La renovación de Fernando Alonso: las claves del tira y afloja con su escudería
El asturiano, que cumple 41 años el próximo 29 de julio, sabe que le quedan como mucho un par de años en la máxima categoría
Fernando Alonso. | Florion Goga
Fernando Alonso se encuentra en un doble tira y afloja con su escudería, Alpine, antes conocida como Renault. Por un lado, quiere más coche y por otro más contrato, aunque la parte contratante no parece estar en disposición de dejarle contento sin más y existen varias razones.
El equipo británico de nombre francés da cobijo al bicampeón y su contrato liquida en la Nochevieja de la presente temporada. El asturiano, que cumple 41 años el próximo 29 de julio, sabe que le quedan como mucho un par de años en la máxima categoría. De cumplirse su deseo de correr hasta al menos finales de 2024 protagonizará la carrera más longeva de la categoría. En Alpine no están del todo convencidos, y es por eso que existen ciertas fricciones entre la dirección y el corredor. El de Oviedo reclama sueldo de campeón y la marca Alpine, de cuya alcancía sale el dinero de su contrato, le pide resultados más contundentes. De forma añadida quiere pagarle cuantías menos onerosas de los alrededor de veinte millones de euros que se le calculan gana anualmente por correr, patrocinadores personales como Citibank, Finetwork o BWT aparte.
Ya en el pasado, en la última temporada de McLaren, 2018, ‘se conformó’ con los doce que le pagaron a modo de nómina. A esto habría que añadir la aportación de un acuerdo comercial valorado en unos 28 millones de euros que llevó los adhesivos de su marca, Kimoa, al ala trasera de su monoplaza. Alonso quiere monetizar estos dos teóricos años que le quedan en la parrilla y una de sus últimas jugadas fue la de trasladarse a Mónaco en noviembre pasado desde su domicilio más reciente al sur de Suiza. La idea no era solo ahorrarse impuestos, sino estar más cerca de muchos de los poderes de este negocio, gran parte de ellos residentes en el territorio del Príncipe Alberto.
Alpine, por su parte, tiene un as en la manga: Oscar Piastri. Este prometedor australiano tiene un contrato que obliga al equipo a darle un coche de forma obligatoria en 2023 y cada vez que los representantes de Alonso se echan un órdago, sacan a pasear al de Melbourne. Al mismo tiempo el contraataque es dejar entrever que es muy posible que Sebastian Vettel abandone la disciplina de Aston Martin a finales de año, y que sobre la marca del equipo verde un consorcio árabe acaba de hacer llover unos 1.100 millones de euros. Huelga decir que con toda seguridad un buen pellizco recaerá sobre la escudería de Fórmula 1, en la que Lawrence Stroll se ha dejado una buena millonada y en la que sonreirían al ver llegar a un Alonso como compañero de equipo de Lance Stroll, heredero del propietario. Otra posibilidad para Alpine sería la de colocar a Piastri en otra formación, cumpliría su parte del contrato, y podrían entrar en la negociación los motores Renault de su propiedad. Los motores galos solo van instalados en los Alpine y para sus ingenieros sería de gran ayuda poder contar con un segundo equipo. El problema aquí es que esta negociación tendría que ser rematada en breve; los monoplazas de 2023 ya están siendo diseñados y el cambio de propulsor no se hace en un par de días, sino que requiere de modificaciones de orden mayor en la arquitectura general. Si Renault quiere estar montado en otro coche, tendrá que darse prisa y así cerraría uno de sus negociados para que todo encaje.
La otra demanda del bicampeón es de orden técnico. Alonso ve con disgusto como en el ecuador de la temporada su compañero de equipo Esteban Ocon casi le duplica su acúmulo de puntos, al sumar 52 por 29 del español cuando piensa que debería ser al contrario. Hay diversos cálculos que apuntan a que ha perdido una cifra virtual de unos cincuenta puntos en base a averías, errores, malas decisiones generadas en el seno de la formación. Si se suma ese hipotético medio centenar de puntos estaría colocado en séptima posición en la tabla, una más acorde a lo que su A522 le permite recabar. Muchos supusieron que con el cambio de normativa su coche se volvería de forma instantánea en poco menos que ganador y se han llevado un enorme chasco al verle poco mejor que donde estaban en 2021. Las reglas cambian para todos y las mejoras no suelen llegar a los equipos de la mano de nuevas regulaciones, sino de fuertes inversiones en tecnología, fichaje de piezas clave en el diseño, instalaciones de futuro, y los sistemas de medida y desarrollo más avanzados que haya en ese momento en el mercado. A fin de cuentas es el dinero lo que hace mejorar y la llegada de Alpine no trajo los fondos necesarios para igualar a los equipos ganadores, algo que parecen haber comprendido ahora sus dirigentes.
Alpine, por boca de Otmar Szafnauer su director, ha hecho público un pequeño programa de incremento de personal de entre 100 y 200 técnicos más que añadan musculatura tecnológica al conjunto. Es una buena jugada pero que suele arrojar resultados a uno o dos años vista. Alpine quedó como quinto equipo en 2021 y quintos están en este ecuador de la temporada, aunque no sería de extrañar verles acabar cuartos tras dejar atrás a unos McLaren que brillan poco esta temporada. Por eso Alonso pide a su gente que se pongan manos a la obra con el coche del año próximo, lo que hace pensar que en su mente está seguir vestido de azul, a menos en 2023.
Fernando Alonso es un enorme activo para Alpine, por su aportación técnica, su pilotaje en carrera y el halo mediático que le rodea. Liberty no miraría con buenos ojos que Fernando abandonase la categoría, porque sigue manteniendo el interés de muchos aficionados; unos aficionados que se incrementaron tras su retorno en 2021. La renovación del ovetense debería llegar antes del final del verano y aunque Szafnauer no parece un enorme fan de su piloto, no es más que un mandado y asumirá lo que la dirección de los propietarios diga. Y todo apunta a que habrá renovación. Sería una verdadera sorpresa que no continuase al menos un año más vestido de azul.
