A partir de este miércoles los conductores de Uber en Reino Unido pasarán a ser clasificados como trabajadores, en lugar de su actual condición de autónomos, en cumplimiento con un fallo del Tribunal Supremo de ese país del pasado febrero.
Las claves: los conductores de Uber en Reino Unido tendrán así un salario mínimo y vacaciones pagadas, una primicia mundial para la empresa estadounidense y un giro de 180º en el modelo de las plataformas digitales en el país. No obstante, la firma matiza que la clasificación es como «trabajadores» y no como «empleados», una distinción de la legislación laboral británica que implica que, por ejemplo, los conductores seguirán siendo tratados como autónomos en materia fiscal.
Uber siempre se ha resistido con ferocidad a llevar a cabo este tipo de clasificaciones y por ello ha acabado ante los tribunales en varias partes del mundo -una de las más recientes en California, lugar que le vio nacer-, pero esta es la primera vez que se ve forzada a aceptar la derrota en uno de sus principales mercados.
La empresa con sede en San Francisco explica que el 99% de sus conductores en Reino Unido ya cobra más del salario mínimo en la actualidad, por lo que no espera que la nueva clasificación vaya a tener un impacto sustancial en sus cuentas. Según los datos que ha ofrecido, los conductores cobran en la actualidad aproximadamente 17 libras por hora en Londres y 14 libras por hora en el resto del país.
La nueva clasificación afectará a un total de 70.000 conductores que Uber tiene en Reino Unido, pero no a aquellos que solo trabajen para el sistema de entrega de comidas a domicilio Uber Eats.
La decisión sigue siendo susceptible de polémica, puesto que la empresa indicó que empezará a pagar el salario mínimo a partir del momento en que un conductor acepte llevar a cabo un trayecto, en lugar de empezar a partir del momento mismo en que se activa la aplicación como piden los activistas.
El pasado 19 de febrero, el Tribunal Supremo del Reino Unido puso fin a una batalla legal que comenzó en 2016 y concluyó que los trabajadores de la compañía deben tener acceso a todos los «derechos básicos», así como a «vacaciones pagadas».
Uber recurrió al Supremo tras haber perdido litigios en tres instancias inferiores, después de que en 2016 un tribunal laboral resolviese que los conductores de la compañía prestan sus servicios como trabajadores y no como contratistas externos.
El veredicto fue muy celebrado por los defensores de los derechos de los trabajadores y podría marcar tendencia en otras partes del mundo donde la empresa mantiene abiertos conflictos laborales de esta misma naturaleza.