El Banco Central Europeo ignora el empuje de la inflación para 'salvar' a España e Italia
Si persiste la coyuntura económica actual, las compras netas de bonos terminarán como pronto a finales de este año y las subidas de tipos arrancarán a comienzos de 2023
El Banco Central Europeo (BCE) ha aparcado de facto la vigilancia monolítica del antes sacrosanto objetivo del 2% de inflación para abonar la recuperación económica. Por ello, como explican fuentes comunitarias a THE OBJECTIVE, Fráncfort demora en lo posible la retirada de estímulos -subida de tipos de interés y contención en las compras de bonos- pese a que la inflación se cronifica en Europa.
España, con un 121,8% de deuda pública; e Italia, con un 134,8%, serían fuertemente castigadas por la subida de los diferenciales que afloraría una retirada inminente de los estímulos monetarios.
Inflación, recuperación, estímulos y deuda
En este sentido se pronuncian fuentes comunitarias a este diario, ya que esa situación rememoraría los momentos más duros de la anterior crisis, que logró contener en julio de 2012 el entonces presidente del BCE y actual primer ministro italiano, Mario Draghi, con su «haré todo lo necesario para salvar el euro».
Ahora el BCE aplica la venda antes de la herida y renuncia a que dos de las cuatro mayores economías del euro, España e Italia, se desestabilicen por una retirada prematura de estímulos y vean truncada su recuperación y sus primas de riesgo desbordadas.
De fondo, subyace el razonamiento del vicepresidente de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE), Luis Garicano, quien indicó en entrevista con THE OBJECTIVE que una pronta retirada de estímulos por parte de Fráncfort crearía problemas en las economías con más deuda pública, como la española y la italiana.
La inflación se cronifica en tasas elevadas
No obstante, la tozudez de la inflación, que se está cronificando en Europa, puede llegar a variar el calendario del BCE, que, a diferencia de la Reserva Federal, descarta por ahora subidas inminentes de los tipos de interés, indican los expertos consultados por este periódico.
De hecho, las previsiones de la institución que preside Christine Lagarde han fallado no en los cálculos sino en el tempo, explica a THE OBJECTIVE el socio fundador de Nextep Finance, Víctor Alvargonzález. El experto considera que la compra de bonos está dopando las primas de riesgo y el propio IPC.
No en vano las compras excepcionales se arbitraron para combatir la deflación, paradoja que resalta Alvargonzález, quien cree que «tarde o temprano el BCE cambiará el paso o el timing ya que el empuje de la inflación cada vez le trastoca más los planes y creer que volverá a corto plazo a los niveles prepandemia sería no ver la realidad». Además, resalta el componente exógeno de que el BCE tampoco es completamente ajeno a las presiones políticas.
Amenaza geopolítica por el conflicto de Ucrania
Los precios no solo acusan el alza del componente energético, sino que también pueden desestabilizarse en función de cómo evolucione el conflicto de Ucrania, una nueva amenaza económica para la Unión Europea. El IPC de la eurozona cerró 2021 en una media del 2,6% y España en el 3,1%, con el agravante de que desde enero el aumento de la inflación se nota en el índice subyacente, que elimina los elementos más volátiles del indicador.
Alvargonzález considera que en este contexto no hay que seguir elevando las compras de bonos porque «echan leña al fuego de la inflación» y reconoce que desde el BCE se aguarda a que economías como la española y la italiana consoliden la senda de la recuperación económica con suficiente solidez.
Además, el fundador de Nextep Finance considera que la inflación viene de la demanda y que el efecto económico de la variable Ómicron va a permitir al BCE persistir en su actual posición respecto del IPC, ya que ha puesto un palo en la rueda de la recuperación en las últimas semanas, principalmente deprimiendo el consumo.
Ya el BCE en la última reunión de su Consejo de Gobierno, en diciembre, abogó por la flexibilidad y la progresividad en la retirada de estímulos, claudicando ante la realidad, pero siempre dentro de una gradualidad y refiriéndose eminentemente a las compras de deuda, no a la subida de tipos. De hecho, en marzo de este año pondrá fin al programa de emergencia de compras para combatir los estragos de la pandemia (PEPP, por su acrónimo anglosajón). Aunque sí seguirá sosteniendo las compras a través del programa habitual, el APP, mientras siga siendo necesario.
Los ‘frugales’ enconarán el debate monetario
El profesor del Centro de Estudios Financieros (CEF) Juan Fernando Robles abunda en los razonamientos de Alvargonzález y desarrolla el componente político. «La inflación en Europa va a aumentar las discrepancias entre los socios del euro sobre qué política monetaria es más conveniente, pues la que favorece a los grandes deudores europeos, entre los que se cuenta España, no es aceptada por Alemania y los frugales (Dinamarca, Suecia, Austria y Países Bajos).»
Argumenta Robles que la inflación favorece a los países más endeudados porque en términos corrientes empequeñece la deuda y favorece la recaudación fiscal, aunque obviamente empobrece a los ciudadanos.
Sobre la diatriba del BCE, que debe combinar el difícil equilibrio de combatir la inflación sin atenazar la recuperación ni estigmatizar a dos de las cuatro grandes del euro -España e Italia-, Robles indica que «cabe pensar que una vez que la pandemia se dé por superada, y eso parece muy próximo, el BCE, si la inflación subyacente se mantiene muy por encima del 2%, como es el caso, no va a tener más remedio que dar un viraje a su política monetaria y comenzar una subida de tipos de interés al tiempo que limita las recompras de deuda, empezando a descargar su balance».
Cambio de rumbo en el último tramo de 2022
Por ello, Robles anticipa que en la reunión de política monetaria del BCE que tendrá lugar este jueves se vivirán tensiones que no podrán terminar más que con un endurecimiento significativo de la política monetaria antes de que finalice el año si el IPC sigue los derroteros actuales, como parece que va a suceder.
Así, se prevé que a medida que transcurra 2022, y con esta tendencia de inflación más persistente de lo inicialmente previsto por el equipo de Lagarde, se produzcan anuncios de subidas de tipos. En este sentido, la responsable Renta Fija y Gestora de Fondos de Inversión de Ibercaja Gestión, Cristina Gavín, cree que habrá que esperar a posteriores reuniones del consejo del BCE para que se empiece a discutir acerca del inicio de la reducción de su balance. Cree que es difícil que las compras netas finalicen antes del cierre de este año y, aunque algunas voces no descartan una subida del tipo de intervención en el último tramo de 2022, parece bastante prematuro, máxime tras el incremento del riesgo político, por lo que descarta que se materialice una subida de tipos antes del primer trimestre de 2023.