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Fórmula 1

Los equipos de F1 van a multiplicar su valor y los inversores se están pegando por comprar uno

Los actuales propietarios de los equipos se niegan a abrir la parrilla a más y eso elevará su valor

Los equipos de F1 van a multiplicar su valor y los inversores se están pegando por comprar uno

El vehículo de Pierre Gasly, piloto de la escudería Alpine, tomando una curva durante el último GP de EEUU. | Panoramic (Zuma Press)

En la Fórmula 1 no hay inflación. Ni esperan a que el Banco Central Europeo baje puntos básicos del interés al que vende el dinero. Les da igual porque lo único que han de esperar es a la Nochevieja de 2025. Tras ese día, el valor de las escuderías se va a multiplicar.

Es el año en que llega una nueva normativa de motores, con una nueva tecnología que será vendida al público como revolucionaria, y en realidad lo es. Los propulsores generarán la mitad de su potencia tras recaudar energía en las frenadas, y la otra mitad saldrá de gasolina que emitirá menos del 10 % de gases de efecto invernadero de la actual. Pasará de ser un deporte maldito para ecologistas, a un ejemplo a seguir. Y eso traerá beneficios económicos. Muchos.

Es la conclusión que se saca de unas declaraciones de Luca de Meo, presidente de la compañía Renault, propietaria de la escudería Alpine al diario galo L´Equipe. El empresario que dirigiera Seat está viviendo un momento dulce en la presidencia de la compañía francesa. La empresa sufrió un durísimo revés en 2020 con el despido de miles de trabajadores, y fuertes inyecciones de dinero público; a cambio, el italiano devolvió a los del rombo a una vía rápida.

En 2023 las ventas mundiales aumentaron en un 9,4 % con respecto al año anterior, y en el primer semestre de este 2024 han crecido un 13% con respecto al mismo periodo del ejercicio previo. Ha recompuesto la gama, ha eliminado modelos obsoletos, ha transformado la firma en una productora de SUVs de todo tipo, y está lanzando coches eléctricos que están despertando el interés popular. El nuevo Renault 5 a batería está llegando estos días a los concesionarios y tienen colocados más de mil antes de ponerlos en un escaparate.

Pero no todo es de color rosa en su universo, y una de las fuentes de disgustos es la escudería Alpine de Fórmula 1. El equipo no brilla en los circuitos, en los últimos meses ha despedido a sus rectores, y ha recuperado a un retirado Flavio Briatore para que ponga orden.

El italiano es bien conocido por ser un verdugo de todo aquello que no aporte, y la decisión tomada ha sido un terremoto de Magnitud 7 en la escala de Richter: cargarse la sección de motores. Va a cerrar la factoría —en suelo francés— que dieron títulos a Fernando Alonso, Sebastian Vettel, Michael Schumacher, Jacques Villeneuve o Damon Hill. Con casi toda seguridad, los futuros F1 de Renault, denominados ahora Alpine, llevarán motores Mercedes. El acuerdo está por cerrarse, pero esta opción es la que lleva todas las papeletas.

Tras la jugada, muchos empresarios, oportunistas, inversores legítimos y especuladores han visto debilidad, y se han tirado a degüello para hacerse con un bien de valor en ascenso: una escudería de Fórmula 1 en horas bajas. Sin embargo, y según declara Luca de Meo al diario deportivo francés, su escudería no está ni mucho menos en venta… porque sabe que va a multiplicar su valor.

Renault compró el equipo actualmente conocido como Alpine a Genii Capital en 2015 por una libra, una jugada bastante frecuente en este negocio. La explicación reside en que de acuerdo con la legislación británica, lugar de domicilio fiscal de la formación, las empresas no se pueden regalar sin más, sino vender, y ese es su valor mínimo establecido. Pero, y aquí está el hueso de la aceituna, ha de asumir las deudas, que en aquel momento eran millonarias.

De acuerdo con un cálculo de la revista Forbes en julio de 2023, la escudería podría tener un valor de unos 1.400 millones de dólares (1.290 millones de euros, al cambio) Esta cifra teórica tomó cuerpo en unos 825 reales cuando en octubre de ese año se vendió el 24 % de sus acciones a cambio de 200 millones de euros a varios grupos de inversores. Entre otros, sus nuevos socios sobresalen, a través de varias compañías de capital riesgo, el actor Ryan Reynolds y el futbolista Juan Mata.

Crecimiento de valor exponencial

Sin embargo, de Meo estima que el valor en 2026 puede irse con facilidad hasta los 5.000 millones de euros. En sus declaraciones, el directivo dejó caer que recibe llamadas de financieros, y tipos excéntricos que quieren comprarle el equipo a cada poco, dos o tres veces al mes. «Saben que después de 2026 costará mucho más», afirma. «Si hoy ofrecen 1.000 millones de dólares para hacerse con el equipo, dentro de dos años podrán revenderlo por el doble. Esto está lleno de especuladores. Me he negado cincuenta veces», asegura.

El presidente de Renault heredó la escudería de su predecesor, Carlos Ghosn, al que no le gustaba la idea ni los gastos que conllevaba, pero lo hizo porque así se lo indicaron los de marketing. De Meo parece más pragmático, y aunque valora la aportación en forma de imagen, corta por lo sano donde no hay beneficio. La venta de la división de motores, a pesar de las protestas de sus empleados, obedece a esta ecuación.

A pesar de ello, afirma «estar en la F1 es esencial para la marca Alpine. Estamos en un club cerrado. Aporta credibilidad a la marca entre los entusiastas de los coches. No necesitamos este dinero». Añade que «un equipo pronto valdrá entre 3.000 y 5.000 millones de dólares. No voy a vender, no soy estúpido».

Adiós pandemia, hola beneficios

El crecimiento financiero de la categoría desde la pandemia ha sido espectacular, y es una de las principales razones por las que de Meo optó por no deshacerse del equipo. Los motores eran un gasto que no aportaban más que unos gastos operativos que se podían reducir al hacerse clientes de otros que asumieran los siempre costosos desarrollos.

En parte, la revalorización de las escuderías de Fórmula 1 se debe a que hay muy pocas. El factor de exclusividad que supone tener un equipo de F1, eleva el precio, y es una de las razones por las que los actuales propietarios de los equipos se niegan a abrir la parrilla a más.

Por eso Porsche, General Motors a través de su marca Cadillac se quedaron en la puerta y esperando acontecimientos, o Audi tuvo que comprar Sauber; no solo se quedaba con personal e instalaciones, sino también con el llamado entry, la inscripción de uno de los clubes más exclusivos del mundo, uno que solo tiene diez socios. Y eso sí que tiene precio, uno que so pena de algún imprevisto, se va a multiplicar por mucho en las próximas temporadas.

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