Nani Roma: «No hay un símil deportivo para describir la quimioterapia»
El doble campeón del Dakar acaba de superar su carrera más dura: un cáncer de vejiga que le ha obligado a pasar dos veces por quirófano
THE OBJECTIVE charla con Nani Roma, doble campeón del Rally Dakar (2004 en motos y 2014 en coches), pero que acaba de superar su carrera más dura: un cáncer de vejiga que le ha obligado a un duro tratamiento y a pasar dos veces por quirófano. Ya está curado y ahora sólo piensa y desea hacer lo que más le gusta: competir.
Pregunta.- ¿Cómo está ahora mismo Nani Roma?
Respuesta-. Estoy bien, recuperado. Bastante recuperado. No al 100%, porque la quimioterapia te deja bastante tocado, pero ya estoy entrenando bien y con buenas sensaciones.
P.- Acaba de superar un cáncer de vejiga. ¿Ha sido la prueba más difícil de su vida?
R.- Sí, definitivamente sí. Yo nunca había estado enfermo. Eran más lesiones traumáticas de tobillo o rodilla, con una recuperación rápida y mucho menos complicada. Pero esto es algo que desconoces. Un cáncer, un tumor y el proceso es muy duro. Entre la quimio, las operaciones, el hospital, cuando convives y ves a gente que tiene esta enfermedad. Cuesta mucho, la verdad, pero la vida viene como viene y no hay que esconderse.
P.- ¿Cómo reaccionó cuando se lo diagnosticaron?
R. Fue un momento muy extraño. Sucedió todo muy rápido, de pensar que tenía unas piedras en el riñón o un cólico a decirte que tienes cáncer. Y cuando te lo dicen, no te lo crees. Recuerdo que cuando me lo dijeron pensé que no era para tanto, que no era tan grave. Pero poco a poco asimilas la gravedad. Lo que verdaderamente me cambió fue cuando me dijeron que había solución. Entonces pensé, sin dudarlo: ¡vamos a por ello!
P.- Con sinceridad: ¿ha pensado usted en algún momento lo peor?
R.- Cuando vas hacia lo desconocido, siempre lo piensas. Porque sabemos muy poco. Lo que he intentado en todo este tiempo es aprender lo que tenía, para poder saber lo que era. Cuando vas a ello, tienes miedo, pero he confiado siempre en los médicos, que son muy profesionales. Este país cuenta con unos médicos extraordinarios. Y siempre he hecho lo que me han dicho que tenía que hacer.
«Cuando más dolor tenía, mi gran estímulo era pensar en volver a subirme al coche en septiembre»
P.- ¿Qué más cosas piensas en todo este tiempo?
R.- Piensas en muchas cosas porque hay momentos muy diferentes desde la primera operación, la quimioterapia, la segunda operación. La quimio te deja muy cansado en la cama y te da tiempo a pensar en muchas cosas. En todo lo que has hecho en tu carrera profesional. Además, siempre me he puesto como objetivo poder estar en septiembre subido en un coche. Intentaba estar el mayor tiempo posible solo porque prefería sufrirlo en soledad. Sin duda, lo que más me ha servido de estímulo era pensar en que tenía que volver a subir al coche con ese objetivo de septiembre. Sobre todo, cuando tenía dolor.
P.- ¿Cómo ha sido su vida estos últimos meses?
R.- Muy simple, la verdad, porque tengo la suerte de vivir en el campo. He hecho desde el primer momento lo que me decían los médicos. Estaba todo el día haciendo lo que tenía que hacer, como cuando compites en el Dakar. He estado concentrado en esto cien por cien. He adoptado una actitud similar a cuando estoy compitiendo. Lógicamente ha sido una vida radicalmente distinta a la que suelo hacer: caminar mucho por el campo, descansar, dormir cuando tenía que dormir. Me he dedicado a curarme.
«No hay un símil deportivo para describir la quimioterapia»
P.- ¿Cómo es en términos deportivos el golpe de un tratamiento de quimioterapia?
R.- Es muy difícil encontrarle un símil porque yo personalmente no lo tengo. ¡Es tan fuerte! Es sentir que la química está luchando dentro de tu cuerpo, peleándose. Notas un cansancio enorme, de verdad que no hay un símil deportivo. Es lo más duro y más difícil que he pasado en mi vida. He tenido que someterme a tres ciclos de dos sesiones durante tres meses y medio que me han parecido una barbaridad. No me imagino a las personas que se tiran años recibiendo la quimioterapia.
P.- ¿Se ha preguntado en este tiempo, «por qué yo»?
