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Así viví la 15ª del Real Madrid desde dentro: una experiencia inolvidable

Nacho Peña, ‘speaker’ del Real Madrid durante las finales de Champions, narra su inolvidable experiencia en Wembley

Así viví la 15ª del Real Madrid desde dentro: una experiencia inolvidable

Los jugadores del Real Madrid posan para los fotógrafos mientras celebran su victoria en la Liga de Campeones. | Reuters

Debo reconocer que me siento el tipo más afortunado del mundo. No sólo me desempeño como periodista deportivo, la profesión que soñé desde niño, también tengo el privilegio de ser el speaker del Real Madrid en las finales de la Champions. Una aventura que comenzó allá por 2014 en Lisboa con la conquista de la ansiada 10ª Copa de Europa y que, por suerte, se prolonga hasta nuestros días.

Sobra decir que atesoro recuerdos eternos de Milán, Cardiff, Kiev y París, pero esta Champions de Londres me ha dejado un poso especial. Sinceramente, no sé si tiene que ver con la enésima lección de épica impartida por los merengues, con vivir in situ los últimos minutos de Toni Kroos vestido de blanco o con lo imponente que resulta hablar delante de 86.000 espectadores en un templo del fútbol como Wembley. 

En cualquier caso, los tres días trabajados y disfrutados en la capital de Inglaterra se han convertido en una experiencia inolvidable que paso a relatarles con detalle.

Londres mejora a París

Aterricé en Heathrow el jueves, unas horas antes que el Real Madrid. Como era previsible, la lluvia racheada me dio la bienvenida y, tras cambiar unos cuantos euros a libras esterlinas, tomé el avejentado (pero efectivo) underground en dirección a Piccadilly Circus. Allí había quedado con mi compañero en DIRECTV Christian Martin, un ex jugador de rugby y periodista argentino que se conoce la city como la palma de su mano. Desde ese instante, directos y más directos para nuestra televisión desde Regent Street. Una calle básicamente comercial convertida en una fan zone mixta para el Borussia y el Real Madrid. Es importante destacar que, salvo escasas excepciones, la afición alemana y la española convivieron en concordia.

Y la culpable de este buen rollo reinante no fue otra que la bien coordinada policía británica que le dio mil vueltas a la desastrosa gendarmería francesa en la infame final de San Dennis en 2022. El punto negativo llegó, una vez más, desde la organización de la UEFA en el interior del recinto: se les colaron unos youtubers rusos que saltaron al césped tras el pitido inicial, no consiguieron evitar que más de 50 bengalas ardieran en el fondo del Borussia al comienzo del segundo tiempo y parecieron más preocupados en todo momento de polemizar con la seguridad privada del Real Madrid antes que de resolver los dos graves problemas anteriormente citados. Aun así, la organización general de Londres mejoró en bastante a la de París 2022.

Toni se lo merecía

El viernes a las 9:30 pisé por fin Wembley, ya que tenía las pruebas de sonido de cara a mi labor como speaker madridista. Es difícil explicarlo con palabras, pero cuando uno entra en ese estadio se respira puro fútbol. Debe ser la historia a sus espaldas, o esos banquillos integrados en la misma tribuna, o quizás el arco que lo atraviesa de lado a lado, pero ya les digo que se siente algo especial. Algo reservado a lugares con magia. Un sentimiento que sólo he experimentado la primera vez que entré en el Bernabéu o en mi debut como espectador en el estadio Azteca.

Lo más importante en estos ensayos es el 11 inicial del equipo. Ese instante de éxtasis en el que tengo la suerte de gritar al cielo el nombre de cada uno de nuestros futbolistas y donde los seguidores vikingos me responden al unísono. La UEFA suele ser bastante inmovilista con sus tradiciones y elabora la formación titular por números de menor a mayor. En esta ocasión, y como para nosotros era importante, pudimos lograr que Kroos fuera enunciado en último lugar. La ocasión lo ameritaba. El alemán se retiraba del fútbol y el momento podría ser épico. Toni se lo merecía y así se hizo. 

«Si dejas al Madrid vivo, te remata»

Ya el sábado el partido tuvo tintes muy similares a la finalísima de 2014 en París. Un gran Borussia tuvo contra las cuerdas al Real Madrid durante el primer tiempo y, de no ser por Carvajal y Courtois, lo lógico hubiera sido irse por debajo por más de un gol al descanso. En ese preciso momento, Alex, el coordinador de ceremonias proporcionado por la UEFA, me hizo el siguiente comentario: «Esta historia ya la he visto, si dejas al Madrid vivo, vuelve y te remata». Y así fue. Los de Carletto parecían otros en el segundo acto y los goles de Carvajal primero y Vinicius después cumplieron con la profecía. 

Con el gol de Dani me volví loco. Tanto, que la tercera vez que grité su nombre al firmamento londinense, mi garganta emitió un ligero gallo. Con el segundo de Vini la locura fue total, y la respuesta a coro de los 25.000 madridistas, sublime. La 15ª Champions era ya una realidad y la experiencia, una vez más, había sido inolvidable.

Emociónate con el cántico de los goles tanto como lo hice yo. 

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