'El halcón' despega y vuela alto: Fede Valverde recupera la sonrisa
«Su recuperado estatus futbolístico es una mera consecuencia de lo más importante que tienen en la vida: su familia»
El Mundial de clubes es uno de esos torneos que puede salirte rana si eres el Real Madrid. Ganarlo es una obligación indiscutible. Así, sin matices. Pero ojo como se te ocurra perderlo. Entonces te van a caer con todo hasta que el ruido sea insoportable. Por fortuna para los de Ancelotti, el octavo campeonato del mundo conquistado en Rabat no ha traído más que buenas noticias: cinco millones para las arcas, un Vinicius imparable y, ante todo, la recuperación del uruguayo Valverde. ‘El halcón’ vuelve a batir sus alas en el momento capital de la temporada.
¿Qué le pasaba a Fede?
No era ni mucho menos su especialidad (de hecho, la temporada pasada hizo un sólo tanto), pero este año Fede se ha destapado como un magnífico goleador. Fue el propio Ancelotti quien, entre risas, nos confesó cómo había motivado esta faceta en su pupilo: «Le dije a Valverde que, con ese disparo que tiene, si no era capaz de marcar diez goles en una temporada tenía que romper mi carnet de entrenador e irme de pensión». El que fuera ‘pajarito’ aceptó el reto: con la derecha, con la izquierda, rasos, por la escuadra, colocados o de zapatazo. Sus ocho dianas antes del parón del Mundial de Qatar dejaban ya poco margen a la sorpresa, pero lo cierto es que su bajísima forma en el comienzo de 2023 despertó estupefacción en más de uno.
A todos los que cubrimos de cerca la información merengue nos llegaban ecos similares. El mal momento de Valverde no respondía tanto a una cuestión física o deportiva como sí a una dura situación anímica. El problema era de índole personal y parecía de una gravedad importante así que la situación requería respeto y discreción por nuestra parte. En esto no hay debates, sólo conoceríamos la realidad del asunto si Fede y su familia decidían hacerlo público y así fue tras la final del Mundial de clubs donde a Valverde se le vio con un ánimo renovado y magnífico sobre el terreno de juego. No era casual.
Mina, el pilar de Valverde
La periodista Mina Bonino es el pilar de Fede Valverde. Inteligente, futbolera y buena comunicadora. Aconseja a su pareja en las buenas y en las malas y, ante todo, es la madre de su hijo Benicio. Muy activa en redes, tomó su móvil tras la final de Marruecos y lo explicó todo en un hilo de Twitter: «Hace poco salió una noticia que decía que había perdido un embarazo. No fui capaz de desmentirlo porque creímos que sucedería. Era incompatible con la vida. Nos preparamos durante un mes para lo peor. Como el embarazo estaba muy avanzado teníamos que confirmarlo con una prueba… y después de haber llorado un mes entero y de haber hecho un duelo mientras tenía en la panza a mi segundo hijo ayer nos llegó la noticia menos pensada: él bebe está bien. Todo es normal. Todavía no lo procesamos. Fue un mes muy duro y esto es empezar de nuevo. Gracias.»
Apuesta cumplida con Ancelotti
Y es que a veces se nos olvida, pero los futbolistas son, por encima de todo, personas que sienten y padecen. Y, ahora, con toda la información en la mano, entendemos porque El halcón ha vuelto a despegar. En semifinales un detalle llamó mi atención. Tras anotar su primer gol (de los tres que ha hecho en el mundialito) todo el equipo corrió a felicitarlo, al completo. Se formó una piña brutal, llovían los abrazos sentidos, un rictus de felicidad imperaba en el rostro del uruguayo. Algo había cambiado. Parecía otro.
En la final Valverde se destapó con un partidazo. Rompió líneas como antaño, apareció por todas las partes del campo y además hizo un doblete. Cuando marcó el primero explotó de felicidad. Inicialmente se chupó el dedo en clara referencia al bebe que espera, después corrió raudo hacia Carletto. Se trataba de su gol número 10. Ancelotti no tenía que romper su carnet, la apuesta se había cumplido y aún faltaba por llegar el segundo tanto.
Tras anotarlo, Fede se sitúa como tercer máximo goleador del equipo con 11 goles, pero eso para los Valverde Bonino es lo de menos. Su recuperado estatus futbolístico es una mera consecuencia de lo más importante que tienen en la vida: su familia. Un clan sano y feliz que hace volar alto al halcón y le dibuja una sonrisa en la cara.