para empuñar una raqueta, Carlitos pasaba innumerables horas peloteando contra un muro o jugando con los amigos sin que sus padres supieran cómo sacarlo de la pista.

En la casa de Carlos Alcaraz sénior, un extenista que llegó a ser número 42 de España, se respiraba este deporte al punto de que otros dos de sus cuatro hijos también lo practicaron, incluido el pequeño, Jaime, que ya destaca con 10 años.

«Mi padre jugó muy bien, todos los que le enfrentaron lo dicen, pero no tuvo ocasión de crecer», explicó Alcaraz.

La guía de Juan Carlos Ferrero

La formación de Carlitos, un niño inquieto y con grandes aptitudes para los deportes, fue supervisada por su padre con inteligencia y discreción a medida que el diamante comenzó a llamar la atención.

A los 13 años ya era el mejor de su categoría en España y comenzaba a ser conocido en los circuitos internacionales.

A los 15, cuando ya había sido captado por Albert Molina, agente de la multinacional IMG, sus padres aceptaron que ingresara en la academia del extenista Juan Carlos Ferrero en Villena (Valencia), a 120 kilómetros de casa.

Molina estableció el nexo entre Alcaraz y Ferrero, un exnúmero uno mundial y campeón de Roland Garros (2003) que descartó ofertas para entrenar a otras promesas, ilusionado con el talento en ciernes, la humildad y capacidad de esfuerzo del adolescente Alcaraz.

Bajo el ala de Ferrero, su desarrollo tenístico y físico tomó vuelo y pronto llegaron los entrenamientos con grandes figuras y los primeros contratos de marcas como Nike o Rolex.

Para el tenista, Ferrero es mucho más que un entrenador. Además del vínculo profesional, en el que trabajan mano a mano en cancha y gimnasio, ambos mantienen una estrecha relación personal y juegan juntos al golf para relajarse.

La explosión de Carlos Alcaraz

En el circuito ATP, Alcaraz, entonces número 406, celebró su primera victoria con 16 años batiendo a su compatriota Albert Ramos, número 41, en 2020 en Río de Janeiro.

En 2021 inauguró su palmarés en Umag (Croacia) y comenzó a descubrir los desafíos de avanzar en los Grand Slams.

En el último de 2021, el US Open, el secreto que solo conocían compañeros y expertos se destapó. Con 18 años Alcaraz eliminó en un épico partido al candidato Stefanos Tsitsipas y alcanzó los cuartos de final.

La explosión llegó este año cuando, como describe Ferrero, ha quemado etapas «de cuatro en cuatro».

En febrero fue el más joven en ganar un torneo de categoría ATP 500, otra vez en Río.

En marzo recibió la bendición de Nadal antes de que ambos se enfrentaran en el Masters 1000 de Indian Wells, donde el maestro ganó con grandes apuros al discípulo.

«Me recuerda muchas cosas de cuando era un chico de 17 o 18 años (…) Creo que su carrera es imparable», reconoció entonces el tenista con más trofeos de Grand Slam (22).

Aunque Alcaraz se crió vibrando con los éxitos de Nadal, y absorbió su garra y conexión con el público, su estilo de juego se asemeja más al de Roger Federer.

El tenis de Alcaraz es ofensivo, eléctrico y con una insólita confianza en los golpes más difíciles, la «magia» como él les llama, que generan un magnetismo especial con la grada.

Entre abril y mayo conquistó sus dos primeros Masters 1000 en Miami y Madrid, donde doblegó a Nadal y Djokovic.

De carácter sencillo y familiar, el primer pensamiento tras ganar en Madrid fue para los suyos. «¡Viva El Palmar y viva Murcia», escribió en la cámara de televisión.

«Adoro estar en Murcia con la familia y amigos. No perderé nunca este ADN», asegura.

Ganando más títulos (cinco) y partidos (51) que nadie este año, Alcaraz subió como la espuma en el ranking mundial hasta que este domingo en Nueva York cumplió con la ambición que repetía sin parar desde los cuatro años: «Quiero ser el número uno».

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