Vinicius Jr. deslumbra en pretemporada: «Ha arrancado mejor de lo que terminó»
Vini es de ese tipo de jugadores que no negocian ni el esfuerzo ni la dedicación, algo que tiene «encantado» a Ancelotti
Nos encontramos al filo del descanso en El Clásico de Las Vegas, Vinicius Jr. toma la pelota y arranca en velocidad, nadie puede pararlo. Gavi lo ve pasar como un relámpago. Busquets, desesperado, le tira una fea patada con los tacos (en busca de zona peligrosa) que el brasileño sortea. Finalmente, Jordi Alba ‘lo caza’ al borde del área tras más de 30 metros de trepidante conducción.
Resultado: tremenda tangana en la que Rodrygo planta cara a Busquets a base de empujones y donde Rüdiger y Araujo acaban agarrándose de la pechera. Vini, al que Carletto aconsejó en su día que «no respondiera a provocaciones» huye del lío. Showtime en Estados Unidos con una clara moraleja que me transmiten desde el vestidor merengue: «Vini sigue imparable, ha arrancado mejor de lo que terminó».
«Es una máquina»
Ojo, porque no es una confidencia baladí si tenemos en cuenta que el menino acumuló 22 goles y 16 asistencias la pasada temporada. Fue el curso de su esperada explosión, participando en 38 tantos y con inigualable guinda europea en el mejor escenario posible: gol de la victoria en la final de la Champions frente al Liverpool. El joven atacante se ha puesto el listón elevado, pero en la primera oportunidad que ha tenido ha dejado claro que este está dispuesto a superarlo.
Y eso es algo que enorgullece en el equipo de trabajo de la Castellana. A pesar de conocerlo desde hace cuatro temporadas en el staff técnico del Real Madrid, «siguen alucinando» con las cualidades físicas del de Sao Gonçalo: «parece que no necesitara pretemporada». Ojo, porque desde dentro también me insisten en que «tiene un físico privilegiado, pero además trabaja y se cuida por su cuenta». Un chef personal radicado en Valdebebas que lo trata en exclusividad, su preparador físico Thiago Lobo (con el que le hemos visto machacarse durante todo el verano) y su estricto plan de recuperación tras los partidos logran que Vinicius «se haya convertido en una máquina».
Eso en cuanto al plano físico, porque su mejora técnica es harina de otro costal y tiene una «culpa» compartida. Me atrevo incluso a dar porcentajes. 50% del futbolista y 50% de Carlo Ancelotti y sus consejos. Lo que más impresionó al técnico de Reggiolo en su llegada el verano pasado fue «la fortaleza mental del chico». Al observar su capacidad atlética y su excelente predisposición Carletto `solo´ tuvo que incidir en todo aquello que sucede en el último tercio del campo: «le dije a Vinicius que es muy difícil dar cuatro, cinco o seis toques para marcar gol. Un toque o máximo dos cuando estas dentro del área».
El joven talento tomó nota y, además, lo puso en práctica «quedándose después de los entrenamientos para mejorar el remate». Hasta donde sé, esto ya lo hacía en épocas de Zidane e incluso de Solari. Vini es de ese tipo de jugadores que no negocian ni el esfuerzo ni la dedicación. Algo que tiene «encantado» al entrenador y con lo que se ganó a Ancelotti.
Una renovación singular, anti-jeques e inminente
Os lo vengo anunciando desde hace meses. El Real Madrid tiene sus tiempos para las renovaciones. Normalmente no se revisan «hasta que falta un año para que venzan» (tiene firmado hasta 2024) pero como en toda norma existen excepciones «y esta es una de ellas».
Dicha singularidad se aplica (con excepciones) a los » CR de turno»y, en este caso, Vinicius se encuentra en el mismo status de la antigua estrella merengue debido a su gran presente y deslumbrante futuro. El club y el jugador llevan unos cuantos meses de negociaciones y, lo lógico, es que más pronto que tarde el Madrid haga oficial el acuerdo prolongando su estadía en la capital hasta 2027. Pasará a ganar el doble de lo actual, es decir, una cantidad que ronde los 10 millones de euros. A esto hay que añadir su cláusula, que será prohibitiva y anti-jeques: 1000 kilos. El madridismo puede estar tranquilo: tienen a un Vinicius en plenitud futbolística y asegurado por un lustro.