El crédito al consumo inquieta a la banca: está un 20% por debajo del nivel precovid
Esta financiación se comporta peor de lo esperado, con una concesión de menos de 30.000 millones en 2021
La banca no ha logrado el objetivo de recuperar el nivel de préstamos al consumo de antes de la pandemia a través de una bajada de los tipos de interés. La concesión de préstamos para la adquisición de bienes ha cerrado 2021 lejos de los importes de 2019, algo que inquieta al sector porque demuestra que la situación económica no avanza del todo bien, en contra del optimismo que intenta trasladar el Gobierno frente a los malos augurios de los organismos internacionales. Según señalan fuentes financieras a THE OBJECTIVE, las operaciones no han alcanzado los 30.000 millones, lo que supone un 20% menos que hace dos ejercicios. Eso sí, la cifra es un 8% superior a la de 2020, cuando este segmento de actividad estuvo muy afectada por las restricciones de movilidad impuestas por el coronavirus.
Las mismas fuentes reconocen que este negocio ha evolucionado peor de lo esperado, pero que ha ido de menos a más, por lo que confían en que finalmente en 2022 la financiación recobre por completo el pulso, una vez se solucionen todos los problemas de abastecimiento de chips y que la inflación reduzca su escalada, dos de los factores que han provocado una menor intensidad de peticiones por parte de los ciudadanos. En principio, se preveía que en la recta final del ejercicio se hubiera llegado a la velocidad de crucero tras el fin de las limitaciones de movilidad y el verano, pero ésta se ha visto frenada frente a las perspectivas.
Los últimos datos del Banco de España, de noviembre, ponen de manifiesto que ni siquiera la semana del Black Friday empujó la comercialización de este tipo de créditos, ya que en dicho mes el dinero prestado por el conjunto de las entidades se situó un 19,5% por debajo del mismo periodo de 2019. En los once primeros meses del ejercicio el total de financiación para el consumo fue de 26.049 millones, un 21,5% menos que antes de que estallara el coronavirus.
Algunos bancos, como el Santander, advirtieron ya en octubre de que la crisis de los chips estaba pasando factura al sector, retrasando multitud de contratos y aplazando decisiones. Hay que tener en cuenta que gran parte de estos préstamos está ligado a la adquisición de vehículos.
Una actividad clave
Para las entidades esta financiación es clave en un momento de euribor en negativo, ya que los tipos de interés son más elevados que en las hipotecas o en las operaciones con las empresas y, por tanto, generan un mayor margen de ingresos. Los tasas que cobran llegan al 6,7%, frente al 1,5% de los contratos para viviendas. Sin embargo, en época de vacas flacas o incertidumbre, como la actual, representan una mayor amenaza porque son los primeros que las familias dejan de pagar.
La actividad de préstamos al consumo no solo ha estado afectada por los chips, sino que detrás se encuentran otros factores, como una menor intensidad en los viajes de los españoles y una tasa de ahorro mayor. Durante la pandemia, los hogares han venido incrementando sus saldos en las cuentas bancarias en 140.000 millones, por lo que tienen una menor necesidad de financiar sus compras.
Hipotecas como antídoto
Los bancos, por contra, han encontrado en el negocio hipotecario un apoyo para contrarrestar los efectos del crédito al consumo. La demanda de préstamos para la compra de inmuebles avanza muy por encima de las expectativas y los importes están en récord de hace un decenio. Sin embargo, las entidades esperan que en este nuevo curso los volúmenes se irán normalizando, ya que las necesidades habitacionales de los ciudadanos surgidas con la pandemia han quedado prácticamente cubiertas. Eso sí, los pronósticos apuntan a que las alzas continuarán en este segmento, aunque más moderadas.
Las cifras del regulador ponen de manifiesto el buen momento que atraviesa el sector en financiación para inmuebles a las familias. Hasta noviembre, el dinero otorgado ha subido un 40% con respecto a los once primeros meses de 2020 y un 37% con respecto a 2019. Las hipotecas representan para las entidades un producto con el que vincular a los clientes por un largo periodo de tiempo, aunque, por sí solo, sea poco o nada rentable por la elevada competencia y los tipos en negativo.