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Poli Rincón: «Si algo tenía nuestra selección eran unos cojones como la copa de un pino»

Es uno de los grandes protagonistas de la victoria histórica de España a Malta 12-1, de la que se cumplen 40 años

Poli Rincón: «Si algo tenía nuestra selección eran unos cojones como la copa de un pino»

Poli Rincón, en una imagen de archivo. | Wikipedia

Hipólito ‘Poli’ Rincón es uno de los grandes protagonistas de la victoria histórica de España a Malta 12-1, de la que hoy se cumplen 40 años. Marcó cuatro goles aquella noche en el Estadio Villamarín. Rememora para THE OBJECTIVE cómo fue aquella gloriosa noche.

PREGUNTA.- ¿Cuarenta años han pasado ya del 21 de diciembre, y parece que fue ayer? ¿Qué sientes?

RESPUESTA.- ¡Que cuánto tiempo ha pasado, 40 años! Se dice pronto pero es que estamos hablando de casi una vida entera para muchos. No olvidemos que la carrera de un futbolista tiene un límite. Por un lado, parece que ha pasado una eternidad de aquella noche y por otro lado ha pasado en un suspiro.

P.- ¿Qué recuerda Hipólito Rincón de aquella noche?

R.- Pues muchas cosas. Es verdad que algunas ya estaban guardadas en el baúl de los recuerdos pero que se recuperan en estos días. Fue una noche mágica para nosotros, nos cambió la vida. No olvidemos que estamos hablando de una selección española que venía de fracasar en el Mundial de España de 1982. Marcó el camino para después lo que vino en la Eurocopa de 1984. Un torneo que nada tiene que ver con el actual. Entonces sólo acudían ocho selecciones. Las mejores de Europa, como Alemania, Inglaterra, Italia. Está claro que nos cambió muchísimo. 

«Miguel Muñoz nos dijo: ‘Lo único que les pido es que España esté orgullosos de nosotros’»

P.- Juan Señor confiesa que fue una cuestión de fe. ¿Coincide con él?

R.- Por supuesto. Sinceramente, tanto los que salimos, los que estaban en el banquillo, el entrenador…, si no hubiéramos creído, no podríamos nunca haber sacado adelante esto. No olvides que nos fuimos al descanso con 3-1 y nos vinimos un poco abajo, porque antes del encuentro pensábamos que podíamos llegar al descanso marcando seis o siete goles. Pero esto es la fe, salir convencidos, creyendo que podíamos conseguirlo y, como nos dijo el gran Miguel Muñoz antes del encuentro: «Lo único que les pido es que España esté orgulloso de nosotros».

P.- ¿Qué recuerda cuando Juan Señor marcó el gol? 

R.- Pues mira, lo primero que pensé fue ir a recoger el balón porque no me di ni cuenta de que era el número 12, con el que logramos la clasificación. Así lo había hecho al marcar todos los goles anteriores. Además, como podrás imaginar, entonces no había marcador electrónico y, claro, no cabía el número 12. En el que había en el Villamarín parecía que ponía 1-2. Fue entonces cuando me di cuenta de que el resto de mis compañeros iban al centro del campo y fue cuando eché a correr. De hecho, recuerdo que cuando llegué, me tiré con el resto y, cuando me levanté, ¡me pegó un tirón en los gemelos que tuve que pedir el cambio!

«Cuando acabó el partido, me fui directo a por el colegiado para coger el balón»

P.- Imagino que guarda todavía el balón de aquel partido.

R.- Sí, lo tiene el Museo del Deporte y está firmado por todos mis compañeros. Te voy a contar cómo fue todo. Cuando pedí el cambio por el tirón de gemelos que te comento que me dio en la celebración, fui sustituido por Marcos Alonso. Me sacaron y me quedé en la banda abrazándome con todo el mundo y ya tenía en la cabeza que quería quedarme con el balón del encuentro. En cuanto pitó el colegiado, me fui directo hacia él. ¡Cómo lo vería el árbitro que en cuanto me vio venir me lo dio sin pensarlo! Entonces me lo metí debajo de la camiseta y luego ya en el vestuario me lo firmaron todos mis compañeros.

El futbolista Poli Rincón, en una foto de arhcivo de 1981. | Europa Press

P.- ¿Qué cosas se dijeron en el vestuario? 