R.- Sí, muchísimas veces. Es la gran pregunta que te haces más cuando, en mi caso, el cáncer de vejiga se da especialmente en la gente fumadora o más mayor. Yo creo que me he fumado como mucho un cigarrillo en mi vida. Pero al final asumes que no puedes cambiar el pasado y que sólo te queda mirar hacia adelante. No hay respuesta, pero sí, claro que me lo he preguntado.
«Gracias al hecho de ser deportista me he recuperado mucho más rápido»
P.- ¿Recuerda el día más duro?
R.- Tengo varios, sobre todo durante la quimio, y especialmente durante el primer ciclo. Siempre te dicen que si tienes fiebre, más de 38 grados, debes ir al médico. Yo estuve cuatro o cinco días con fiebre en casa y eso me dejó K.O. Al final tuve que ir al hospital, donde estuve cinco días. Cuando llegué apenas podía mantenerme en pie. Y también después de la primera operación… el dolor fue de lo peor.
P.- ¿Hasta qué punto ha influido en su recuperación su cuerpo de deportista?
R.- Muchísimo, claro que sí. Todos los médicos están sorprendidos de que ya en septiembre estuviera subido en un coche a un buen nivel. Gracias al hecho de ser deportista, me he recuperado mucho más rápido. Cuando empezó el proceso, ellos no se creían cuando les decía que quería estar en septiembre en un coche y ya sano.
P.- Dígame el mensaje que haya recibido y que más ilusión le haya hecho.
R.- Reconozco que somos unos afortunados lo deportistas. Yo al menos. Somos el espejo de miles de personas y son muchos los mensajes y las muestras de cariño que he recibido. Me satisface, claro, porque tú vives tu vida y no eres consciente de que llegas a tanta gente. Y en este tiempo he sentido ese cariño y las ganas de la gente de volver a verme. Es maravilloso que tu trabajo llegue a tanta gente. Son muchos los mensajes de cariño que he recibido, no puedo quedarme sólo con uno.
«Ahora cada mes tengo que hacerme análisis, TAC etc.»
P.- ¿Y ahora qué? ¿Cómo será su vida médica para vigilar a este bicho?
R.- Ahora tengo controles muy a menudo, cada mes tengo que hacerme análisis, TAC, etc. Debo ir controlando que todo está bien. Así durante los dos próximos años. A partir de entonces es cuando si consideran que ya estás limpio. Ahora es controlar que no haya ningún otro susto.
P.- ¿Ha vuelto ya a entrenar?
R.- Sí, ya he vuelto a entrenar. Estoy haciendo gimnasio, bicicleta a un nivel correcto, pero no al nivel de antes todavía. Tengo que ir recuperando la masa muscular que pierdes durante el tratamiento. Y a nivel de carreras ya he subido al coche, pero todavía me queda mucho, por eso no voy a correr este próximo Dakar. Quiero empezar bien la temporada que viene. En el 2023 quiero salir a competir; si no siento que estoy al 100% no me interesa.
P.- ¿Podríamos decir que para usted correr o subirse a un coche o automóvil es su vida?
R.- Definitivamente, sí. Llevo 30 años de profesional y 27 Dakar en los que he participado. Ahora tengo 50 años, así que es más de la mitad de mi vida. Es mi auténtica pasión. Soy un afortunado por poder estar en la élite con mi edad y espero poder seguir mucho tiempo más.
P.- De sus palabras se desprende que no piensa en la retirada y que tiene cuerda para rato.
R.- No, de momento no. Cada año es un nuevo año. Habrá un día, está claro, que me retiraré. Pero será fundamentalmente por dos motivos. Uno porque vea que ya no soy competitivo, que no puedo salir a ganar. Y la otra, porque no tenga más ganas de competir. Por ahora tengo muchas ganas.
P.- ¿Ha pensado que hará cuando cuelgue el volante?
R.- Siempre que me han hecho esta pregunta respondo que no sé. Ya veremos. Uno tiene que hacer lo que mejor sabe hacer. Sí tengo claro que cuando acabe seguiré ligado a mi mundo, pero todavía no sé de qué forma. Ahora mismo no es una cosa que me importe. Voy año a año. En esta profesión, además, rara vez te ofrecen contratos a largo plazo, a dos o tres años como máximo. Ahora mismo no sé lo que haré pero no me preocupa.
P.- ¿Alguna manía antes de la carrera?
R-. Más que manía, costumbre. Ahora siempre hago lo mismo para que mi cabeza entre en la carrera. Es decir, siempre sigo como una rutina antes de empezar a correr. Primero caliento un poco, luego entro en el coche y hago siempre las mismas comprobaciones, me ato bien los cinturones. Es como una rutina de competición.