El futuro del Gran Premio de España de Fórmula 1 también se decide en las elecciones del 23-J
Los dos destinos más sólidos son Madrid y el clásico Montmeló, pero ninguno tienen asegurada su plaza con posterioridad a 2026
La decisión del adelanto en las elecciones generales por parte de Pedro Sánchez ha llegado hasta la Fórmula 1. La oficina donde se barajan los destinos que conforman el calendario de cada temporada está situada a escasos doscientos metros de la plaza de Trafalgar, en pleno centro de Londres. Allí la noticia les ha sorprendido tanto como al resto de la ciudadanía española, porque hay temas por decidir que dependen en cierto modo de lo que salga de las urnas. La Fórmula 1 no elige sus escenarios según las decisiones de los votantes locales, pero las políticas de los que deciden esto gravita en torno a ello.
El Formula One Group (FOG), la entidad organizadora del certamen, ha cambiado de costumbres con la llegada de Liberty Media. Con anterioridad a 2017, los pactos y acuerdos internacionales eran de corte muy personal, basados en la confianza y las relaciones cara a cara de su antiguo rector, Bernie Ecclestone. Con la llegada de Liberty Media, el FOG ha pegado un volantazo en las formas a la hora de cerrar acuerdos. Ahora son mucho más corporativos, lineales, y buscan un patrón fijo a seguir. Quieren olvidarse de las decenas de acuerdos personalizados para con cada destinatario y estandarizar los procedimientos.
Si antes había una veintena de contratos diferenciados con los circuitos, ahora se busca una cierta uniformidad en la que los que cedan sean los postulantes y no la empresa organizadora. En el pasado, Ecclestone cerraba pactos con democracias, dictaduras, gobiernos nacionales, regionales, locales, países comunistas como la Hungría de 1986, el régimen del racista apartheid de Sudáfrica o monarquías totalitarias del golfo pérsico. Esto está cambiando.
Estados nación
Ecclestone no tenía reparos en firmar a todo aquel que le pagase su fiesta, pero ahora el menú va a ser distinto. La actual propiedad de la Fórmula 1 se encuentra en una envidiable posición de poder. Encima de la mesa tiene el ofrecimiento de más de cuarenta posibles destinos diferentes para los próximos años, y es por eso que puede elegir entre los más convenientes. En sus pautas de contratación ya no entra el parámetro de Gran Premio histórico, necesario, bonito o agradable, y es debido a ello que han endurecido en gran medida los requisitos.
Lo del dinero no es una parte importante —que también—, sino las condiciones, fórmulas, y cláusulas con las que se cierran los pactos. Un gran ejemplo es el eterno Gran Premio de Mónaco. Mónaco jamás pagó ni una chapa cuando Bernie mandaba. Sin embargo, en los últimos años ha comenzado a aflojar su cartera a base de abonar gastos organizativos que antes asumía el FOG. Otras posibilidades arrebatadas al promotor local ha sido la de la retransmisión televisiva, que durante décadas fue ofrecida por la televisión monegasca. Ahora la encargada es FOM TV, el entramado técnico propiedad de FOG que lo hace en el resto de pruebas.
Hay más. Durante años la publicidad en la pista de Montecarlo era relativamente limitada, y parte de la personalidad del evento residía en sus vallas metálicas bionda, vagamente similares a las que se pueden ver en las autovías. El gris mate de su aleación es ahora lo multicolor que quieran ser los patrocinadores que las cubren. Desde tiempos inmemoriales un cartel de la compañía italo-suiza Zepter ha presidido los incidentes de pilotos en el entorno del mítico túnel. Su clásica cartelería con letra azul y fondo blanco ha sido desplazada por la más sobria de AWS, Amazon Web Services, cliente prioritario y proveedor de servicios de FOG. Esto ocurre porque el negocio de la publicidad ya no pertenece al ACM, Automovil Club de Montecarlo, sino que es también de FOG.
Sigue al dinero
A fin de cuentas lo que la Fórmula 1 quiere es quitarse problemas de encima y uno de ellos es garantizarse los pagos a base de elegir bien sus destinos. Con una panoplia de posibles clientes, irá eligiendo no a los más solventes, sino a los que se plieguen a sus requisitos en este sentido. Desea garantizarse el cobro del canon por conceder cada franquicia y es por ello que anda cambiando las reglas de sus conciertos. En lo sucesivo quiere que el dinero esté avalado por gobiernos centrales, y sea pagado con anterioridad a cada evento con bonos del estado; básicamente quieren tener de serios pagadores a gobiernos centrales que les garanticen desde antes del evento que sus emolumentos llegarán en tiempo y forma.
