El Barça anula otra vez al Carpena y jugará la final de la ACB contra el Real Madrid
El Unicaja de Málaga acusó otro partido irregular en su propio pabellón y quedó eliminado del Playoff por un cómputo global de 3-1
El Barça se clasificó este martes para la final de la Liga Endesa, quinta vez consecutiva en dicha instancia, gracias a su triunfo por 75-87 sobre el Unicaja de Málaga, que acusó otro partido irregular en su propio pabellón y quedó eliminado del Playoff por un cómputo global de 3-1.
Las gradas del Martín Carpena, a rebosar para la ocasión, soñaban con la épica. Y lo hacían a sabiendas de que el equipo malagueño había puesto las cosas difíciles a los pupilos de Sarunas Jasikevicius en los tres duelos anteriores de esta semifinal. No obstante, dos triples de Tomas Satoransky sirvieron de mal presagio para la afición local.
Esas dos canastas lejanas del base checo resumieron el mal trago que le iba a tocar pasar el Unicaja en la primera mitad. Pese a la doble respuesta del ala-pívot búlgaro David Kravish, también con aciertos desde más allá 6,75 metros, el cuadro andaluz vivió un particular calvario en los lanzamientos desde el perímetro.
Su discreto 3/8 en triples se conjugó con un muy mal 2/10 en tiros de dos durante el primer cuarto, aderezado con una posible lesión de Kendrick Perry y abrochado con un marcador de 13-23. Aunque el mal apoyo de Perry se quedó solo en un susto, lo que no parecía tener remedio era la diferencia en el electrónico del Carpena.
Un triple de Darío Brizuela y una falta técnica pitada al entrenador visitante dieron oxígeno al conjunto local, que amplió su rango anotador gracias a la puntería de Tyson Carter y de Tyler Kalinoski. De tal modo, el parcial acumulado del segundo periodo (24-22) puso al descanso un 37-45 esperanzador.
Sin embargo, a esas alturas Nikola Mirotic ya había despertado en ataque y Álex Abrines había hecho lo propio en defensa, incluso haciendo puntos. Además, Satoransky seguía enchufado de cara al aro, por lo que un parcial de 4-22 fue la sentencia adelantada; el marcador pasó entonces del 46-51 al 50-73, agotando el minuto 30 en 52-73.
Un 6-0 de arranque, con protagonismo absoluto para el renqueante Perry, maquilló algo el resultado. Pero el Barça no se dejó sorprender ni por el último arreón del Unicaja ni por el ímpetu de sus aficionados, que se envalentonaron después de otra falta técnica decretada por los árbitros a Jasikevicius.
El entrenador culé protestó de manera ostensible una acción de Dylan Osetkowski que había provocado una mala caída de Jan Vesely, quien se dolía en el suelo mientras el equipo malagueño sacaba de fondo para montar el contragolpe. En la lucha por el posible rebote, Vesely cayó al parqué y Jasikevicius montó en cólera.
Cogieron las riendas del banquillo azulgrana los asistentes Tomas Masiulis y David García, para no tocar nada en los planes del entrenador jefe y ser testigos de cómo el Barça sellaba la victoria con dominio claro de los últimos minutos. El 75-87 fue amargo para los locales, pero igualmente su afición celebró una gran temporada.