El extraño optimismo de los bancos sobre la evolución de la economía española
Las entidades se agarran a los datos de afiliación a la Seguridad Social y a la actividad del negocio
La presidenta del Santander, Ana Botín, señaló antes de verano que «España iba a salirse del mapa» en referencia a la intensa recuperación de la economía patria. Desde entonces han pasado muchos meses y desde el Santander y la mayor parte de la banca se vende a bombo y platillo que la reactivación económica es robusta. Incluso, en privado, los ejecutivos del sector financiero se atreven a señalar que la situación no ha cambiado y que la marcha de la actividad sigue siendo potente, a pesar de la incertidumbre generada por la escalada de la inflación, en máximos de tres décadas, y el atasco en los fondos Next Generation procedentes de la Unión Europea.
Esta visión positiva del horizonte económico es compartida por el Gobierno de Pedro Sánchez, pero no por la inmensa mayoría de organismos tanto nacionales como internaciones, que han rebajado de manera considerable estas semanas las previsiones de crecimiento del PIB para 2021 de nuestro país. La más reciente rebaja de proyecciones ha sido publicada por el club de las economías más avanzadas, la OCDE, que esta semana recortaba hasta el 4,5% el incremento de la riqueza de nuestro país, frente a la estimación del 6,5% del Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos.
Este optimismo, tanto de Moncloa como de la banca, obedece no solo a los niveles de actividad que se están detectando, sino a los datos de la afiliación a la Seguridad Social, que miden el pulso de la coyuntura económica de un país. Las cifras presentadas este jueves, sobre el empleo de noviembre, confirman que el número de cotizantes sigue al alza y ya está por encima de los niveles precovid (19,75 millones), sin perjuicio de las debilidades que encubren las cifras aisladas.
Apuntalar la confianza
A esta buena evolución de los trabajadores afiliados es adonde se agarran las entidades financieras para mantener su optimismo, que contrasta con los malos augurios de otros organismos y analistas y no se corresponden con la productividad, pero con ello tratan de apuntalar la confianza perdida y atraer capital inversor a una economía que pierde fuelle ante la nueva ola de la pandemia y las reformas pendientes.
Sin embargo, según explican fuentes empresariales a THE OBJECTIVE, detrás del aumento registral de los ocupados se esconde una afloración de economía sumergida, es decir, de empleos que antes estaban en negro y que ahora se están regularizando con el objetivo de poder acceder a las ayudas públicas e, incluso, a los fondos europeos.