Salvar al soldado Carletto
Carlo Ancelotti es el gran señalado de la debacle del Real Madrid en El Clásico
He presenciado innumerables clásicos en el Santiago Bernabéu y en consecuencia he visto de todo: goleadas a favor del Real Madrid y del FC Barcelona (sobre todo culés), trifulcas de banquillo que acababan con Mourinho en la grada e, incluso, a un padre y un hijo madridistas aplaudiendo en pie a Ronaldinho. Pues bien, todo se queda pequeño al lado de la sensación que experimenté el domingo por la noche en Chamartín. Corría el minuto 51 del encuentro, Aubameyang acababa de meter el 0 a 4 y una parte reseñable del público merengue dijo «basta». Se levantaron en silencio, con la cabeza gacha y se marcharon a casa faltando 40 minutos para el pitido final. Les puedo asegurar que el personal estaba en shock, tanto que ni quiera silbaban o maldecían como la situación requería. Estaban tan golpeados y humillados que no les respondía ni la voz. El inesperado repaso culé había logrado lo que parecía imposible: socavar el henchido pecho vikingo tras la mágica noche de Champions contra el PSG.
Mal día para un ‘ataque de entrenador’
Carlo Ancelotti es el gran señalado de la debacle en El Clásico. Sufrió un inexplicable ‘ataque de entrenador’ colocando a Modric de falso 9 primero, pasando a una defensa de tres hombres después y acabando el partido con Casemiro como central. Daba una impresión de falta de reacción sobre la marcha alarmante. O lo que es peor, de improvisación manifiesta.
El de Reggiolo reconoce su error y pide perdón: «Le he dicho a los jugadores que la culpa es mía, no lo he planteado bien». Y lleva razón el italiano, el principal responsable es él, además le honra querer defender a su plantilla, pero seamos claros: esta vez no cuela. ¡Que cada palo aguante su vela! Nacho Fernández reconoció públicamente que el equipo «quizás salió relajado por la ventaja que llevaban en Liga».
¿Relajados en un Clásico contra el FC Barcelona en casa? Oiga, eso es inadmisible. A la vez que fácil de demostrar, solo hace falta observar el cuarto gol de los de Xavi (donde el línea levanta el banderín y toda la defensa se queda parada) para apreciar que los futbolistas no estaban a lo que tenían que estar. Inaceptable.
«Calma, no se van a tomar decisiones en caliente»
Ahora todo madridista (y todo periodista con un mínimo de curiosidad) se hace la misma pregunta: ¿esta sonrojante derrota puede costarle el puesto a Ancelotti? Pues de momento no. Desde el club hacen un «llamamiento a la calma» y apuestan por «no tomar decisiones en caliente». Lo cual no significa que el mosqueo post clásico haya desaparecido de la cúpula de Castellana, pero desde ese mismo lugar invitan a observar la «situación con perspectiva».
Llega un parón FIFA con encuentros de selecciones. Normalmente, estas interrupciones al calendario son vistas como un «fastidio» en la casa blanca, pero en esta ocasión vestuario, directiva y staff «lo agradecen como agua de mayo». Las altas instancias merengues animan a «valorar el liderato en la clasificación con nueve puntos de ventaja sobre el Sevilla y a doce del Barça» e inciden en la idea de que en la Copa de Europa «todo es posible».
Las decisiones «se tomarán a final de temporada» y si Ancelotti logra levantar el torneo liguero o la Champions cumplirá el año de contrato que le queda. Es la única vía factible para olvidar la bochornosa derrota en el Clásico y salvar al soldado Carletto.