Por qué España está lejos de convertirse en «gran exportador de energía», como dice Pedro Sánchez
La interconexión eléctrica que permite intercambiar energía a España con el resto de los países miembros de la UE, excepto Portugal, se realiza a través de Francia y apenas alcanza el 3%
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que España está a punto de convertirse en un gran exportador de energía renovable, pero es una verdad a medias, ya que tiene un grado de interconexión con el sistema europeo muy inferior al del resto de Estados miembro, lo que le impide acceder en igualdad de condiciones a los beneficios que genera el intercambio de energía.
Sánchez afirmó en la clausura del Spain Investors Day, que ha reunido estos días en Madrid a grandes inversores internacionales, que España puede dejar de ser un país importador de energía para convertirse en «gran exportador de energía limpia». Sin embargo, los datos del operador del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España (REE), muestran todo lo contrario.
La Unión Europea recomendó a todos los países alcanzar en 2020 un mínimo de un 10% de ratio de interconexión, es decir, que la capacidad de interconexión represente el 10% de la potencia de generación instalada en el país. Actualmente, el mínimo establecido para 2030 es del 15%. Todo ello con el objetivo de acabar con los sistemas aislados y promover una red unificada que permita un suministro eléctrico más seguro, limpio y económicamente eficiente.
Según datos facilitados a THE OBJECTIVE por REE, la interconexión eléctrica que permite intercambiar energía a España con el resto de los países miembros de la UE, excepto Portugal, se realiza a través de Francia y apenas alcanza el 3%. Aún contando con la interconexión con el país vecino, se queda en un «escaso» 6%.
Bajo este contexto, el operador del sistema destaca que el desarrollo de nuevas interconexiones resulta «indispensable» para alcanzar el objetivo vinculante de energías renovables del 32% para el 2030 fijado por la UE en junio del 2018, ya que una mayor interconectividad entre Estados miembro permite una mayor integración de la generación renovable en otros sistemas.
En la actualidad, el sistema eléctrico español está interconectado con el portugués —configurando así el sistema eléctrico ibérico—, con el del norte de África, a través de Marruecos, y con el sistema centroeuropeo, a través de la frontera con Francia—. A su vez, este último está conectado con el de los países nórdicos, con el de los países del este de Europa y con las islas británicas, lo que conforma el mayor sistema eléctrico del mundo.
Nuevas interconexiones
Además, se están desarrollando nuevos proyectos, como otro con Francia a través de un cable submarino por el Golfo de Vizcaya, la interconexión norte con Portugal entre Galicia y el Minho luso y los transpirenaicos Navarra-Landes y Aragón-Pirineos Atlánticos. El enlace España-Francia por el Golfo de Vizcaya es la primera interconexión eléctrica submarina con el país vecino. Según consta en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), esta nueva infraestructura permitirá aumentar la capacidad de interconexión con Francia desde los 2.800 MW actuales a los 5.000 MW, y tiene un coste estimado de 1.750 millones de euros.
REE apunta que favorecerá la integración de energía renovable, incrementará la eficiencia y competitividad de los dos sistemas y reforzará la seguridad del suministro de ambos países, avanzando en la consolidación del sistema eléctrico europeo. Por su carácter estratégico, esta interconexión fue declarada Proyecto de Interés Común (PIC) por la Comisión Europea el 14 de octubre de 2013, en el marco del reglamento europeo sobre las infraestructuras energéticas.
Con una longitud de 400 kilómetros entre la subestación de Gatika (cerca de Bilbao) y la de Cubnezais (cerca de Burdeos), contará con una estación conversora en cada extremo del enlace que permitirá transformar la corriente alterna en continua y a ésta nuevamente en alterna para conectarse a la red de transporte de electricidad de cada país.
El proyecto entró el pasado mes de diciembre en la fase de autorización administrativa en ambos lados de la frontera. Las autorizaciones administrativas, previas al lanzamiento de suministros y obras, están previstas para 2023 y que entre en funcionamiento cuatro años más tarde.
El proyecto también se ha visto perjudicado porque en 2019 se produjo un movimiento de una falla submarina por donde iba a pasar el cable y se tuvo que replantear todo el trazado para que pasara una parte por tierra, lo que implica que haya una red de alta tensión en un municipio y se necesite tramitación adicional. Por su parte, si se suman el de Navarra-Landes y Aragón-Pirineos Atlánticos, la capacidad de interconexión puede alcanzar los 8.000 MW. Estos dos tienen un coste previsto conjunto de 2.400 millones de euros.
Planificación de la red de transporte
El informe sobre la propuesta de planificación de la red de transporte eléctrica para el periodo 2021-2026 de la CNMC recoge un volumen de inversión estimado de 6.668 millones de euros. De estos, 5.629 millones irán al desarrollo de infraestructuras en los sistemas eléctricos nacionales, y tienen una límite máximo de inversión con derecho a retribución que sufraga el sistema eléctrico.
Por su parte, los 1.039 millones restantes se corresponden con las interconexiones internacionales de España-Francia por el Golfo de Vizcaya (730,9 millones), Marruecos (233,6 millones), Andorra (14,7 millones), así como la de Norte España-Portugal (59 millones). Competencia señala que estas últimas no computan dentro de los límites de inversión máxima retribuible, de acuerdo con los últimos cambios normativos.
España cerró el año pasado con un saldo importador de energía. Del total intercambiada, el 51,3% fue adquirida fuera, frente al 48,7% que fue exportada, con una diferencia de 884.000 MWh. Solo España y Francia mantuvieron una capacidad de intercambio comercial de entre 2.800 y 3.100 MW, según datos de REE.
Fuentes del sector energético señalan a este medio que una alternativa a largo plazo para que España aumente sus exportaciones de renovables, como pretende el presidente del Ejecutivo, es que se aproveche el excedente de generación de este tipo de energía para la producción de hidrógeno y su posterior transporte a través de barco, entre otros medios.