Las financieras se recuperan a medio gas al ganar aún el 36% menos que antes de la covid
Los establecimientos de crédito limitan su beneficio a 479 millones de euros entre enero y noviembre de 2021 afectados por la crisis de los chips y la alta inflación
Las financieras de consumo están teniendo una recuperación más lenta de los esperado durante la pandemia. Estas compañías, filiales de bancos, grandes cadenas de distribución y fabricantes de coches, han conseguido incrementar sus ganancias con respecto a 2020, pero las cifras se alejan de la época precovid.
Según los últimos datos disponibles del Banco de España, estas firmas acumularon entre enero y noviembre del año pasado unos beneficios de 479 millones de euros, una cifra que es un 19% superior al resultado de 2020, pero un 36% inferior al de 2019.
El sector se muestra preocupado por la evolución que está tendiendo en los últimos meses la actividad de este negocio, que determina, en parte, la reactivación de la economía, aunque confía en una plena recuperación para 2022 gracias a una mejora de las condiciones, según señalan distintas fuentes a THE OBJECTIVE.
Esta mala sensación se refleja en las cifras sobre la concesión de préstamos para la adquisición de bienes de consumo, que todavía presenta importes un 20% debajo de la era precoronavirus. Esta financiación se ha visto perjudicada no solo por un freno en el crecimiento del PIB, sino también por la escalada de la inflación a máximos en décadas debido a los mayores costes energéticos y la crisis de los chips.
Hace unos meses, el Santander ya advertía de que la falta de suministros en la automoción estaba pasando factura a la banca, una alerta que reafirmaba BBVA en su informe de trimestral hace unos días. El banco azul señala que esta teniendo impacto en el consumo las interrupciones en las cadenas de suministro.
Los impagos de las financieras, contenidos
Estos factores están lastrando la recuperación de las financieras de consumo, que están viendo cómo sus resultados avanzan menos de los estimado inicialmente, y eso a pesar de que la morosidad está siendo mucho menor de lo esperado en un principio debido a las medidas de apoyo del Gobierno. Una medidas que decaerán a partir del mes de abril y que la Comisión Europea insta a que se pongan fin a mediados de año, como muy tarde.
El fin de los programas de la financiación a las empresas (carencias, aplazamiento de vencimientos, etc) meterá presión al sector financiero, ya que todas las entidades y los expertos apuntan a un alza de la morosidad a partir de entonces.
De acuerdo con los pronósticos mas recientes, se prevé que la tasa de impagos general suba de 4% actual al entorno del 6 o 7%, un porcentaje que es, eso sí, la mitad de los augurios emitidos al inicio de la pandemia. En el caso de las financieras de consumo, más castigadas por las insolvencias que otros segmentos, podrían ver incrementado el ratio hasta cerca del 10%. A día de hoy, su tasa de morosidad es de un 6,5%.
Los establecimientos de crédito al consumo han logrado reducir ligeramente este indicador desde mediados de 2020, aunque en el comienzo del covid sufrieron una fuerte subida de los impagos, que elevaron la tasa del 5 a mas del 7%.
Ahorro familiar
Las financiación al consumo se ha visto también mermada por el aumento del ahorro de las familias, que BBVA estima en unos 70.000 millones desde el estallido del coronavirus. Este incremento del dinero de los hogares ha permitido que a estos adquirir bienes duraderos (coches, electrodomésticos, etc) sin necesidad de recurrir a un crédito.
Para la banca, que cuenta con las principales financieras del país, esta actividad de préstamos es crucial porque es más rentable que otros negocios, como las hipotecas, ya que aporta un mayor margen de ingresos. Hay que tener en cuenta que los créditos al consumo tienen intereses más elevados por el mayor riesgo, al ser los primeros que se dejan de abonar.
La financiación de consumo tiene unos tipos que alcanzan el 8%, incluyendo comisiones, mientras que la destinada a viviendas apenas su precio ronda el 1,58% después de la batalla que está librando el sector al calor del boom que está experimentando el mercado inmobiliario.
Desde que el euribor está en negativo las entidades y las financieras han intentando incentivar la comercialización de los préstamos al consumo, pero la covid ha impedido que mantenga el impulso registrado entre 2016 y 2019.