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«Ganas de volver a veros»

Desde la llegada de Laporta, el Barça ha descendido desde el cuarto hasta el undécimo lugar del ranking UEFA

«Ganas de volver a veros»

El cartel que Joan Laporta ordenó colgar en las inmediaciones del estadio Santiago Bernabéu durante su campaña para la presidencia del FC Barcelona. | RRSS (Twitter/X)

El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, ganó las elecciones en 2021 con la promesa de retornar la ilusión al barcelonismo y convertirse en la pesadilla del madridismo. Lo escenificó con el gran golpe de efecto publicitario que supuso colgar una pancarta cerca del Bernabéu con el lema de «ganas de volver a veros». Sin embargo, cuatro años después, aquel augurio queda muy alejado de la realidad.

Desde que Laporta ha retomado las riendas del club azulgrana, el Real Madrid ha ganado 11 títulos y el Barça solo dos. En este periodo de cuatro años, los madridistas han levantado dos Champions, dos Ligas, dos Mundiales de Clubs, dos Supercopas de Europa, dos Supercopas del España y una Copa del Rey, mientras que el club azulgrana solo ha conquistado una liga y una Supercopa de España. En baloncesto, la diferencia es igual de grande. El Real Madrid ha ganado siete títulos por solo dos del Barça.

Sumados ambos deportes, desde que Laporta ha vuelto, el Madrid ha llevado 18 títulos al museo y el Barça solo cuatro. Es evidente que la falta de proyecto, la improvisación continua y la incapacidad de gestión de Laporta ha provocado una mayor ventaja a favor del Madrid que costará mucho volver a reducir. Para hacerse una idea de la pérdida de competitividad que ha sufrido el club azulgrana solo hay que recordar que del 2010 al 2020, con Rosell y Bartomeu en la presidencia, fue el Barça el que ganó más títulos (22) que el Real Madrid (19), siendo el club azulgrana declarado el mejor club de la segunda década del Siglo XXI por la IFFHS (Federación Internacional de Fútbol, Historia y Estadística).

Desde la llegada de Laporta, el Barça ha descendido hasta el undécimo lugar del ranking UEFA cuando en la última década había estado siempre entre los cuatro primeros, lo que le ha supuesto quedarse fuera de los 32 mejores clubes del mundo que disputarán el próximo Mundial de Clubes el próximo verano. La llegada de Laporta también ha supuesto la fuga de estrellas, como Messi, Griezmann o Mirotic. Si en lo deportivo la brecha se ha ensanchado, en lo económico todavía es mucho mayor.

De la temporada 2010 a la 2019, cuando llegó la pandemia, el Barça había acumulado unos 200 millones de euros de beneficios y en 2020 fue elegido el club más valioso del mundo, según el informe anual de la prestigiosa revista estadounidense Forbes, especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, con un valor total de 3.996 millones de euros. Era la primera vez en la historia que el club azulgrana se colocaba en primera posición por delante del Real Madrid y el Manchester United.

En cambio, en solo cuatro años, Laporta ha generado más de 1000 millones de euros de pérdidas ordinarias y ha vendido patrimonio por valor de 800 millones en las mal llamadas palancas que, en realidad, son hipotecas. Gracias a su mala gestión, el Barça se ha vendido el 25% de los derechos de Televisión para los próximos 25 años en una operación en la que Laporta contó con el asesoramiento de la mano derecha de Florentino Pérez, el banquero franco-magrebí, cofundador de Key Capital, Anas Laghrari, que negoció la operación de venta al fondo de inversión Sixth Street.

Laporta ha pasado de ser el enemigo del Madrid a ser su gran aliado en muchas operaciones, como la de no firmar con CVC y demandar a la liga que supuso el adiós de Messi, aunque más tarde Laporta haya acabado retirando la demanda contra la patronal de Tebas. También ha vendido el 49% de los activos digitales y audiovisuales en la operación ruinosa de Barça Studios, disparando la deuda total del club hasta los 3500 millones de euros.

Socialmente, los cuatro años de Laporta han supuesto también un retroceso muy importante. El Barça ha perdido 14.338 socios y 60.400 abonados han pedido la suspensión de su abono. De los 83.000 que había en el Camp Nou, solo renovaron 22.600 para ir a Montjuic. La crisis social que sufre el club es una de las mayores de su historia. Laporta ha recortado derechos tan fundamentales de los socios como la libertad de expresión y ha ordenado la expulsión de la grada del estadio de Montjuic de cualquier socio que se atreva a cantar «Barça, sí, Laporta, no», un cántico que para nada es insultante.

El presidente está enfrentado al grupo de socios jóvenes que forman la Grada de animación, también está enemistado con la Confederación Mundial de Peñas del Barça y ha apartado a los socios de las decisiones del club, celebrando asambleas telemáticas en las que no hay transparencia ni democracia. Laporta ha conseguido que hasta las asambleas del Real Madrid de Florentino sean más participativas y transparentes.

Cuatro años después de la famosa pancarta de «ganas de volver a veros», resulta que el retorno de Laporta a la presidencia del Barça está siendo la mejor noticia para el madridismo.

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