Los autónomos que no han vuelto a trabajar tras la covid son el doble de los que dice el Gobierno
Los trabajadores de la cultura, las actividades lúdicas al aire libre y la fotografía, los que más han tardado en retomar sus ocupaciones
Aunque los datos oficiales del Gobierno reconocen que a cierre de febrero, antes de su extinción, aún 110.000 autónomos eran perceptores de la prestación por cese de actividad arbitrada para combatir los estragos de la pandemia en el colectivo, y para cubrir parte de sus ingresos durante las restricciones motivadas por la pandemia, lo cierto es que según datos del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, la cifra de autónomos que no ha recuperado la actividad tras la covid asciende a tal fecha a 230.000, cobrasen o no prestación, lo que supone más del doble de los que como tal lucen en los últimos registros oficiales.
Esos 230.000 trabajadores por cuenta propia que realmente están en cese de actividad, según los Gestores Administrativos, suponen el 7% del colectivo registrado en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), de 3.315.658 personas, según los datos públicos de afiliación a la Seguridad Social más recientes.
La figura de la prestación por cese se sustituye en los cuatro meses siguientes por bonificaciones decrecientes en las cuotas, del 90% en marzo, del 75% en abril, del 50% en mayo y del 20% en junio.
Por otra parte, los mismos registros de los Gestores Administrativos, a partir de sus operaciones diarias a lo largo de todo el territorio español, confirman que los ERTE se enquistaron por encima de los 110.000 empleados a cierre de febrero, concretamente en 115.000 trabajadores, frente a los 101.736 que recogen los datos oficiales.
Más medidas ante el deterioro de la coyuntura
Por ello, desde el colectivo se reclaman nuevas medidas por parte del Estado, máxime tras el deterioro de la coyuntura económica que ya se registraba los últimos meses y que se ha agravado a partir del 24 de febrero por el conflicto en Ucrania.
Como indica a este diario el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, «hace falta más apoyo al colectivo, ante la crisis de componentes y la subida de los precios agravada por la guerra en Ucrania, debido a los problemas añadidos que generan estos factores en el transporte y en el campo, entre otros sectores».
Dos de cada tres autónomos no recupera el nivel de 2019
De hecho, en el XIII Barómetro de ATA se constata que dos de cada tres autónomos aún no han regresado a los niveles de actividad y de facturación de 2019, ejercicio anterior a la pandemia y el confinamiento. Además, a cierre de 2021, y según el mismo documento, el 60,9% de los trabajadores que no habían recuperado los ritmos de 2019 afirmaban que la bajada de la facturación sufrida es aún superior al 50%, y el 22,3% se referían a bajadas del 75% del negocio en relación a cifras anteriores a la pandemia.
Todo ello en un contexto de reforma de las cotizaciones del colectivo por parte del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que encabeza José Luis Escrivá, que previsiblemente elevará la cuota mensual de gran parte del colectivo, a falta de su configuración y dicción definitivas.
La reforma de la cotización pretende hacer girar las cuotas sobre los llamados «ingresos reales», un concepto aún por definir, ya que no todo el colectivo se deduce los mismos gastos afectos a la actividad y que choca, como explica Amor, con el hecho de que a Hacienda no le constan los ingresos del autónomo societario en calidad de persona física.
Cultura, actividades lúdicas y fotografía social
Como explica a este diario el presidente de la Unión Profesional de Trabajadores Autónomos (UPTA), Eduardo Abad, los ámbitos donde los autónomos más han tardado o están tardando en recuperar la actividad son el de la cultura e interpretación, el de las actividades lúdicas de feria -que prácticamente hasta el reciente carnaval estuvieron paradas- y el de todos trabajos relacionados con las actividades sociales, como la fotografía de estudio. Estos ramos de actividad, explica Abad, «son el núcleo que ha estado parado hasta hace poco».