R.- Como te decía anteriormente, Miguel Muñoz nos dijo esa frase lapidaria antes del encuentro. Como te podrás imaginar, nada nos dijo de táctica, de cómo había que hacer una cosa u la otra. ¡Si salimos cuatro delanteros al campo! Cuando llegó el descanso recuerdo que iba camino de los vestuarios, estaba repasando todas las ocasiones que habíamos tenido, y yo mismo me decía: si en la segunda parte tenemos las mismas ocasiones, claro que podemos. Y recuerdo que cuando entré en el vestuario empecé a dar gritos de ánimo a la gente. Y poco a poco, se fue animando todo el mundo, y mira luego cómo salimos en el segundo tiempo. Hubo un punto de inflexión cuando pasamos del 3-1 al 7-1 con esos cuatro goles en tampoco tiempo. Y entonces recuerdo que pensé: «¡Estamos cerca!». Luego ya habíamos marcado nueve hasta el estallido final.

P.- ¿Alguno de los cuatro goles que logró esa noche tuvo alguna significación especial?

R.- No, yo creo que todos fueron muy importantes porque fueron parte de los 12 goles que nos permitieron lograr la clasificación. Aquí no era ganar tres puntos, todos sumaban. Si hubiera sido el último seguro que habría sido algo muy especial, pero en este caso fueron cuatro como los de Santillana y todos importantes.

«El público del Villamarín y la ciudad creyeron en la victoria»

P.- ¿Qué le parecen las insinuaciones de los malteses de que les pusisteis algo en su bebida?

R.- [Se ríe] Sí, claro, seguro que fueron los limones que entonces tenía en mi limonero y que se los llevé en el descanso. ¿Tú te imaginas llevando una bebida en el descanso? Igual lo que podríamos haber hecho es intentar comprar el partido como hicieron los holandeses en el partido con Malta que se jugó en Aquisgrán, porque adujeron que no se podía jugar en el país maltés al no darse las condiciones para emitirse por televisión. Y se lo llevaron a Alemania, donde golearon 0-6, lo que nos obligó a tener que marcar tantos goles en este partido. Igual podríamos haber hecho lo mismo e igual no habríamos sufrido tanto como lo hicimos en Malta, donde ganamos por apenas 2-3. 

P.- ¿Qué tenía esa selección?

R.- Esa selección tenía muchas cosas. Empezando por la amistad entre nosotros. Vivíamos y convivíamos mucho. Además, entonces acudir a la selección era un orgullo muy grande.  Aquella selección fue capaz de jugar y luego llegar a la final de la Eurocopa ante Francia. ¡Y menuda Francia! No te voy a recordar todos los grandes jugadores que tenía. Si algo tenía nuestra selección era sobre todo que tenía unos cojones como la copa de un pino. Si no, no habríamos podido sacar aquel partido adelante. Dos cosas: mucha fe y muchos cojones.

P.- ¿Qué importancia tuvo el público del Villamarín?

R.- Mucha. La afición del Betis y todo Sevilla fueron esos días todo un sentimiento. Aquí el público siempre respondía y eso que recuerdo que ese día llovía muchísimo. Recuerdo además que al principio había poco más de media entrada pero al final el estadio se llenó. Sin duda la afición fue clave, porque creyeron que se podía conseguir. Yo recuerdo además que pensaba entonces: ¡Cuánto más llueva, se nos mueren antes! Por el cansancio físico, claro.

P.- ¿Aquella España marcó un punto de inflexión en nuestro fútbol nacional?

R.- Estoy de acuerdo. Fueron los cimientos de lo que ha venido después. Entonces demostramos que creyendo y trabajando bien se pueden hacer grandes cosas. Insisto que aquella selección acudió a una Eurocopa donde apenas iban ocho equipos nacionales y no hasta 32 como sucede en la actualidad. Entonces había poco margen de error y los rivales, como decía antes, eran Alemania, Italia o Inglaterra. Eran las mejores selecciones de Europa.

P.- ¿Cómo definiría aquella noche?

R.- Pues creo que quizá fue el final de una etapa y el inicio de otra maravillosa, que ha tenido su continuidad en el tiempo con todos los éxitos que hemos logrado posteriormente. Veníamos de una etapa horrible con los fracasos en Argentina 78 y en el Mundial de España en 1982 y aquel partido supuso el inicio de una nueva que aún estamos disfrutando.

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