El Gran Premio de España es organizado por el Circuito de Montmeló desde hace más de tres décadas, es uno de los más señeros, mejor preparados y solventes del calendario. Hace unos años, y de forma puntual, el pago del canon se efectuó meses después de celebrarse el evento, algo que no gustó nada a los organizadores. La aplicación del artículo 155, que suspendía de manera temporal la autonomía financiera del gobierno catalán por parte del gobierno central, impidió la hasta entonces regular fluidez de pagos. FOG entendió la situación, aplicó mano izquierda, pero no simpatizó con el plan, y este ejemplo sirve para comprender la postura del FOG. No quieren injerencias en su negocio causadas por problemáticas locales, lo que conduce a una nueva situación que reconocen a nivel interno.
Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero en las próximas elecciones el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) podría quedarse en La Moncloa, o ser desplazado por la candidatura del Partido Popular (PP). Si FOG solicita el aval gubernamental, concurren dos parámetros. El Gobierno de Pedro Sánchez es proclive a apoyar las iniciativas catalanas. El presidente del Gobierno mira hacia la costa este con la necesidad de contentar a sus socios y les deja hacer.
El año pasado el Consejo Superior de Deportes ayudó a cerrar el presupuesto con una aportación dineraria. Cuando el representante del ente nacional se presentó en determinados actos del evento, recibió la llamada del ministerio del ramo, para instarle a que dejase el protagonismo en manos de los representantes políticos autonómicos. A nadie escapa que si avanzase la propuesta madrileña en el entorno de Ifema, el Gobierno de Sánchez no miraría con los mismos ojos a un proyecto que es impulsado desde un ayuntamiento y un gobierno regional del PP.
Una tercera opción, la más remota, pero que sigue sobre la mesa de la persona que negocia con los promotores locales, es lo de Jerez. En las últimas elecciones municipales el PP ha desplazado al PSOE, y es el mismo partido que gobierna la Junta de Andalucía. Si Alberto Núñez Feijóo ganase las elecciones del 23 de julio, se alinearía con estas dos entidades subnacionales, pero en FOG ya dieron una pauta a seguir a los gaditanos: «Haz las obras de mejora, y hablamos. Mientras no haya cambios en las instalaciones, no hay negociación».
Que esto ocurra es muy remoto, y los dos destinos más sólidos son Madrid y el clásico Montmeló, pero ninguno tienen asegurada su plaza con posterioridad a 2026, fecha de caducidad del contrato con el trazado catalán. Un detalle de la fuerza que atesora FOG a la hora de decidir todo esto es que el GP de España era el inicio europeo de manera tradicional. A pesar de los deseos de los promotores, se desplazó de primeros a finales de mayo. El mensaje es claro: aquí mandamos nosotros.
Esto es un negocio
Todas estas condicionantes de orden político son sabidas en las oficinas de FOG y, para ellos, lo del adelanto de las elecciones no ha sido un revés, sino algo de lo que no quieren ni oír hablar. Si estas opciones le diesen más problemas de los previstos, siempre podrían buscarse otras latitudes que se plieguen a sus planes. Casablanca, Nigeria, o Portimao en Portugal podrían ser los siguientes destinos. Si estos posibles candidatos se adaptan a los que se les pide partirán con más ventaja, y aquí FOG ya no pone corazón encima de la mesa, sino una calculadora.
Las entidades gubernamentales, todas, han de entender que la Fórmula 1 es un campeonato mundial que va a donde le parece oportuno y esto es donde no encuentra trabas ni problemas. En palabras de alguien relacionado con el organizador que desea quedar en el anonimato, «los políticos viven en otra galaxia, en su mundo. La Fórmula 1 no es alguien de un barrio al que le vas a pedir el voto con palabras, esto es un negocio. Hay muchos posibles GP, pero se sabe que no van a cumplir con las condiciones. Esto una compañía global profesional, no es un torneo de barrio, es otro nivel». Y a él hay que adaptarse si se quiere entrar en su jardín.