La ambición del Gobierno español de avanzar en medidas para rebajar el precio de la luz ha chocado con los tiempos de la Unión Europea. Los veintisiete no han logrado avanzar hacia medidas concretas en el encuentro de la Comisión Europea, donde Pedro Sánchez esperaba encontrar el apoyo de sus socios y obtener compromisos concretos para sacar adelante medidas de choque a corto plazo que ayudaran a paliar «la urgencia» de esta situación. Tras un encuentro con la presidenta del órgano, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michael, Sánchez admitía que los calendarios con los que trabaja Bruselas marcaban un ritmo diferente al esperado.
El presidente del Gobierno acudía respaldado por algunos de sus principales socios. Italia, Portugal, Grecia y Francia (principal apoyo de la cruzada del Ejecutivo) veían con buenos ojos las medidas conjuntas en la compra de gas ante la continua escalada de los precios en toda Europa por el encarecimiento del gas y de los derechos de emisión de CO2. Aunque la posición del sur europeo chocaba con la de sus vecinos del norte ante la negativa de Alemania y Países Bajos, quienes han rechazado modificar el sistema, las conclusiones tendrán que esperar a diciembre, cuando se celebrará una nueva cumbre. Eso sí, Sánchez ha podido comprobar las primeras opiniones de los miembros del Consejo durante sus intervenciones. Uno de los apoyos recibidos ha sido el del primer ministro belga, Alex de Croo, quien en una reunión previa aceptaba las propuestas españolas si ayudaban al país, aunque, como otros estados miembros, se mostraba escéptico con su impacto a corto plazo.
El presidente del Gobierno ha lamentado la situación del mercado que, dice, lastra a las empresas europeas. «Siempre aspiramos a una mayor ambición y a incorporar un sentido de urgencia a este debate porque es una situación que está atravesando a todos los países europeos y que puede minar la competitividad de la economía europea, si nos comparamos con otras economías donde el precio de la energía no está siendo tan elevado como en Europa», explicaba Sánchez, quien criticaba «el ritmo menos intenso de lo deseado» seguido por Europa y que choca con la velocidad que al Gobierno de España le gustaría. A pesar de ello, Sánchez ha prometido que su Gobierno seguirá aplicando las medidas que considere efectivas.
La promesa del Gobierno sobre la bajada del precio de la luz, en peligro
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió a que a finales de año los españoles pagarían la misma factura de la luz que en el año 2018 descontando el IPC. Con los tiempos de la Unión y la oposición de algunos estados fuertes a las medidas del Ejecutivo, la promesa peligra. Este viernes, el precio de la luz continúa por encima de la barrera de los 200 euros el megavatio/hora. Sánchez mantiene su pulso aunque el tiempo no acompañe. La tendencia alcista del precio del gas (que aún no habría alcanzado el pico, previsto para la primavera) y la guerra contra las eléctricas se han comido la bajada de im puestos que el Ejecutivo impulsó como medida a corto plazo para resolver un problema que ya afecta a empresarios y transportistas.
Los ministros del Gobierno tampoco renuncian a la esperanza de cumplir lo prometido. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguraba que no sería necesario aplicar nuevas medidas contra la subida y aseguraba que el suministro de gas con Argelia estaba garantizado. Sobre la factura, la ministra subía el envite y aseguraba que muchos hogares pagarán incluso menos por la luz que a finales de 2018. Realizaba el anuncio el día en el que el precio de megavatio por hora era de 207 euros.
En el choque con las eléctricas se abre un nuevo paréntesis. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha prometido que congelará los precios para la industria española si el Gobierno retira lo que ha calificado como «tributos lesivos».