Un informe revela que los 'trans' han 'quitado' 890 medallas a mujeres en el deporte femenino
La Relatora Especial de la ONU sobre la Violencia contra las Mujeres y Niñas pide una categoría específica para ellos
La halterófila neozelandesa Laurel Hubbard. | Reuters
La participación de personas trans (varones biológicamente que se identifican como mujeres) en deportes femeninos ha provocado al menos la pérdida de 890 medallas a más de 600 mujeres atletas en 29 deportes diferentes. Así se extrae del reciente informe publicado por Reem Alsalem, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, que ha pedido volver a tener competiciones exclusivamente femeninas.
Alsalem presentó el informe a la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado 8 de octubre, con una gran cantidad de pruebas. El número exacto de galardones usurpados podría ser mayor, según el documento, en el que la relatora de la ONU pide que «las categorías femeninas en el deporte organizado sean exclusivamente accesibles para personas cuyo sexo biológico sea femenino».
El documento sostiene que es necesario crear nuevas categorías deportivas para atletas que quieran competir con un sexo opuesto al de su nacimiento o que la categoría masculina se amplíe. Es decir, que las mujeres trans compitan con varones (por cuanto han nacido varones) o tengan su propia categoría.
La funcionaria de la ONU afirma en el informe que no se debe obligar a los atletas a reducir sus niveles de testosterona para competir en ninguna categoría. También sostiene que los organismos deportivos no deben someter a los atletas a pruebas invasivas de detección del sexo: «En los casos en que el sexo de un atleta es desconocido o incierto, se debe aplicar un método de detección del sexo digno, rápido, no invasivo y preciso (como un frotis bucal) o, cuando sea necesario por razones excepcionales, una prueba genética para confirmar el sexo del atleta».
«En los espacios deportivos no profesionales, los certificados de nacimiento originales para verificación pueden ser apropiados. En algunas circunstancias excepcionales, tales pruebas pueden necesitar ser seguidas por pruebas más complejas», afirma el informe.
Alsalem llamó la atención al Comité Olímpico Internacional (COI) y dijo que si hubiera seguido este protocolo, el escándalo del boxeo de los Juegos Olímpicos de París 2024 nunca habría sucedido. El COI determina la categoría deportiva de un atleta en función del sexo que el atleta haya indicado en su pasaporte. Durante los Juegos Olímpicos, se creyó que dos competidoras en el boxeo femenino eran hombres, aunque sus pasaportes decían que eran mujeres y no había ninguna indicación de que se identificaran como trans. Algunos creían que tenían DSD, o diferencias en el desarrollo sexual, aunque tenían cromosomas masculinos XY.
Además, el informe revela que los trans que compiten en deportes femeninos representan una grave amenaza para la seguridad de las mujeres, aumentando «la violencia en todos los niveles». «Las atletas femeninas son más vulnerables a sufrir lesiones físicas graves cuando los espacios deportivos exclusivos para mujeres se abren a los hombres», afirma el informe, que recuerda casos de atletas femeninas que han sufrido lesiones graves como dientes arrancados, conmociones cerebrales, piernas rotas y fracturas de cráneo a manos de oponentes transgénero.
Pero el riesgo para la seguridad de las atletas, recuerda el documento de la ONU, no sólo existe en la pista, sino también en los baños o vestuarios a los que se permite el acceso de hombres.«Eliminar los espacios de un solo sexo en los deportes también puede aumentar el riesgo de acoso sexual, agresión, voyerismo y ataques físicos y sexuales en vestuarios y baños unisex», apunta.
