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Distribución

'Súper' y bares pequeños, los más afectados por la Ley de Desperdicio Alimentario 

La única novedad en la nueva ley que encuentra el sector a lo que viene haciendo desde hace años son las multas

‘Súper’ y bares pequeños, los más afectados por la Ley de Desperdicio Alimentario 

La nueva ley aprobada por el Gobierno para reducir el desperdicio de alimentos en supermercados y restaurantes solo tiene de nuevo las multas, según ambos sectores. El Consejo de Ministros ha aprobado el Proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, con el objetivo de reducir el desecho a la basura de alimentos sin consumir y favorecer un mejor aprovechamiento de éstos. La ley, que arranca ahora el trámite parlamentario, establece que todos los agentes de la cadena alimentaria tienen la obligación de disponer de un plan de prevención de las pérdidas y el desperdicio.

El objetivo es que las empresas de la cadena hagan un autodiagnóstico de sus procesos productivos, identifiquen dónde se producen las pérdidas de alimentos, fijen medidas para minimizarlos y se destinen a otros usos, para los que se fija una jerarquía de prioridades. Una serie de medidas que ya hacen desde hace tiempo las principales cadenas de alimentación y distribución, tal y como ha podido saber THE OBJECTIVE. «En 2013, con el gobierno anterior, ya se empezó a trabajar en una estrategia en la que han trabajado todos los sectores, toda la cadena de valor», aseguran fuentes de la gran distribución.

Sin embargo, el problema, según fuentes del sector, podría ser para los pequeños supermercados regionales y restaurantes familiares. Estos establecimientos están «menos preparados y tienen menos capacidad» para afrontar dichos procesos, según aseguran a este diario fuentes de ambos sectores. El texto, presentado por el ministro de Agricultura Luis Planas, establece que la prioridad máxima será siempre el consumo humano, a través de la donación o redistribución de alimentos.

Los grandes supermercados, preparados

«En distribución, una parte de hacer más eficiente los procesos es precisamente reducir al mínimo el desperdicio que se genera», explican fuentes de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED). La patronal, que incluye a cadenas como Alcampo, Carrefour o Eroski, asegura que todas las empresas llevan años haciendo un gran trabajo en este sentido.

De hecho, la distribución es más eficiente en la medida que reduce los desperdicios y tiene menores pérdidas. «Desde el punto de vista económico y financiero hay un interés evidente por reducir esto», aseguran estas fuentes. Según los últimos datos de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), que agrupa a más de 32.000 empresas en España, solamente el 1% de los productos que llegan a las tiendas no se pueden vender porque hay un defecto en el embate rotura o problema con etiquetado.

Cuando esos productos son aptos para el consumo «en su mayoría ya se donan a bancos de alimentos, a organizaciones del tercer sector». Desde este gremio aseguran que se ha mejorado toda la gestión del stock, la gestión diaria de alimentos frescos y la búsqueda de frescos de proximidad.

Por otro lado, hay grandes cadenas de supermercados que ya reintroducen en la economía circular los alimentos que no se pueden donar ni vender. Por ejemplo, para crear el compost para plantas a partir de esos alimentos que no se pueden vender. En definitiva, los grandes supermercados ya cumplen la mayoría de medidas que recoge el nuevo texto.

Multas de hasta 500.000 euros

La única novedad que encuentra el sector a lo que viene haciendo desde hace años son las multas. El régimen sancionador establece como falta grave no contar con un plan de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, para la que prevé sanciones que pueden oscilar entre 2.001 y 60.000 euros, así como la segunda infracción leve que suponga reincidencia en el plazo de dos años. Las multas graves podrían ascender a medio millón de euros.

La mayoría del sector de la distribución y hostelería cuenta desde hace años con planes similares a los propuestos por el Gobierno en la ley para reducir el desperdicio. Es el caso de Alcampo que tiene, por ejemplo, varios niveles. Por un lado, destacan fuentes de la cadena de supermercados, la prevención para evitar que los alimentos lleguen a desperdiciarse. En este sentido han mejorado los procesos de gestión, infraestructuras y la profesionalización de los colaboradores.

Por otro lado reducen el precio de venta de los alimentos muy próximos a caducar a través de un sistema de descuentos y de la colaboración con Too Good To Go. Además, tal y como recoge la ‘nueva’ ley, donan aquellos alimentos próximos a su caducidad. Por último, desde Alcampo también garantizan que los productos que no se pueden vender ni donar sean gestionados como residuos.

Es decir, que actúan de acuerdo a esta jerarquía de medidas, siendo la actuación más importante la prevención, lo que coincide con la que la nueva ley plantea. DIA, por ejemplo, lleva desde el año pasado implementando medidas similares a las que refleja la Ley.

«Cuando tenemos productos que no son aptos para la venta, pero sí para el consumo, recurrimos a la donación como medida preferente para redistribuirlos», aseguran fuentes del Grupo DIA. A pesar de todo, hay ocasiones en que los productos no pueden venderse ni redistribuirse. «Por eso, desde el año pasado contamos con un nuevo modelo de gestión de residuos, que se implementará progresivamente en todas nuestras plataformas, y que nos permite separar en origen aquellos residuos que puedan tener una segunda vida, distinta del consumo humano, como, por ejemplo, la alimentación animal o el compostaje», añaden.

La restauración pide profundizar

Desde la restauración, el otro eslabón además de los supermercados al que afecta la medida aprobada por el Gobierno, creen que esta ley contiene «muchos elementos por desarrollar». Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España, considera que para un sector como el suyo «las actuaciones de eficiencia y de gestión racional de los recursos son el principal elemento».

En declaraciones a THE OBJECTIVE, Gallego destaca que cree que en la ley todavía hay que aumentar los aspectos de la economía circular. «Hay que enriquecer los aspectos que tienen que ver con deshacerse de los alimentos, la donación está bien pero no puede ser el único factor, debería haber elementos alternativos», manifiesta.

Gallego reconoce que desde hace años el sector está centrado en limitar el desperdicio habida cuenta de que como empresas están muy concienciados de que «un alto nivel de desperdicio es sinónimo de mala gestión; nadie quiere tirar a la basura dinero».

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