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La reunión que no aclaró nada: «Salimos igual que entramos»

El Real Madrid y el CTA logran encontrarse en un clima de respeto, pero siguen sin entenderse

La reunión que no aclaró nada: «Salimos igual que entramos»

Imagen de la entrada de Carlos Romero (Espanyol) a Kylian Mbappé (Real Madrid) que desató la polémica. | DAZN

El pasado sábado 15 de febrero se cumplía el segundo aniversario del ‘Escándalo Barça Negreira‘ por el cual se investigan los pagos por valor de 8,3 millones de euros que el FC Barcelona realizó al vicepresidente del CTA, José María Enríquez Negreira, entre los años 2001 y 2018. Y la verdad, no deja de ser curioso que, en el segundo fasto de la mayor desvergüenza arbitral que se recuerda, los colegiados patrios se vistieran de gala en Pamplona para parecer «conmemorarla».  

Tres penaltis al limbo (dos sobre Vinicius con 0-0 en el marcador y otro más a Bellingham con 0-1), una expulsión al Británico por, según el acta, decir algo, «fuck you», que no dijo (en sus labios se lee «fuck off») y otra nueva pena máxima señalada en contra por un pisotón residual de Camavinga cuando la jugada ya había terminado tienen al Real Madrid (y al madridismo) en pie de guerra. 

El aficionado merengue, harto como nunca había visto, propone a través de las redes sociales «irse del campo» a la próxima tropelía para así dañar de muerte a la competición presidida por Javier Tebas. El club, más realista en este aspecto,  se conformaría con algo mucho más lógico: el derribo total del estamento arbitral tal y como lo conocemos. Es decir, con que se acometiera la limpieza absoluta de todo aquello «que huela a la etapa de Negreira». Esto incluiría el adiós de Medina Cantalejo como presidente del CTA, de Clos Gómez como cabeza visible del VAR y de todos los trencillas que recibieron los famosos coachings del hijo de Negreira. 

Como en Concha Espina se huelen que esta regeneración es harto complicada, apuestan por una vía que asumen como lenta (aunque no tanto como algunos se piensan) pero segura; la Superliga. De esta forma competirían en un formato más atractivo en lo deportivo, no viciado en lo arbitral y con infinitos y superiores réditos en lo monetario. La Liga española pasaría entonces a convertirse en un segundo plato en el que prepararse para el menú principal.

Inmerso en este caldo de cultivo, el Real Madrid acudió el lunes a la sede de la RFEF para reunirse con los gerifaltes de la cúpula arbitral y escuchar los famosos audios del VAR correspondientes al partido que prendió la antepenúltima llama de la discordia. El de la no expulsión del jugador del RCD Espanyol Carlos Romero tras su alevosa patada por la espalda a Kylian Mbappé en Cornellá. 

Del respeto a la incomprensión 

El encuentro se alargó en el tiempo. Una hora y media de cara a cara donde por parte del Real Madrid acudieron Jose Ángel Sánchez, su director general, y Jose Luis del Valle, el secretario de la junta merengue y firmante de la famosa carta que el conjunto blanco envió hace unos días al CTA. 

Órgano representado por Clos Gómez y un Medina Cantalejo que, ante los medios, calificó el meeting de «cordial y positivo». Yo, hasta donde sé, más bien lo adjetivaría de «educado, serio y respetuoso, pero no de positivo». Básicamente porque en el Madrid, una vez escuchados los audios, siguen «sin entender por qué no se expulsó a Romero. Salimos igual que entramos». 

Desde castellana aprovecharon para transmitir dos conceptos más al CTA:  su percepción de «un sesgo negativo recurrente contra el Real Madrid» (cosa que, como era de esperar, el comité negó tajantemente) y su insistencia «en una mayor transparencia arbitral», haciendo hincapié en el sistema de ascensos y descensos.

Al final, tras visitar la casa de los árbitros, escuchar las grabaciones del VAR y mirarse a los ojos, diría que en el Madrid existe la extraña sensación de que pocas veces se les pita desde el césped, ni siquiera desde el VAR… ¡más bien desde la famosa sala anexa!

‘Descanso’ europeo

En medio de tanto ruido llega un oasis de supuesta calma en forma de Champions League. Y digo supuesta porque el Madrid se juega el título más importante de la temporada a una sola carta. Lleva una leve ventaja, cierto, pero mal hará en confiarse.

Para evitar relajaciones contra el City de Guardiola, Ancelotti medita repetir el mismo 11 que logró la victoria por 2 goles a 3 en el Etihad. Esto significa que Fede Valverde seguirá ocupando la banda derecha y que sólo una duda ronda la cabeza del técnico italiano: meter o no al recuperado Rüdiguer como titular sacrificando a Asencio o a Tchouaméni.  

Un necesario ‘descanso’ europeo ante la insoportable deriva arbitral. 

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