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El simulador que usa el equipo Ferrari lanzará una versión ‘barata’ por 600.000 euros

Los equipos de carreras lo usan durante los GP para chequear cambios en sus coches antes de volver a pista

El simulador que usa el equipo Ferrari lanzará una versión ‘barata’ por 600.000 euros

Simulador de Ferrari. | Dynisma

La firma británica Dynisma, proveedora del simulador de la escudería Ferrari, está preparando una versión doméstica de su mejor diseño. Si eres un loco de los videojuegos de carreras, o su versión avanzada en forma de simulador virtual, es tu día. No vas a encontrar nada mejor en todo el mercado, ni nada que te transmita las sensaciones del DMG-1 F1, aunque no va a ser barato.

Este fin de semana se disputa el Gran Premio de Monaco por las calles del segundo país más pequeño del mundo tras el Vaticano, pero hay dos citas deportivas. Una es visible, y la otra invisible a los ojos del público: es la que disputan los pilotos titulares de los simuladores. Al tiempo que los pilotos oficiales y reales hacen temblar el asfalto de Montecarlo, al menos un tercero por equipo rueda por esas mismas calles, pero en el ciberespacio.

Táctica de carreras en el ciberespacio

La jugada es bastante curiosa, porque no lo hacen al mismo tiempo, sino que las carreras virtuales se disputan entre tanda y tanda del mundo real. Los viernes se corren los entrenamientos Libres 1 y Libres 2, y la utilidad reside en aplicar al simulador las mejoras propuestas tras la primera salida a pista. Esa es la tarea de expilotos de F1 u otras categorías como Anthony Davidson en Mercedes, Jake Dennis en RedBull, Arthur Leclerc en Ferrari o Stoffel Vandoorne en Aston Martin.

En este último caso, y a modo de ejemplo, cada vez que Fernando Alonso rueda por al asfalto, su escudería escruta la miríada de datos obtenidos por los sensores del coche. A ello añaden las opiniones del asturiano, y modifican suspensiones, índice de ataque de los alerones, mapa de respuesta del motor, o cualquier parámetro que entiendan que mejora las prestaciones obtenidas. Acto seguido, son transmitidos a la factoría, donde está situado el simulador, se comprueba rodando en el mismo espacio pero virtual, y los resultados se devuelven al equipo en pista, que aplica esos cambios el coche.

Hay opiniones diversas, pero todos coinciden en que el mejor del mundo, o al menos uno de los que pisan el pódium de la simulación, es el Dynisma que utiliza la escudería Ferrari. Diseñado y construido en Inglaterra por el exingeniero de Fórmula 1 Ash Warne, es bastante habitual que técnicos de la categoría egresen de ella y acaben montando empresas relacionadas. Adquieren conocimiento de las necesidades y luego, desde fuera, desarrollan productos o servicios que venden a un mercado siempre ávido de novedades tecnológicas que les aporten una ventaja estratégica.

Todas las escuderías de la Fórmula 1 utilizan simuladores y todas ellas se enfrentan a un problema intrínseco de este tipo de tecnología: la latencia. Cuenta la leyenda que durante su época de Ferrari, Michael Schumacher lo pasaba verdaderamente mal en el simulador de la Scuderia, se mareaba a los pocos minutos de estar subido. La clave reside en el retardo entre la acción de sus manos y lo que acababa viendo en las pantallas. El proceso digital de transformar sus acciones en hechos, aunque sean virtuales, lleva un tiempo. Ese retraso lleva a una descoordinación que acaba en mareos, algo que les ha ocurrido a otros pilotos como Sebastian Buemi, o Daniel Ricciardo, que se sepa.

El misterio de la eficiencia del Dynisma DMG-1 F1 está en que han reducido la latencia a entre 3 y 4 milisegundos. Un buen equipo profesional de última generación, pero de uso doméstico puede irse a diez veces más, y los que usaba el heptacampeón germano en sus tiempos, rondaba los 150 o 200 milisegundos, un tiempo igual o superior al de sus reacciones. Desde entonces se ha andado mucho, y los mejores diseños, como el Prodrive diseñado por Ian Callum —un exingeniero de Jaguar—, lograba una latencia de 50 milisegundos. Bajar hasta los 3-4 milisegundos del DMG-1 F1 es un logro tecnológico extraordinario.

La compañía británica tiene en su catálogo una amplia gama de opciones, que pueden ajustarse de acuerdo a las necesidades del cliente. Sus principales compradores son empresa, y no consumidores particulares, de ahí que sus precios no sean precisamente populares. Si la unidad de la que disfruta Ferrari puede parecer cara con sus dos millones de euros de precio, las de marcas de coches pueden dispararse hasta los doce. El más alto de gama, con todas las especificaciones, incluye una pantalla LED 4K envolvente de 360 grados, una retahíla de proyectores que reproducen la imagen a 240 fps, y un paquete de audio dedicado.

Para lograr semejante nivel de eficiencia no solo hay software en juego, sino también hardware. Se consigue incrementar la velocidad de reacción del conjunto no solo en lo relativo a los ordenadores y proceso de datos es ultrarrápido, sino que se han estudiado con mucho detalle todos los mecanismos periféricos de acción. Los motores de baja fricción que agitan, mueven y desplazan la cabina donde va el piloto digital, aplican su fuerza de forma directa, sin cojinetes, poleas, tirantes o émbolos; empuje directo para no perder energía ni tiempo. Lewis Hamilton hará saltar su trasero a cada bache como si fuera real cada vez que se suba en el simulador de Maranello. En los coches reales la latencia no existe, y Dynisma ha conseguido generar el efecto más parecido y real posible.

Calidad aeronáutica

Con miras al diseño de coches de calle, los accionadores para emular el movimiento pueden ser de una calidad afín a este tipo de vehículo, o la plataforma puede ir equipada con una emulación clónica del chasis nativo de la marca y modelo que se elija. Así es como lo utilizan marcas como Porsche o McLaren, aunque ellos lo usan de forma algo distinta. La guerra contra la latencia es la misma, pero se aplican no hacia la eficiencia en lo tocante a la velocidad, sino con relación a los sistemas de alerta y la seguridad.

Si tanto en la industria de la automoción y la alta competición los simuladores son una valiosa herramienta que ahorran tiempo y dinero, entre los aficionados es uno de los juguetes preferidos. Con ellos, las sensaciones no son iguales que en la vida real, pero se asemejan bastante en según qué parámetros, y conforman un submundo muy vital. Tanto como que el mercado global de simuladores de carreras facturó en 2023 —según un estudio de Research Biz— más de 600 millones de euros. Se calcula que antes de una década esta cantidad se va a triplicar, hasta colocarse en los 2.000 millones en 2032.

Hay equipos de simulación desde precios relativamente accesibles, pero uno de capacidades profesionales, ronda los 10-15.000 euros. A partir de ahí se trata de ir añadiendo accesorios, sistemas de movimiento, más pantallas o proyectores, o aditamentos que mejoren la experiencia y la hagan más cercana a la realidad.

Regalo de reyes… ricos

La compañía está desarrollando una versión de consumo de su hardware. Al parecer, su última oferta costará unos 600.000 dólares, un precio muy por encima del presupuesto de la mayoría de los aficionados a la simulación de carreras. A pesar de su elevado precio, siempre será mucho más barato que los dedicados a los equipos de carreras o fabricantes de coches. Dynisma cree que puede tenerlo a la venta en unos 18 meses, esto es, preparado para las Navidades de 2025. Si quieres uno, tienes año y medio para ahorrar, a razón de unos mil euros al día. Si ves los precios de los grandes, puede parecer hasta un chollo.

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