Las Juntas de Accionistas del grupo automovilístico italiano Fiat Chrysler (FCA) y del francés PSA han aprobado este lunes casi por unanimidad la fusión que creará Stellantis, el cuarto fabricante mundial de automóviles, con ventas estimadas de más de ocho millones de unidades.
Por qué es importante: esta fusión dará nacimiento al cuarto mayor fabricante del mundo en términos de volumen de ventas, solo por detrás del alemán Volkswagen, la nipona Toyota y la alianza franco japonesa Renault-Nissan-Mitsubisthi. Contará con más de 400.000 empleados y una capitalización bursátil de más de 40.000 millones de euros; y generará unas sinergias estimadas en 5.000 millones de euros al año.
Fiat Chrysler ha comunicado momentos después de la votación que ambas firmas automovilísticas planean completar la fusión el 16 de enero y que «la negociación de las acciones ordinarias de Stellantis comenzará el lunes 18 de enero en el Mercato Telematico Azionario de Milán y en Euronext Paris, y el martes 19 de enero en la Bolsa de Nueva York».
Por volumen de negocio, será el tercer fabricante mundial de automóviles, con 167.000 millones de euros, en base a cifras de 2019 (FCA tuvo una facturación de unos 108.000 millones de euros y PSA de unos 59.000 millones de euros, excluyendo Faurecia).
Pero, además, sumando los datos de Fiat Chrysler y PSA de 2019 (sin contar con Faurecia), Stellantis tendrá un beneficio operativo ajustado estimado de cerca de 12.000 millones de euros; un margen operativo ajustado en torno al 7 % y un flujo de caja libre operativo relacionado con el segmento de automoción de más de 5.000 millones de euros, tal y como ha remarcado el consejero delegado de FCA, Mike Manley, en la Junta de Accionistas de Fiat Chrysler.
«Es una fusión histórica», ha descrito el presidente de Fiat Chrysler, John Elkann, en su discurso al inicio de la asamblea del grupo italiano, que ha quintuplicado su valor en los últimos 10 años. «Stellantis es una unión de dos socios con ideas afines, que se unen para construir algo único y grandioso», ha continuado el empresario italiano, que también será presidente de Stellantis.
«Estamos listos para esta fusión, para esta creación de valor, para pasar a la siguiente etapa de esta fabulosa historia», ha señalado, por su parte, Carlos Tavares, el «número uno» de PSA y futuro consejero delegado de Stellantis, momentos antes de que se conociera el resultado de la votación de la Junta de Accionistas francesa.
La nueva entidad tendrá sede en Holanda, pero continuará cotizando en las bolsas de París, Milán y Nueva York. Presentará una gran complementariedad geográfica, «al combinar la excelente posición de PSA en Europa con la fortaleza de FCA en América del Norte y América Latina», lo que permitirá a Stellantis gozar de «una presencia global y equilibrada», y «minimizar el impacto de las recesiones cíclicas que pueden ocurrir en una región específica», ha asegurado Mike Manley.
El gran reto será rediseñar la estrategia combinada del grupo en otras regiones geográficas, incluida China. Además, se tendrá que lidiar con la promesa de las dos casas automovilísticas de no incurrir en el cierre de plantas tras la operación.
En Italia, FCA ha recibido este año un préstamo de 6.300 millones de euros (unos 7.748 millones de dólares al cambio actual), en el marco de las líneas de crédito estatales puestas a disposición por Roma para las empresas con problemas por el COVID-19[contexto id=»460724″], y el Estado italiano sin duda exigirá garantías al grupo de que mantendrá los niveles de empleo en el país.
FCA y PSA comunicaron en octubre de 2019 que querían fusionarse, y en septiembre de 2020 modificaron algunos términos del acuerdo inicial para afrontar la crisis del coronavirus, sin alterar el valor económico y los objetivos del proyecto.