Alonso vuelve al podio en otra exhibición de Red Bull

Lo de Max Verstappen comienza a poder ser tildado de leyenda. No es restar valor al que ya atesora, sino que aún le queda camino para igualar a los que marcaron una época, pero cada día está más cerca. De hecho, en el Gran Premio de Canadá, alcanzó a uno que lo fue: Ayrton Senna. Con cuarenta y una victorias dio caza al tricampeón brasileño y se encamina hacia el que todo apuna que va a ser su tercer título consecutivo. El Red Bull RB19 se muestra arrollador en sus manos, su equipo funciona como un reloj suizo, y como piloto es agresivo, rápido, fino, y no comete errores. Si alguien quiere celebrar algo este año, tendrá que amarrarle una mano a la espalda, con la que al menos tendrán alguna oportunidad, aunque no garantías. Es el sexto triunfo del holandés en las ocho carreras disputadas en lo que va de año, todas anotadas en el casillero azul de Red Bull. Esto le otorga una ventaja de 69 puntos en el campeonato en la que ha sido la victoria número 100 para la escudería austriaca. El neerlandés está tiro de piedra de las 51 de Prost, y las 54 de Vettel, que podrán ser alcanzadas esta misma temporada dependiendo del dominio que logre alcanzar.

La carrera

Al final no llovió en Montreal, algo que si ocurrió en los entrenamientos, que se vieron muy condicionados por un par de incidentes. Uno fue la bastante poco frecuente avería en los sistemas de seguridad relacionados con las cámaras. La otra fue una sesión de entrenos en la que cayó el diluvio universal durante unos minutos hasta el nivel de verse obligados a detener la actividad en pista.

La carrera acabó de igual forma que empezó en la cabeza, con un Max Verstappen ganando tras recaudar la pole position; un Fernando Alonso muy inspirado que se mostró rapidísimo con un coche que parece haber dado un paso adelante, y un peleón Lewis Hamilton que demostró que no tiene siete títulos por casualidad. Tras la salida, el ovetense perdió la segunda posición en favor de Hamilton, y en la cabeza de carrera se mantuvo a una distancia corta. En la vuelta 12, George Russell se estampó contra uno de los muros del circuito urbano de Montreal, lo que disparó la salida del coche de seguridad. Muchos entraron a cambiar neumáticos, y la lucha Alonso-Hamilton se reflejó hasta en la calle de boxes, donde casi se atizan una castaña entre ambos, por una salida de dudosa legalidad del británico que no obtuvo sanción. Alonso estuvo esperando el momento con los dos ojos clavados en el alerón del Mercedes que le precedía, hasta que en la vuelta 23 le dio un zarpazo que Lewis no pudo sujetar. En ese momento Fernando apretó los dientes y le fue sacando décimas por vuelta a pesar de que rodaba con goma dura. La idea era distanciarse y que Hamilton no pudiera usar la ventaja extra de su DRS abierto.

Tras la segunda parada, Lewis montó medios y Alonso duros de nuevo por no disponer de gomas más blandas. La tendencia se invirtió, y si el español estuvo marcando casi una veintena de vueltas rápidas una tras otra en la segunda fase de la prueba, fue ahora el inglés el que comenzó a rodar más rápido. Por fortuna para el de Aston Martin, que acabó segundo, el de Stevenage no pudo con él y acabó tercero, a pesar de lo cercanos que fueron en los estertores de la carrera. No fue un cara a cara en cada curva, pero sí una pelea contra el cronómetro en cada vuelta con un pilotaje preciso y limpio por parte de los dos. Al final, once títulos subidos al pódium, con una fotografía clara: Max es casi inalcanzable, y el subcampeonato se va a barajar entre los otros dos inquilinos de la madera.

Pasaron más cosas

La carrera canadiense arrojó más apuntes. Los Ferrari parecen ir a lo seguro, sin arriesgar, y con una meta en mente: no acabar muy descalabrados, porque las victorias quedan lejos. Charles Leclerc acabó cuarto, por un quinto de Carlos Sainz, en una carrera muy amarrategui en cuanto a los puntos. Carlos tiende a quedar por delante de su compañero, que está sufriendo este año como nunca desde que está vestido de rojo. El madrileño clasificó por delante, algo bastante frecuente este 2023, y, sin embargo, el monegasco pudo recuperarse tras una salida en parrilla desde la decimoprimera plaza. Visto esto, acabar cuarto es un regalo para Leclerc. Quinto fue Sainz, que no se quejó en toda la carrera a pesar de ser relegado a no atacar a su compañero tras recibir órdenes desde boxes de no hacerlo. Puede parecer frustrante, pero si en Ferrari vieron que eso sería lo mejor, es bastante probable que efectivamente fuese lo mejor para la escudería; otra cosa es lo que piense cada piloto. Los dos corredores de Maranello fueron a una parada, y acabar justo tras los del pódium es un gran resultado.

Mención especial para el anglotailandés Alex Albon, que acabó séptimo. Su Williams ha recibido alguna mejora en el plano aerodinámico, en la zona de los pontones y la panza. El corredor, que arrancó noveno y realizó una sola parada, supo sacarle partido. Aunque montó un trenecito durante el tercio final de carrera con coches con más velocidad, supo defenderse y plantar cara a los que nada pudieron hacer. Muy loable trabajo el del discreto y siempre sonriente piloto; un tipo verdaderamente encantador en la distancia corta.

Algún apunte más. Se certifica el avance de los Mercedes, con una pareja muy igualada, al igual que en Ferrari. Donde las cosas funcionan peor en este sentido es en Aston Martin y Red Bull. Si en el primer caso, el equipo ya es tercero en la tabla de constructores por la falta de eficiencia de Lance Stroll, en Red Bull tienen otro problema. El mexicano Checo Pérez parece que se entiende mal con su coche; parece incómodo, y aunque esté segundo en la clasificatoria, necesita consolidarse. Fernando Alonso sigue tercero en la general con 117 puntos, y Carlos Sainz quinto, con 68.