Audi entrará en la Fórmula 1 en 2026 y tiene algo en su lista de deseos: Carlos Sainz
Se desconocen sus intenciones y las de Ferrari, pero aunque tampoco sea un desastre, el éxito desbordante no está siendo la tónica de su estadía en Maranello
En gigante de la automoción Audi aún no ha desembarcado en la Fórmula 1 y ya está haciendo olas en sus orillas. La primera fue anunciar que llegaría siendo motorista; se uniría a Ferrari, Mercedes, Honda y Renault/Alpine. La segunda, que poco a poco se quedará con el equipo Sauber —comercialmente Alfa Romeo—, para acabar creando un equipo con su propio nombre. De forma paralela la firma hermana, Porsche, ha desistido de hacer una jugada afín tras no llegar a acuerdo alguno con los equipos que entraban en sus planes. Esto pone a Audi sola ante el peligro, sin el apoyo político de una empresa filial, y será la abanderada única del conglomerado Volkswagen.
Y si la tercera es que en Alemania a muchos les gustaría que contasen con Mick Schumacher dentro de su proyecto, el rumor apunta a que Carlos Sainz podría ser el primer piloto. Esto es lo que afirma el prestigioso periodista de la revista Blick Roger Benoit, corresponsal en los circuitos durante más de 50 años. Cubre la Fórmula 1 desde 1970 y mantiene una fuerte conexión con la escudería basada al norte de Zurich. El suizo afirma que Sainz, de veintiocho años, es el primero en una pequeña lista de posibles candidatos a pilotar los monoplazas que acaben llevado los cuatro aros de Audi.
De momento tienen un pequeño pero significativo porcentaje de las acciones de Sauber, y se dice que irán comprando la compañía en varias etapas hasta quedarse con una porción mayoritaria. No es la primera vez que Sauber cae en manos de un gigante automovilístico, al menos de manera parcial. De hecho, fue BMW la que inyectó ingentes cantidades de dinero, y con los que obtuvieron de manera sostenida sus mayores éxitos, con victorias protagonizadas por Robert Kubica o Ralf Schumacher.
Mucho valor, menos brillo
Es injusto. El valor de Carlos Sainz no se corresponde con la suma de puntos y resultados que está obteniendo en Ferrari. Las mecánicas de que dispone no le hacen justicia, a pesar de que es un enorme baluarte dentro de la estructura deportiva de la Scuderia. Vive a escasos quince kilómetros de Maranello, visita la factoría entre tres y cuatro veces por semana, y hasta se entrena en ‘la palestra’ que tiene su formación para el equipo de carreras contigua a la pista de Fiorano. Mientras levanta pesas, está oyendo el ruido de coches rodando a menos de cincuenta metros.
Si su compañero Charles Leclerc es el que suma más victorias desde que corren juntos, y por norma general tiende a ser más rápido, el madrileño es el mejor analista dentro del conjunto. Es más técnico, su aportación es enormemente respetada, y su capacidad de trabajo muy valorada.
El grado de entrega del corredor está fuera de toda duda, y es algo que todos agradecen. En su haber acumula una victoria, tres pole positions, quince pódiums, y de momento 430,5 puntos acumulados en un periodo no malo, pero tampoco especialmente brillante de Ferrari. En su año de estreno acabó todas las carreras y quedó por delante de su compañero; misma situación que vive este 2023 tras solo tres carreras disputadas, lo que no es del todo justo.
La medida que parece más apropiada puede ser la dibujada en 2022, donde logró sus mejores resultados. Leclerc le dejó atrás en la tabla clasificatoria, pero si sacamos los tres abandonos del monegasco, por los seis de Sainz —casi todos por problemas mecánicos— obtenemos una media de 16,2 puntos por carrera para Charles, por 15,3 para Carlos. La diferencia práctica entre los dos compañeros, que siempre la hay, es mínima. Si uno trae más velocidad, puntos y victorias, el otro aporta la tenacidad, el crecimiento, y una aportación técnica muy apreciada sin desmerecer sus resultados.
Audi
Carlos Sainz fue anunciado de manera sorprendente en mayo de 2020, corre vestido de rojo desde 2021, y tiene un contrato válido hasta la Nochevieja de 2024. Se desconocen sus intenciones y las de Ferrari para más adelante, pero aunque tampoco sea un desastre, el éxito desbordante no está siendo la tónica de su estadía en Maranello. La Scuderia está pasando por una sequía de títulos desde 2008, en la que pescó su última corona de constructores, y desde entonces… solo victorias puntuales.
El empleado que cuelga una bandera en la entrada del edificio principal del equipo con cada victoria, este año aún no se ha estrenado. El recién nombrado director, Frederic Vasseur, no ha hecho más que entrar por la puerta y varios técnicos ‘de toda la vida’ no han hecho más que salir por las ventanas. Si los resultados no llegan, es posible que pasado un tiempo prudencial, los actuales pilotos empiecen a impacientarse y querer buscar otros destinos más apetecibles, y ahí es donde puede llegar el momento de Sainz. Estar en Ferrari es estar en el culmen de la carrera de cualquier piloto, pero un deportista necesita ganar.
De no llegar victorias, o títulos propios o del vecino, a lo mejor es hora de plantearse salir en busca de otros horizontes y ver qué ocurre fuera de un gran lugar, pero que no concede una ventaja especial. Si Carlos saliese en dirección Audi, sería su quinto equipo tras Toro Rosso, McLaren, Renault y Ferrari. Sería, por tanto, uno de los pilotos más expertos, conocedores, veteranos, y cargados de experiencia de toda la parrilla.
Alguien como él, con su capacidad analítica, bagaje deportivo y una edad madura, pero lejos de una hipotética fecha de caducidad al volante, sería el hombre perfecto para abanderar un proyecto naciente; sin prisas por ganar, pero sin pausas para hacerlo, y dotado con el músculo financiero necesario como para acabar siendo un equipo ganador.
La jugada sería muy similar a la protagonizada por su amigo Fernando Alonso en Aston Martin. Si a esto añadimos elementos extradeportivos como la fuerte relación de su padre con la marca, con la que corre en el Dakar y a la que está muy unido, tenemos que todas las piezas encajan. Muchos pensarán que este puede ser un detalle menor, cosmético, pero hay otro de mucho mayor peso: Andreas Seidl.
Este ingeniero alemán fue el jefe de Sainz durante su paso por McLaren, y es ahora el responsable del proyecto Audi. Con paso corto está armando una estructura con idea de ganar carreras a tres años vista una vez inscritos en el mundial, y cree en las capacidades de Sainz.
Puede que su llegada a Audi acabe ocurriendo o no, pero tendría todo el sentido del mundo. Mientras, a seguir dando zancadas en Ferrari, porque nada le sentaría mejor que acumular victorias, se quede o se marche de la disciplina encarnada. Este año lo tienen complicado, pero de aquí a verano tienen previstas mejoras en su coche, mejoras que todos esperamos ver. Si acaban llegando, Carlos estará callado, esperando y preparado. Siempre ha sido así.