Carolina Marín: el grito de un país
Tiene una carrera deportiva que brilla por su profesionalidad, esfuerzo, sacrificio y capacidad de trabajo
Los Juegos Olímpicos de París han dejado momentos que se quedarán guardados en la retina de todos los amantes del deporte a nivel mundial. Para los españoles, ese momento no es agradable ni complaciente, pero ha servido para que, sin ambages, se dé el valor que tiene una carrera deportiva que brilla por su profesionalidad, esfuerzo, sacrificio y capacidad de trabajo como ha sido la de una mujer que tomó uno de los caminos más difíciles del deporte en España por inexplorados: Carolina Marín.
El pasado 11 de agosto, los españoles pusieron sus ojos sobre la pista de bádminton de París en la que campeona olímpica disputaba la semifinal contra la china He Bing Jiao. Tras ganar un disputado primer set que hacía que acariciase con la yema de los dedos el podio olímpico, la onubense caía al suelo estremeciéndose del dolor que nacía -por segunda vez- de su rodilla derecha.
La triple campeona del mundo y ocho veces campeona de Europa fue atendida y se enfundó una rodillera para seguir el partido, pero, después de disputar y perder dos puntos más ante Jiao, no pudo continuar. Entre lágrimas, abandonó la pista principal del pabellón Porte de la Chapelle, en un final cruel. Las pruebas en Madrid confirmaron la doble lesión de ligamento anterior y los dos meniscos. Aquel 11 de agosto, Carolina Marín dudó por primera vez si volvería a jugar un solo partido más como profesional.
«Ha sido uno de los golpes más duro de mi vida y mis palabras fueron de no puedo más, hasta luego el bádminton», reconocía la deportista en una entrevista, en la que ya miraba al futuro con más esperanza, deseando volver al parqué aunque «sin prisa». «Sin prisa», pero sin pausa, Marín busca ahora retirarse sobre las pistas y lo intentará en el mejor de los sitios su tierra natal: el Campeonato Europeo de Bádminton que se disputará en Huelva en 2026 parece el escenario propicio para poner el lazo final a una carrera de ensueño.
Pese a todo, la española admitía que su medalla de oro ha sido «todo el cariño» y «apoyo» que ha recibido tras el golpe de la lesión. «Ha sido un golpe duro, sobre todo porque cuando vas con el objetivo tan en mente, todos los entrenamientos tan duros a los que hemos tenido que sobreponernos. Todo ese esfuerzo de un deportista para conseguir su sueño, todas esas renuncias que un deportista tiene que hacer por conseguir su gran sueño, y de repente el mundo te para por una grave lesión», lamentó.
Premio Princesa de Asturias
Pese a la lesión, su momento más dulce del año aún estaba por llegar. Aunque incluso antes de los Juegos Olímpicos Marín ya sabía que sería galardonada con el Premio Princesa de Asturias del Deporte, su lesión convirtió su presencia en el Teatro Clara Campoamor de Oviedo en uno de los momentos más emocionantes vividos en la ceremonia en los últimos años.
«Lo más relevante es que el valor no está sólo en las medallas -incluso de oro-, sino que es la actitud ante la adversidad y ante el triunfo lo que define a una gran deportista», destacó la Princesa de Asturias, en referencia a las graves lesiones sufridas por Marín. Durante el discurso, la princesa Leonor recordó una de las frases que define la carrera de Carolina Marín: «Puedo porque pienso que puedo», y añadió, la heredera al trono, «les aseguro que, para quienes estamos a punto de abandonar la adolescencia, son palabras muy valiosas».
La primera jugadora no asiática en ganar un oro olímpico en bádminton, tres veces campeona mundial y siete veces campeona de Europa, logró con su grito despertar el reconocimiento sincero de un país que, por una vez, ha sabido reconocer en Marín los principios y valores que deberían abanderar no solamente los deportistas, sino todos sus ciudadanos.